El Acechador

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Sugou no pegaba el ojo desde hacía unos 4 días, preocupado por caer muerto a este ritmo. Había investigado que el humano podía soportar 13 días sin dormir, pero muchos caían muertos al cuarto o quinto día, y eso ciertamente le preocupaba.

Siempre que cerraba los ojos, una imagen de alguien vestido con ropas oscuras y máscara de gas negra se le venía a la mente.

Fue por eso que decidió tomar pastillas para dormir, y eso fue lo mejor. Esa noche, casi como si fuera un descanso para él, no tuvo pesadillas con esa figura misteriosa.

A las afueras de la casa de Sugou (O mejor dicho mansión), observaba alguien con sumo interés. Debajo de un farol, se encontraba Kazuto, acechando a Sugou como una fiera a su presa.

Dándose la media vuelta, caminó por un callejón oscuro. Buscando y buscando en aquella zona peligrosa una dirección en específico.

Personas peligrosas lo observaban cuando él pasaba por un costado suyo, más aún por su curioso atuendo.

Parándose al costado de una pandilla peligrosa, decidió girar a mirarlos.

—Lamento robarles su maravilloso tiempo, pero quisiera preguntarles por una dirección.

El que parecía ser el líder, hizo un simple movimiento con la cabeza, invitándolo a preguntar.

—¿Conocen la dirección de donde se aloja PoH?

La banda de pandilleros así como su líder se tensaron, ese apodo era muy conocido para ellos. No era alguien con quien debías meterte, o posiblemente terminarías en los canales de las cloacas muerto.

Ellos pensaron que el chico simplemente quería acercarse a la muerte por cuenta propia, fue por eso que decidieron decirle la dirección.

—Te diremos... pero no digas que nosotros tuvimos algo que ver con lo que sea que vayas a hacer.

Kazuto asintió, y los pandilleros le dieron la dirección.

Caminó por las oscuras calles, siendo acechado por personas peligrosas, ya sean narcos, pandilleros, sicarios, etc.

Mientras caminaba en las fauses del barrio más peligroso de allí, fue rodeado por un grupo de asesinos, curiosos por su atuendo.

—¿Pero que tenemos aquí?

—¡Carne nueva y fresca!

Ellos también llevaban mantos negros, siendo que no llevaban máscaras como él. Kazuto se sintió curioso al ver un tatuaje particular en los dorsales de sus manos, recordando que aquellos dos asesinos que mató hace tiempo llevaban unos similares.

Era una cara sonriente, con un brazo huesudo sobresaliendo encima de un ataúd.

—¿Qué dicen chicos? ¿Acabamos con él?

Contando a todos, eran un total de 7 asesinos. Si Kazuto no tenía cuidado, terminaría asesinado.

—¡Por supuesto, desde hace días que no cometemos un asesinato!

Con eso dicho, aquel que dijo eso se abalanzó sobre Kazuto, listo para derribarlo y acabarlo entre todos.

Justo cuando estaba a centímetros de Kazuto, el movimiento del asesino cesó, mientras que sangre goteaba de sus ojos y debajo de la barbilla. Cuando los otros asesinos observaron bien, notaron que él chico tenía un cuchillo táctico negro el cual atravesaba la barbilla de su compañero y se extendía hacia arriba.

Con un poco de esfuerzo, Kazuto desenterró el cuchillo de la barbilla y pateó el cuerpo hacia atrás, haciendo un sonido seco al caer.

Aprovechando que los demás aún no habían hecho algún movimiento, Kazuto se dio media vuelta y volvió a clavar el cuchillo en la frente de otro de los asesinos.

SAO: Highschool | Kirito x HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora