2

4.4K 333 22
                                    

Luego de que me acomodara e hiciera de los ángeles mi nuevo hogar, debía cumplir mi rol primordial y ese era el ser una estudiante universitaria con depresión. David se encargo de conseguir todo el material nuevo de estudio que iba a necesitar, anoto en un papel la dirección exacta del establecimiento "Golden Blood" ¿A quien se le ocurre un nombre así? Digo... ¿Quién permitió que se llamara así? 

Amarre mi cabello en un coleta alta a lo Anastasia Style y emprendí camino, con un poco de prisa hacia la salida de la casa, los primeros días eran una completa basura, me daba un poco de pena por el hecho de que estoy un mes atrasada. Ponerme al tanto de todo el material universitario es una pesadilla, seré la extraña que no asistió durante todo un mes. Antes de salir en la mesa de entraba había una pequeña nota con una manzana a su lado. 

"Cómeme Liv" 

Sin duda era la letra de David, tenia una caligrafía de un niño de kínder y siempre me burle de ello. Le di un mordisco, no era solo un color rojizo, tenia un sabor tan exquisito y dulce. Había que poner un poco de prisa para llegar a la parada del autobús, desconocía sus horarios y prácticamente estaba manejándome con los ojos cerrados.  Metí mi mano en el bolsillo de mi enorme abrigo y tantee el papel que David me dio, buscando algún horario del transporte, pero no. 

Para mi suerte en una esquina había un enorme cartel amarrillo con el dibujo del autobús y gracias a las energías del universo, el coche no tardo mucho en llegar. 

Busque un asiento apartado de las personas, esto no se parecía a nada de lo que es un coche en Buenos Aires, esto era un lujo y claramente podría pasar el resto de mi día sentada aquí. 

Si el gps de mi celular no fallaba debía bajarme en la calle Olympic Dr, quedaba a una distancia considerable y estaba casi al centro. 

Tantas calles con nombres extraños. 

¡Pero de que me quejo! 

En mi ciudad hay una calle nombrada "Gato y mancha" 

Después de algunos minutos, baje del coche, me dejo a una cuadra del lugar y en menos de los que canta un gallo ya estaba enfrente del edificio. Ante mis ojos un muro rodeaba toda la estructura y las rejas negras estaba abiertas de par en par, dando una excelente vista a la entrada, a sus costados se encontraba el estacionamiento, infinito y lleno. Necesito un auto. 

¡En mis sueños, Ja! David jamás daría uno. 

—¿Nerviosa? —pregunto un joven muchacho con el uniforme de seguridad, olvide por completo la pequeña casilla con guardias dentro. El chico acerco un aparato electrónico para que depositara mi huella. 

—Sorprendida en realidad —conteste, mientras mi dedo pulgar era leído por la tecnología. 

—Es tenebroso —miro con precaución la pantalla del lector —Bienvenida Señorita Miller —sonrió ampliamente y le devolví el gesto. 

"Espero que no tenga que poner mi dedo ahí todas las mañanas." 

Me adentre a las instalaciones del centro educativo, observe rápidamente el gran escritorio de mármol blanco con detalles dorados y me incline un poco para notar a la muchacha detrás de este. 

—Buenos días —salude, la chica levante sus ojos para verme —soy nueva y me informaron que debía presentarme —entre abrió sus labios para decir algo pero una segunda voz acallo su casi intento de respuestas. 

—Yo me encargo Claris —musitaron detrás de mi, me gire rápidamente para notar a la extraña que había hablado y... —Sígame señorita —comenzó a caminar. 

Su cabello naranja caía en cascada por sus hombros, su rostro no fue muy analizado de mi parte pero desde aquí podía ver su cuerpo únicamente y no pase por alto el traje tan elegante que portaba. En su mano, un bastón de madera oscura que golpeaba el suelo cada vez que caminaba y extraño aquello, ya que parecía muy joven para necesitarlo. 

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora