Amistad, valor y lealtad

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El sol brilla en lo alto de las montañas anunciando un nuevo despertar, pero este no sería como los otros, no, este día la bella y soñadora Leah emprendería un viaje hacia la ciudad blanca, aquel misterioso lugar que protagoniza los cuentos de los niños pequeños.

Durante generaciones se habló de la ciudad blanca como el hogar de los sueños donde todos vivían en paz y armonía, pero para poder alcanzar semejante regalo había que cruzar un camino lleno de peligros. Los ancianos decían que muchos intentaron llegar a ella, pero desaparecían en la travesía o volvían llenos de una profunda tristeza por su fracaso así que ya nadie se atrevía aventurarse en una misión sin futuro. No hasta que ella apareció. Desde pequeña Leah había soñado con encontrar la mítica ciudad para luego regresar a su pequeña aldea y llevar a todo su pueblo con ella a aquel mágico lugar.

Durante su corta vida Leah se había dedicado a estudiar las leyendas acerca de la ciudad y se había aprendido de memoria el acertijo que guiará su camino.

Cuando el sol y la tormenta brillen como uno solo las luces de la ciudad se harán presente mostrando el camino al hogar. Pero recuerda que la luz no brilla de forma perpetua y si quieres llegar, tu memoria excelente debe ser.

Tus ojos deben tener el don de ver a través de todo para que las sombras del bosque no te atrapen. Mientras más cerca te encuentres del meta más duro será el camino. Debes tener un corazón fuerte, pero no debes olvidar tu humanidad.

Solo aquellos de corazón puro serán dignos de encontrar la caja de oro y cuando por fin hayan aceptado su destino serán permitidos en la ciudadela.

No era tan difícil de cifrar ya que algunos de sus antepasados habían resuelto la mitad del acertijo.

Nos decían que el camino sería marco con el arcoíris aquel que solo aparece una vez cada año en la época de invierno donde los días se volvían más cortos y los animales hibernan, a excepción claro está de los depredadores que gozan del frío como lo son en este caso las sombras del bosque o más conocidos como lobos.

Lo único que la joven no entendía es porque el acertijo pedía que nunca olvidara su humanidad si se supone que el viaje no tendría mayor complicación que enfrentarse a las sombras del bosque. Talvez la ciudad blanca era demasiado perfecta y podría nublar su juicio o oscurecer su corazón. Sin importar como fuera la mítica ciudad ella estaba convencida de que nunca permitirá que los sentimientos malos la deslumbran para después enceguecerla de sus objetivos.

Emprendiendo camino desde su pequeña casa se dirigió hacia la entrada del bosque donde ahí ya la esperaban sus mejores amigos de la infancia. Al primero que vio y saludo fue a Arthur un pelirrojo de altura envidiable y cuerpo delgado. Seguido se acerco a Octavia una castaña de mirada dulce y fortaleza insuperable. Por último, pero no menos importante se encontraba Jonathan un rubio de constitución musculosa y gran fuerza. Eran el cuarto perfecto para hacer el viaje, tenían un experto cazador, una sanadora habilidosa, un protector increíblemente astuto y una rastreadora perspicaz.

Animados y listos emprendieron camino hacia los pies de las montañas donde cada año Leah veía que empezaba el arcoíris. De ambularon por horas a través del silencioso bosque y gracias a que el sol aún seguía en su punto mas alto no tuvieron que encontrarse con ningún peligro latente.

Cuando por fin llegaron a su primer destino quedaron maravillados con las luces de colores que brillaban ante sus curiosos ojos. El inicio del arcoíris. Sin perder el tiempo Leah saco un mapa de la zona y como pudo empezó a trazar la ruta que sus ojos podían detallar, sabia que desde este punto no podría ser tan clara con su ruta, pero mientras mas cerca estuvieran mejor podría plasmar el camino.

AL FINAL DEL ARCOÍRISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora