Una vez hace mucho tiempo, existió una pequeña población en particular en el mundo.
Desde pequeños a los niños se les entregaban mascaras que debían de llevar sobre su rostro, pues estaba prohibido mostrar cualquier expresión o emoción. Nadie, además de los padres, podía ver la cara de sus hijos, por lo menos hasta que llegaban a la edad de seis años, momento en que su máscara era entregada.
"Esta será tu herramienta que te protegerá del mundo"
Con esa frase daban entrega de la máscara. La cual tenía una cara sonriente.
Nadie en ese lugar podía mostrar otra expresión más que una cara sonriente y aquel al que se le olvidaba salir con su máscara terminaba siendo castigado severamente. En ese lugar, nadie podía sentir otra emoción fuera de la alegría, la felicidad, cosas que posaran sobre tus labios una sonrisa. El tono en que hablabas, los gestos que utilizaban, todo tenía que ser en pro de la sonrisa mostrada en la máscara.
Sin importar qué situación se viviera, siempre se debía recibir con felicidad o alegría, nada más, nada menos.
Entonces un día, una pequeña niña se atrevió a hacer algo que ningún otro adulto hizo. Como cualquier niño, mostró esa curiosidad particular, pues le llamaba la atención cómo se vería el mundo sin esa mascara sobre su rostro. Fue esa curiosidad lo que le llevo a quitarse la máscara, con eso pudo darse cuenta de algo particular: el cielo tenía un precioso azul.
Estaba verdaderamente emocionado por cada cosa que veía a través de sus propios ojos, pero tanta emoción llamo la atención, haciendo que los "adultos" se dieran cuenta de la verdad. Alguien se había atrevido a quitarse la máscara, ni siquiera porque se trató de una pequeña niña tuvieron compasión. Todos debían ser juzgado de la misma forma, un pecador debía ser tratado como cualquier otro pecador.
La niña fue encerrada como castigo por una semana completa.
En un sótano sin ventanas, donde no llegaba ni una gota de luz del sol. Todo aquel que rompía las reglas debía ser castigado, haciéndole entender el valor de llevar en su rostro aquella máscara. Pero para una pequeña niña que no llegaba a entender el mundo y sus padres tampoco se molestaron en explicárselo, no llego a entender el mensaje. La realidad que sintió cuando se quitó esa molesta mascara quedo grabado sobre su piel.
"No debes desobedecer las reglas."
"¿Por qué?"
Pregunto sin parar la niña mientras estuvo encerrada.
Luego de cumplir con su castigo, logro salir de aquel cuarto completamente bañado por la oscuridad y cuando sus padres le soltaron ese comentario, no dudo en contestar de regreso con una pregunta a la cual sus padres no tenían una respuesta.
"Solo debes obedecer, no preguntes."
La respuesta que tuvo de sus progenitores no le convenció.
El tiempo siguió pasando y la pequeña niña hizo caso omiso de la advertencia dada por los adultos, quitándose en otras oportunidades esa mascara que le obligaban a llevar. Así pronto una semana se convirtieron en tres, en un mes, en dos meses. Sin importar cuánto tiempo lo encerraron en esa oscura habitación, siguió desobedeciendo la regla de aquel lugar. La única cosa que siempre solía soltar apenas la dejaban salir siempre fue la misma.
"¿Por qué debo llevar la máscara?"
Nunca tuvo una respuesta, lo cual le llevo a continuar rompiendo las reglas y siendo cada vez más castigada al punto que el encierro se convirtió en un castigo físico.
"Si no aprende por las buenas, lo hará por las malas"
Se decidió de manera unánime.
"Esto lo estamos haciendo por tu bien"
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La estabilidad mental
Short StoryEn esta historia se desarrolla la estabilidad mental que posee el protagonista y cómo se enfrenta/sobrevive al mundo que lo rodea.