Capítulo 1

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"La evolución del amor"

A sus diez años de edad recién cumplidos, Christopher se dio cuenta de que su vida había sido bastante complicada a comparación de la de sus compañeritos de escuela. El pequeño pensaba mucho en eso mientras esperaba pacientemente el llamado de la azafata para que él y su mami abordaran su vuelo.

Christopher había nacido y crecido en Australia a pesar de que su descendencia (por ambos padres) era coreana. Se había considerado un niño muy feliz y con la infancia que todo pequeño hubiera deseado... al menos hasta que cumplió los seis años. Fue ahí cuando sus padres empezaron a tener más problemas de los que su matrimonio pudiera soportar, sin embargo, ellos no lo entendieron y siguieron insistiendo hasta romper sus corazones y al de Christopher en el proceso.

Los siguientes cuatro años fueron bastante difíciles y feos para el pequeño, lleno de peleas sin parar, cosas rotas por doquier, gritos y llantos en fechas especiales (como navidad y el cumpleaños del propio Chris, por ejemplo) entre más cosas que él no quería recordar.

Su padre no era malo, su madre no era mala, pero juntos sacaban lo peor del contrario, dañando a su hijo en el proceso, sin darse cuenta.

Por eso, mientras el avión aterrizaba en Corea del Sur, Christopher se prometió jamás mentirle a su pareja, y ser el mejor hombre del mundo para él o ella, o de lo contrario, dejarlo o dejarla ir si sabían que no eran el uno para el otro. Porque definitivamente, Bang no quería hacer sufrir a nadie como él estaba sufriendo en ese instante.

(...)

Sus primeros días en Corea fueron difíciles y llenos de problemas, empezando por el hecho de que su madre había empezado a trabajar para mantenerlos a ambos y tener una buena vida, Christopher lo agradecía demasiado pero aún así, se sentía demasiado solo en esa gran casa. Su segundo problema era el idioma, sus padres le habían enseñado lo básico del coreano, pero no fue suficiente para llevar una vida completa en Corea. Chris no podía comunicarse ni entender bien las clases, lo cual lo llevaría al tercer problema, tener muy bajas notas, y al cuarto, que Christopher no tenía ni un solo amigo en la escuela. Muchos habían querido acercarse a él, pero la barrera del idioma era demasiado alta y muchos se rendían al instante. Razón por la cual, el pequeño Bang se encontraba sin compañía a la hora del almuerzo, comiendo tranquila y solitariamente en una mesa como todos los días.

Eso, hasta que alguien se sentó también.

Frente a él, se encontraba el niño más lindo que había visto en su corta vida. Unos ojos chiquitos y expresivos lo miraban con curiosidad, adornado por unos lentes negros de pasta algo gruesa, su sonrisa de labios delgados y dientitos de conejo lo dejaron fascinado.

Ho-Hola.—dijo el pequeño, con nerviosismo en su voz. Christopher se sorprendió mucho más cuando el niño bonito empezó a hablar en inglés.

Hola, ¿hablas inglés?—preguntó Bang naturalmente, el contrario abrió grande sus pequeños ojos y se tardó un poco en responder.

No...—murmuró, finalmente.—Mi hermano...—el pequeño señaló a un chiquillo pecoso, sentado un par de mesas más allá, quien hablaba animadamente con otros niños sin prestarle atención a ellos.—Él me enseña un poco... para hablar contigo... ¿Amigos?

¿Conmigo? ¿Quieres ser mi amigo?—Chris estaba sorprendido, sin embargo, sonrió cuando el rostro contrario se sonrojó y asintió lentamente. Bonito.—¿Cómo te llamas?

Me llamo Minho.—respondió el niño lindo con facilidad, como si ya hubiese ensayado demasiado esa frase y se la supiera perfectamente de memoria. Chris sintió ternura cuando se imaginó al pequeño practicándola.—Tú eres Christopher.

who are you? [banginho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora