Capitulo Único.

251 47 5
                                    

Geno, tal vez solo somos tu y yo en este gran vacío que hemos proclamado como vida, dos almas viviendo bajo el mismo techo en un espacio tan lleno pero tan vacío al mismo tiempo, y hasta tal vez sin sentir el zumbido que da nuestro cerebro debido al gran silencio que creamos por nosotros mismos.

Dos amantes cansados de lo mismo, de esta rutina diaria la cual no podemos salir debido a que se volvió una obligación, deseosos de más y de tener un mayor conocimiento para poder hacer algo diferente, desesperados, queriendo llenar sus cofres mentales de corazones y caricias ajenas, cofres que deseamos no volver a ser robados por esta gran línea infinita de sombras y tiempo.

Piedras, piedras que obstruyen nuestro camino, culpables de que no podamos mantener ese sobre de papel verde valioso en estos días, mis obstáculos para que ambos podamos caminar en el césped y dormir en una cama llena de flores, siendo comidos por las hormigas y acariciados en la cara por múltiples insectos ajenos a las cucarachas que vemos en las zonas públicas todos los días.

Todo esto debe ser confuso para alguien tan jóven como tú, tan brillante y lleno de sueños que prometí ayudarte a conseguir, terminaste en un abismo del cual yo te arrastré por mis descuidos, por hacerte ver cómo si te iba a dar todo en bandeja de oro cuando ni siquiera podía entregarte algo de plata. Engañando mi subconsciente para que creas mis locuras de señor enamorado y cegado por tus caricias.

Y es que tengo miedo de perderte, que esta oscuridad junto a sus ayudantes nos arrastre a la tristeza eterna, a que nuestros cuerpos griten de miedo y dolor al punto de negarse entre nosotros, deseo salvarte de estás inquietudes que no me permiten ver tus ojos brillar de manera natural, alejar tus narices de las grandes ventanas luminosas que golpean tu vista cada día, arruinando tu estabilidad por apoyarte en aquella incómoda silla.

Pero si te salvo, ¿Quién me salvará a mi? Estoy en el mismo bucle que tú, las magias de todas estas locuras y formas que nos rodean rompen mi mente, aquellas que me dan patadas en la entrepierna cada que intento voltear para verte y gritarte que corras, que corramos juntos, huir hasta estampar nuestra cabeza contra un gran árbol y girar hasta marear nuestras mentes y desmayarnos en el suelo, lejos de éste incómodo traje que apreta nuestros cuellos con una corbata.

Te necesito, necesito estar juntos de nuevo como en la antigua, golpear mi mano contra la pared hasta sangrar y que mi sangre pueda formar unas flores exclusivas para ti, buscar una excusa para detenernos y poder juntarnos como antes, poder observarnos sin que sea con unos simples "buenos días" y "ya me voy". Quiero tirar piedras hacia un río, que rebote 3 veces y llegué al otro lado, quiero saltar contigo a una cascada y sumergirnos en el agua mientras nos besamos y investigar de lo que nos vamos a morir primero.

Pero mi cabeza está loca, todo me vuelve loco, todo se pone en mi contra y no me deja pensar bien, no me permite pensar en mi dulce príncipe, mi calabaza de azúcar, me tiene atado a una cuerda al cuello que se hace más pequeña y adelanta mi tiempo para no poder verte. Ay, mi amado Geno, ¿Por qué no me amas? ¿O es que lo haces pero los relojes clavaron vidrios en tus ojos y no te permiten verme o buscarme?

Me mantienes al borde del camino, sin saber si volver atrás en todo, seguir caminando, correr para adelantar mi final, o tirarme a un lado hacia algún escape. Esto me enloquece, deseo y rezo que no quedes demente como yo, poder tomar tu mano mientras nadamos y saltamos del quinto piso de un edificio alejándonos del humo, hacia el verde lejano junto a las abejas, pisar hojas y olvidarnos de que siquiera debemos de seguir con lo establecido.

Quiero hacer tanto, por los dos, por ti, pero aún así el miedo se clava en mi como mil estacas, pensar que no podré lograr nada de lo que deseo me atormenta cada noche de manera fuerte, dónde deseo ahogarme conmigo mismo con la almohada y terminar todos esos gritos y penumbras.

Aún así, actualmente, los papeles en mi mano me están cortando con sus esquinas, pequeños, pero filosos papeles, que están hace ya un mes guardados debajo mi almohada, dónde los veo y mi garganta se bloquea completamente, mis brazos quedan quietos, y mis manos inquietas por tan poco movimiento. Estoy loco, soy un lunático.

Pero, perderme en un abismo me abruma, perderme en mi propia cordura, no salvarte ni a ti, ni a mí, no poder hacer algo para salir de este bucle establecido por esas estúpidas rocas, esta estúpida rutina me tiene loco, me mantiene muerto y sin corazón. Tal vez, yo no tengo salvación, tal vez no puedas digerir esto en el momento cuando golpee con fuerza tu escritorio para llamar tu atención, mirando aquellos ojos abiertos mirarme mientras tú café caía con dirección al suelo.

Dejando los papeles en la mesa, mis labios temblando, los gritos intensificados, y mis piernas temblando del temor a lo que me vayas decir, aún así mis oídos estaban atentos a cada cosa que salga de tu boca, escuchar más palabras que tus afirmaciones simples y desviadas, si, Geno, estamos dementes, estamos iguales, ambos a punto de ser alguien más cavando su tumba entre cafeína, estrés, y escrituras complicadas. Necesito salvarte.

-Vayamos a unas vacaciones, dos semanas, podemos irnos en mi antiguo hogar en Corea si deseas, lo que sea, tan solo necesito saber tus pensamientos.

Tu cara ida, tus labios temblando, y como te alejaste de tu escritorio me hizo dar una horrible sensación en el pecho. Esta vez el pitido de nuestro propio silencio logró detener todo, esas manecillas de reloj eran más sonoras y rebotaban en mi cabeza llena de silbidos, esos golpes en mis piernas que las sombras me daban para arrastrarme a mi y a ti, queriendo enchufar nuestros cuerpos en esas sillas y mirar nuevamente el vacío de cristal, todo era tan silencioso.

Tal vez, estoy loco. Podemos salvarte, podré salvarte, ¿Pero quién a mí me salvará?

-... Acepto. Vamos, Reaper, vayamos a donde sople el viento.- Sonreiste.

Este trabajo me mantiene muerto, pero tu sonrisa me da vida, necesito salvarte. Y yo creo, que tú también quieres llevarme a mi a tu salvación.

Vámonos, Geno, mi querida alma gemela, vámonos a correr libres fuera del mundo gris que nos rodea, respirar otra cosa que no sea el olor a tabaco o humo de las fábricas, correr descalzos hacia el verde desconocido, llenar nuestras mentes de agua y peces, mientras sentimos los bichos caminar por nuestro cuerpo y nos hace sentir vivos.

Geno, acompáñame a salir de esta tortuosa rutina.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 07, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fuera de la Rutina | Afterdeath OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora