15 Minutos.

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Son las cuatro con treinta y cinco de la mañana, y Baekhyun acaba de colgar la llamada que le ha causado más dolor en su vida que cualquier otra que ha hecho o podrá hacer jamás. 

Suspira de nuevo y se seca una lágrima que aun estaba escurriendo. Piensa en no desperdiciar más tiempo llorando y aprovechar cada segundo que le queda, de la mejor forma, por lo que baja el volumen del aparato electrónico junto a él, silenciando el molesto pitido. Se desliza de nuevo hacia dentro de las sabanas normalmente cálidas de su cama, que en realidad sólo suele ser cálida de su lado, y toma un instante para atreverse a tocarlo, al hombre que ama.

 Arrastra sus dedos por el frío brazo de Park Chanyeol, y todavía siente la misma suavidad que siempre ha tenido.

 Baekhyun cree que es hermoso y pacifico así, con los ojos cerrados, quieto en su posición. Chanyeol siempre dormía boca arriba, de lo contrario no podía respirar correctamente, Baekhyun siempre despertaba en medio de la noche asegurándose de que lo hacía, luego analizaba todo a su alrededor para que estuviera en perfecto orden, lo arropaba si es que se había descobijado y le daba un pequeño beso en la mejilla antes de volver a dormir, o intentar hacerlo. 

En este momento cree que es preciso continuar con esa rutina, lo más apegado a ella que sea posible, así que lo cubre con las mantas, pero no puede resistirse a simplemente quedarse mirándolo. Se acomoda, colocando la mitad de su cuerpo sobre el de Chanyeol, enterrando un momento su nariz en el hueco que se forma entre su cuello y hombro. Huele bien debido al gel de baño que Baekhyun le había comprado.

A Baekhyun le gustaba ayudar a Chanyeol a tallarse, y Chanyeol se quejaba porque lo hacía sentir poco útil, pero Baekhyun quería ayudarlo en todo lo que pudiera porque lo amaba. Lo amaba tanto que se había tomado un año completo de su trabajo en el hospital, adoptando a Chanyeol como su único paciente, aunque a Chanyeol no le gustaba ser tratado como uno, y a pesar de que Baekhyun no era enfermero si no un médico, parecía disfrutar muchísimo de ser el enfermero personal de Chanyeol, y Chanyeol se sentía mucho más inútil y, conforme el tiempo pasaba, Baekhyun se tomaba cada vez más molestias, aunque en realidad no era molesto para Baekhyun.

Suspira, quitando su nariz del cuello de Chanyeol y lo mira de nuevo, siempre lo miraba en las noches por varios minutos. Observa sus pestañas, y recuerda la primera vez que hicieron el amor y la graciosa sensación del batir de esas mismas pestañas sobre su piel. Suspira de nuevo. Amaba cuando todo era más fácil, amaba cuando su Chanyeol era fuerte y sano y no necesitaba estar conectado a ninguna maquina que midiera sus signos vitales, cuando no había sondas unidas a su cuerpo y él no tenía que ayudarlo en todo, aunque amaba hacer todo eso por Chanyeol, porque amaba a Chanyeol más que a cualquier otra cosa.

Dirige una de sus manos, la izquierda, hacía el rostro de Chanyeol y lo acaricia, hace lo mismo con su cabello, y deposita un beso en su mejilla derecha. Es completamente helado al contacto, pero no esperaba otra cosa. Recuerda que Chanyeol siempre ha estado frío desde que empezó a enfermar, antes de eso era cálido y confortable, pero Baekhyun ya no quiere pensar en lo que era antes porque eso esta lejos, muy lejos, del ahora y se aleja más a cada segundo que pasa. 

A Baekhyun sólo interesa el cuerpo bajo él, y estrecharlo fuertemente entre sus brazos como no ha podido hacerlo en mucho tiempo, por temor a lastimarlo si lo llegaba a estrujar con mucha fuerza. Quisiera que Chanyeol respondiera a su abrazo, pero no puede y no lo hará, lo sabe, le duele y debe continuar su vida sabiendo que no podrá hacerlo ni hoy, ni mañana. 

Cuando se da cuenta ya siente de nuevo un amargo gusto en la boca y las lágrimas han comenzado a salir otra vez. Baekhyun ha perdido la cuenta de las veces que ha llorado desde que ha tenido que ver a Chanyeol sufriendo, o cuando lo hacía simplemente por frustración, porque sabía desde el principio que todo iría pasando poco a poco y que cada día iba ser cada vez más doloroso para ambos, lo sabía y era feliz de quedarse aunque doliera de esa forma. 

Acaricia de nuevo su rostro y comienza a desesperarse conforme el líquido le bloquea la vista porque quiere continuar mirando, pero el llanto nubla la hermosa imagen de su Chanyeol, y se desespera aun más cuando las saladas gotas empiezan a caer sobre el rostro de este. Las limpia velozmente, porque Chanyeol no necesita lágrimas sobre su cara, no quiere que las haya porque siempre ha odiado verlas saliendo y mojando ese mismo rostro. Chanyeol también ha llorado mucho y Baekhyun no quiere recordar eso tampoco.

Rápidamente besa su cara por todas partes donde va secando, aunque lo empapa una vez más cada que se acerca para besarlo de nuevo. Suelta un quejido y deposita suaves besos sobre sus labios resecos. Su llanto aumenta, y trata de no gritar, manteniendo fuertes hipidos mientras besa todo el rostro de Chanyeol, porque sabe que Chanyeol no va a corresponderle, ni hoy, ni mañana, ni nunca. El nudo en su garganta se desata y suelta otro quejido, luego no puede evitar llorar, gritar y maldecir.

—Te amo —murmura, entre besos, con voz temblorosa.

Y nadie responde, y Baekhyun no espera otra cosa porque no hay nadie en esa habitación que pueda responderle, no ahora.

—No me dejes —habla de nuevo, suplicante, pero sabe que no importa cuanto lo diga, es inútil. Ha sido dejado.

Escucha el sonido del golpeteo sobre la madera y, lo más pronto que puede, se seca las lágrimas. Se pone de pie y va a abrir la puerta, dando un último vistazo a Chanyeol. Al abrir, una de las enfermeras lo espera. Baekhyun ahora no puede ni recordar el nombre de ella, o cualquier otra enfermera o médico de los ahí presentes, a pesar de que los ha contratado para tenerlos a su disposición prácticamente las veinticuatro horas desde hace un año. Muchas veces le fueron de ayuda, demasiada. Muchas veces salvaron la vida de Chanyeol.

—Doctor, llegó el transporte para el traslado.

Baekhyun mira el reloj en su muñeca, son las cuatro con cincuenta. Han pasado quince minutos desde que llamó para que vinieran por Chanyeol.

Las personas, cuyos rostros Baekhyun no puede distinguir entre el cansancio y la humedad que todavía inunda sus ojos, entran a la habitación. Él sólo se hace a un lado y los deja trabajar. Los deja llevarse de su lado a Chanyeol, y a pesar de todo guarda una leve sonrisa porque su Chanyeol no volverá a llorar de ahora en adelante. Ellos se lo llevan y el médico a cargo durante las largas horas en que trataron de reanimar a Chanyeol los acompaña.

Baekhyun aprecia que nadie diga nada. Y aprecia los quince minutos, entre la hora de muerte y la llegada de los paramédicos, que tuvo con Chanyeol.

Chanyeol ahora va camino al hospital bajo el cual estaba asegurado únicamente para procedimientos de rutina. El corazón de Baekhyun se va con él porque Baekhyun no necesita un corazón para si mismo si no tiene con quien compartirlo.

Todos abandonan la residencia, convertida por todo un año en un ala de hospital, que ahora puede volver a ser una casa. Una enorme, en la que Baekhyun podría perderse viviendo ahí sólo.

Sonríe hacía la nada, pensando en todo lo maravillosa que fue en realidad su vida a lado de Chanyeol, pero le es triste, a su vez, pensar que, desde hace mucho, los minutos que estuvo con él hace poco, ya sin vida, han sido los menos dolorosos. 

Decide volver a su cama, y no puede evitar pensar cuánto tiempo va a llevarle acostumbrarse a despertar por las madrugadas como siempre, para revisar las maquinas y la respiración de Chanyeol y que no haya, si no un espacio vació.

Baekhyun acaricia la sábana que cubre el colchón del lado opuesto al suyo, esta fría. Va a estar fría hoy, mañana y siempre. Abraza la almohada sobre la que Chanyeol dormía y cierra los ojos enterrando el rostro para absorber el aroma.

Le toma pocos minutos dormirse, debido al agotamiento. Todo ese cansancio acumulado desde hace tanto tiempo en que no podía dormir por temor a que Chanyeol necesitara asistencia en medio de la noche.

Baekhyun no se decide entre ser feliz porque todo terminó o simplemente seguir llorando. Sólo esta seguro, que de haber podido, lo habría dado todo a cambio de otros quince minutos como esos, en los que Chanyeol si correspondiera sus besos y caricias, por una última vez, que pudiera decirle «Te amo» y saber que tendrá la misma respuesta de vuelta. 

Sólo necesita de quince minutos, pero no va a tenerlos. Y está bien, porque fueron quince minutos en los Chanyeol no sufrió. Chanyeol ya no sufrirá, ni hoy, ni mañana, ni nunca.

15 Minutos | CB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora