Capítulo 3. Asuntos sin resolver.

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Olivia Davies

Olivia donde estáis?

Levanto la mirada para buscar a mis amigos entre toda la gente sentada entre las gradas.

Cuando localizo una cabeza pelirroja al lado de otra llena de rizos negros, paso entre la gente y subo las escaleras para llegar hasta ellos. Rea y Holt me sonríen al verme llegar, aunque en cuanto ven la cara que traigo, se miran entre ellos, extrañados.

—¿Qué te pasa? —me pregunta Rea, cuando me siento a su lado en el sitio que me han guardado.

—Rhett Miller, eso es lo que me pasa.

Habíamos quedado hoy a las cinco en mi casa para empezar a hacer el trabajo de Historia pero no se ha presentado. He estado dos horas enteras esperándolo después de haberle mandado la dirección por Instagram y haberle mandado varios mensajes, pero ni siquiera los ha leído. Llevo un enfado encima que probablemente no sea apropiado para la princesa perfecta y, aunque intento ocultarlo con todas mis fuerzas, parece que se me nota bastante.

Rea pone los ojos en blanco en cuanto escucha ese nombre.

—¿Qué ha hecho ya ese idiota?

—Me ha dejado esperando durante dos horas para hacer el trabajo y no ha venido.

Holt se adelanta para poder verme.

—¿Por eso no ibas a venir?

Asiento con la cabeza.

—Será hijo de la gran... —Rea, como cada vez que hablamos de él, no puede evitar empezar a insultarlo.

—¿Quién va ganando? —la interrumpo.

Estamos en el pabellón polideportivo municipal, viendo un partido de baloncesto. Y no porque nos guste el deporte especialmente, sino porque Flavio está jugando. Podría venir yo sola y verlo jugar perfectamente (porque contra todo pronóstico me entretiene bastante) pero Holt y Rea siempre tienen el detalle de acompañarme, incluso les ha empezado a gustar y ya vienen a verlo esté yo o no.

Holt pone los ojos en blanco y apoya su barbilla en su mano, inclinándose hacia delante.

—Los otros. De no ser porque de vez en cuando se quitan la camiseta o se la levantan, ya me habría ido —dice él, aburrido.

—¿No sabes cómo se llama el otro equipo? —le pregunto, divertida.

—¿Para qué? No vamos a volver a verlos en la vida y prefiero aprenderme los nombres de los jugadores para poder buscarlos en Instagram.

Rea se ríe pero asiente con la cabeza, de acuerdo con nuestro amigo.

—Sí, llevo todo el partido intentando leer el nombre de la camiseta del alero. ¿Tú has conseguido averiguarlo, Holt?

El pelirrojo niega con la cabeza levemente, entornando los ojos en dirección al chico.

—Creía que tenías novio —comento yo, como si nada.

Ella vuelve la cabeza lentamente hacia mí con la ceja enarcada, apartando la vista del terreno de juego.

—Buen intento, Liv, pero no vas a conseguir sacarme más información sobre él.

Me resisto a poner los ojos en blanco cuando clavo mi mirada en el partido también. Rea tiene novio, desde hace bastante pero no se ha dignado a presentárnoslo. Ni siquiera sabemos su nombre. De hecho, de no ser porque un día se le escapó que estaba saliendo con alguien, probablemente no sabríamos ni de su existencia.

Hasta que se caiga el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora