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Emilio alzó una ceja ante la cruda e inesperada analogía. Pero más que las palabras, lo que le sorprendió fue el tono amargo de su voz, debieron utilizarlo en el pasado. No era de extrañar que se asustase de él.

Una imagen de Araulee le pasó por la mente y sintió una punzada de dolor en el pecho, tan feroz que tuvo que recurrir a su firme entrenamiento militar para no tambalear.

Tenía muchos pecados que expiar. Algunos habían sido tan grandes que dos mil años de cautiverio no eran más que el principio de su condena.

No es que fuera un bastardo de nacimiento; es que, tras una vida brutal, plagada de desesperación y traiciones, había acabado convirtiéndose en uno.

Cerró los ojos y se obligó a alejar esos pensamientos. Eso era, nunca mejor dicho, historia antigua y esto era el presente, Joaquín era el presente

Y estaba ahí por él

Ahora había entendido las palabras de Niko cuando lo convocaron. Para mostrarle a Joaquín que el sexo podía ser divertido.

Nunca antes se había encontrado en una situación semejante.

Mientras lo observaba, sus labios dibujaron una lenta sonrisa. Ésta sería la primera vez que él tendría que perseguir a alguien para que lo aceptará, nadie había rechazado su cuerpo.

Con la inteligencia y la testarudez de Joaquín, Sabía que llevárselo a la cama sería un reto comparable al de tener una emboscada al ejército Romano.

Sí, iba a saborear cada momento.

Igual que acabaría saboreándoselo a él. Cada dulce y pecoso centímetro de su cuerpo.

Joaquín trago saliva ante la primera sonrisa genuina de Emilio. La sonrisa suavizaba su expresión y lo había aún más devastador.

¿Qué demonios estaba pensando para sonreír así?

Por enésima vez, sintió que le subían los colores al pensar de su crudo discursito, no lo había hecho a propósito; en realidad no le gustaba desnudar sus sentimientos ante nadie, especialmente ante un desconocido.

Pero había algo fascinante en ese hombre. Algo que él perciba de forma perturbadora.
Quizás fuese el disimulado dolor que reflejaban de vez en cuando aquellos celestiales ojos azules, cuando lo pillaba con la guardia baja. O tal vez fuesen sus años como psicólogo, que le impedían tener un alma atormentada en su casa y no prestarle ayuda.

No lo sabía.

El reloj del recibidor de la escalera, dio la una.

-¡Dios mío! — dijo asombrado por la hora — Tengo que levantarme a las seis de la mañana

-¿Te vas a la cama? ¿A dormir?

Si el humor de Steve no hubiese sido tan huraño, el espanto que mostró su rostro habría echo reír a Joaquín de buena gana.

-Tengo que irme

Él frunció el ceño ¿Dolido?

-¿Te ocurre algo? — preguntó Tony

Emilio negó con la cabeza

-Bueno, entonces voy a enseñarte en sitio donde vas a dormir y...

-No tengo sueño

A Joaquín le sobresaltaron sus palabras

-¿Qué?

Emilio lo miró, incapaz de encontrar las palabras exactas para describirle lo que sentía. Llevaba atrapado tanto tiempo en el libro que lo único que quería hacer era correr o saltar. Hacer algo para celebrar su repentina libertad de movimientos.

No quería irse a la cama. La idea de permanecer tumbado en la oscuridad un minuto más...

Se esforzó por volver a respirar

-He estado descansando más de 100 años — explicó — no estoy muy seguro de los años que han transcurrido, pero por lo que veo, han debido ser unos cuantos

-Estamos en el 2023 — le informo Joaquín— has estado durmiendo durante ciento veintinueve años

-Él le había dicho que podía escuchar cualquier conversación que tuviera lugar cerca del libro; lo que significaba que había permanecido despierto durante su encierro, aislado, solo.

Él era la primera persona con la que había hablado o estado cerca después de cien años

Se le hizo un nudo en el estómago al pensar en lo que debía haber soportado. Aunque la prisión de su timidez nunca había sido tan tangible para él, había lo que era escuchar a la gente y no ser parte de ellos, permanecer como un simple espectador

-Me gustaría poder quedarme despierto — dijo reprimiendo un bostezo — De verdad si no duermo lo suficiente mi cerebro se convierte en gelatina y me quedo sin batería.

-Te entiendo, al menos entiendo lo esencial, aunque no sé qué es la gelatina ni la batería.

Tony todavía percibía su desilusión

-Puedes ver televisión

-¿Televisión?

Cogió el plato vacío y lo lavó antes de regresar con Emilio a la sala de estar. Encendió el televisor y lo enseñó a cambiar los canales con el control remoto

-Increíble — susurró él mientras apretaba un botón por primera vez.

-Si, es algo muy útil

Eso lo mantendría ocupado. Después de todo, los hombres solo necesitaban tres cosas para ser felices: sexo, comida y un control remoto. Dos de tres deberían mantenerlo satisfecho un rato.

-Bueno — dijo mientras se dirigía a las escaleras — Buenas noches

Al pasar por su lado, Emilio le tocó el brazo. Y, aunque su roce fue muy ligero, Joaquín sintió una descarga eléctrica. Con el rostro inexpresivo, sus ojos dejaban ver todas las emociones que lo invadían. Joaquín percibió su sufrimiento y su necesidad, pero, sobre todo, captó su soledad. No quería quedarse solo.

Humedeciendo sus labios, dijo algo increíble

-Tengo otro televisor en mi habitación, ¿Por qué no ves ahí lo que quieras mientras yo duermo? — Emilio le dedicó una sonrisa tímida. Fue tras él mientras subían las escaleras, totalmente sorprendido por qué lo haya comprendido sin palabras. Había tendió en cuenta su necesidad de compañía, sin preocuparse de sus propios temores. Eso le hizo sentir algo extraño hacía él. Una rara sensación en el estómago... ¿Ternura?, No estaba seguro.

Joaquín lo llevo hacía una enorme habitación con una cama enorme junto a la pared opuesta a la entrada. Enfrente de la cama había una cómoda y sobre ella una... ¿Cómo lo había llamado Joaquín? ¿Televisión?

Joaquín miró como Emilio se paseaba por toda la habitación, mirando las fotografías que había en las paredes y sobre los muebles, fotografías de sus padres y de sus abuelos, de Niko y de él en la universidad, también había una foto de él cuando era pequeño y una del perro que tuvo hace algunos años.

-¿Vives solo? — le preguntó

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Un capitulo más subido 

Espero les este gustando la maratón 

Si tengo errores ortográficos me pueden decir 


Gracias!

dios del sexo emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora