Capítulo 81: El Lío del Pilar Forestal

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Después del conocimiento de la hija de Shinobu fue informado a Zeus, quien no estuvo muy contento con el resultado a pesar de estar un dios y tres semidioses, o quizás cuatro, aunque gracias a la implicación de Hera pudo calmarse y entender la situación. Como tal entre los dioses olímpicos y sintoístas hicieron una reunión, por otra parte les informé a mis compañeros sobre lo que había pasado, que no causó tampoco una buena actitud por parte del semidiós de la muerte, por lo que tuvimos que calmarlo a regañadientes. Por un lado todo había ido mal, pero por otro mantuvo a todos alertas y más a Izanagi, así que actualmente me fui a entrenar a los bosques profundos. 

--Kaede, ¿estás bien? Sé que no pudiste salvarla, pero no es para que te pongas de esa manera, nadie tiene la culpa. Tú misma tienes tus propios límites, y ella era un clon de la verdadera, ella va a volver y podrás salvarla, sólo te sorprendió aquello, venga no te pongas mal.--Trataba de consolarme Shira, quien me había acompañado en todo este tiempo y jamás se había separado de mi lado, por lo que no tuve más que apegar mi rostro a su hombro mientras mis lágrimas se descargaban en ella. 

--Me siento una basura… aunque sea un clon o un proyecto ella es mi sobrina, lo mismo que Ginsho. La culpa fue de Nura, ojalá hubiera sido más fuerte para salvarla, de verdad que no entiendo por qué todos deben odiarme si lo único que quise es la paz ya sea para mis hermanas o para mis amigos y familia, no me creo que las personas puedan ser tan crueles. Ya sea un demonio, un dios o un humano, todos deberíamos comprender las emociones humanas y ser uno para todos, ¿o es tanto pedir?--Suplicaba a más no poder cayendo mis lágrimas y sintiendo un lamento que no podía evitar, antes quizás no podía, pero ahora sentía lo que es el amor por los seres queridos mucho más profundamente. 

--Kaede… eso no es tu culpa, y jamás vuelvas a pensar eso. Ya eres fuerte, muy muy fuerte, nosotros hemos sido capaces de ver el progreso de tu entrenamiento en las misiones y en los numerosos encuentros, y debo decir que estoy orgullosa de ti. No importa quien venga o quien se interponga, mientras la esperanza reine eres capaz de lograr lo imposible, y el clon es sólo un clon. Aunque no lo creas hay tiempo de solventar ese problema, y si no puedes salvarla entonces derrótala, aún hay tiempo para ello, y no te preocupes si todo parece difícil, es normal que para un cazador o para un guerrero las cosas se tornen malas, pero siempre encontramos solución. El sol brilla, y ese resplandor es la esperanza que tú cargas.--Respondía Shira tratando de animarme y colocando su mano en mi cabeza con tal de animarme, lo que provocó tal cual un ligero sonrojo en mis mejillas a más no poder. Tenía razón, dejarme llevar por la soledad y la tristeza no era una opción buena, por eso se debía intentar todo lo posible en obtener una nueva oportunidad para encontrarla y conseguir convencerla de ir en el buen camino, el error que su padre no pudo corregir. 

--Creo tienes razón, llorar no sirve de nada. Olvidemos este tema, paso de recordar momentos que me pongan triste, y tienes razón en una cosa: la esperanza es lo que siempre nos lleva a cumplir nuestros objetivos. Además, si no fuera por tu madre creo que ya sería polvo cósmico por parte de Zeus, aunque seguro mi madre habría atentado contra su propio Panteón, y ya sabemos el resultado verdadero de la batalla, ¿no crees?--Sugería sonriente un poco más feliz y quitando las lágrimas que salían de mu rostro, creo que llorar había sido en vano cuando tenía amigos que si se preocupaban por mí y en momentos de extrema necesidad me apoyaban, a veces la familia no siempre es correcta en lo que dicen. 

--Así me gusta que pienses Kaede, toda una señorita con el tema. Cambiando de tema, ¿qué es eso de allí?--Preguntaba Shira confundida sobre lo que ocurría, por lo que al girarme noté alguien moverse entre los arbustos. Al divisar bien noté que su espíritu de batalla era alguien tremendamente fuerte, por lo que nos pusimos de acuerdo en seguir esos ruidos que se hacían notar entre la hierba, pero cada vez se alejaba más y no podíamos alcanzar tal presencia. Entre eso la castaña trataba de alzar el paso usando su poder divino aumentando así su velocidad, pero ni eso servía para llegar a verlo, era tan veloz la susodicha persona que quizás podía compararse con Shinobu. 

La Mariposa Cósmica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora