Capítulo 10: Snow.

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—Hostia puta... —susurré para mí misma.

El coche se detuvo ante una casa grande y bonita, estaba en un bosque perdida en la nada sin siquiera saber dónde estaba. La nieve caía del cielo como si fueran pequeños terrones de azúcar.

Cuando apagué el coche tomando las llaves y así de éste, me puse a admirar el paisaje. Me encantaba poder observar una casa que parecía hecha como las de dulces en navidad, le daba un toque de personalidad la nieve por encima, era como si la casa estuviera hecha de galletas y tuviera glaseado por encima. Al pensar eso mis tripas rugieron, tenía hambre porque no había comido casi nada para cenar, la verdad es que en ese momento no iba a preocuparme por comer. Lo siento, pero es así.

Miré al cielo, oscuro como la boca de un lobo, dejando que los copos de nieve cayeran sobre mí. Hacía mucho tiempo que no veía la nieve, me encanta cada parte de ella. Abrí mi boca para dejar que los copos de nieve cayeran en mi lengua porque eso solía hacer cuando me juntaba en navidad con Sid, Michelle y Cassie. Nos lo pasábamos tan bien... Sin embargo no podía ni quería ponerme melancólica, había otras prioridades y debía ordenarlas.

Me recompuse y busqué la puerta principal de la casa, ¿Es que James se había ligado a alguna chica con semejante casoplón? Joder.

—Bueno, a por todas. —me animé a mí misma— Vamos, Nessie, tú puedes joder.

Caminé hasta la puerta principal, que al llegar la nieve me llegó hasta las rodillas porque había un escalón que no se veía. Llamé al timbre una vez y en seguida salió una anciana que me miraba de arriba abajo.

—No queremos propaganda ni acogemos a vagabundos, lo siento. —dijo la mujer cerrando la puerta.

Puse mis deportivas en la puerta para que no la cerrara, que daño me hice por cierto. Estúpida amargada, que daño.

—Vengo a ver a James Cook, el chico de pelo castaño. —dije.

Empecé a tiritar. La ropa de Naomi abrigaba un montón, pero no era suficiente.

—Me estás dando pena, anda, pasa. —me dijo la mujer.

Entré por el espacio que me hizo para invitarme y darme vía libre.

—Wow, bonita casa. —se me escapó.

La mujer cerró la puerta y se reía por lo bajo.

—Me alegro de oír eso, a nuestra hija no le gusta en absoluto... Así que gracias. —confesó.

Se acercó a la escalera y chilló:

—EMMA, UNA CHICA HA VENIDO Y OS BUSCA.

Mierda, Emma, yo ya estaba maldiciendo todas mis decisiones y deseando que todo acabara. La chica en cuestión se asomó por la escalera junto a James y Charlie.

—¡LORRAINE! —se alegró Charlie.

Ella bajó corriendo por las escaleras y me abrazó casi tirándome al suelo. Me sorprendí, no éramos amigas como para que hiciera eso, pero era mejor que ella hiciera eso a que me echaran a la calle de nuevo.

—¿En serio? —le preguntó Emma a James.

Ella parecía estar harta, yo la entendía perfectamente.

—Bueno, yo vuelvo a la cama. —dijo la mujer.

Dicho eso subió las escaleras y oí un portazo, se había metido en su cuarto para dormir. Es que eran las tantas de la noche, lo siento señora.

Charlie se separó de mi alegre, mientras que Emma bajaba las escaleras furiosa y James iba detrás de ella mirándome como si fuera algo que le importara más que su propia vida. Me sonrojé y me reí por lo bajo cuando él se tropezó detrás de Emma porque quería adelantarla.

Shifting Skins | El diario de Nessie AyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora