CAPÍTULO 37

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Las puertas del auto hicieron un sonido al ser cerradas por cada uno de ellos al bajar por completo.

- ¿Dónde estamos?. - preguntó Wei Ying mientras veía con nervios el lugar.

- Pertenece a Su MinShan. - respondió el Lan.

Wei Ying solo asintió en silencio, y Nie Huaisang lo observó por un momento. Sabía que el omega estaba nervioso, por lo que se acercó a él, y dijo :

- Era peligroso llevarte a dónde vive la Sra.Lu. Por eso decidimos traerte aquí.

- Entiendo. Gracias por preocuparte por mí, Huaisang.

Wei Ying le había sonreído, y él correspondió de la misma manera mientras tomaba una de sus manos.

- Estamos contigo, Wei-Xiong. No estas solo.

- Mn.

- Me adelantaré. Entra cuando estes listo.

- ...Sí.

Cuando el omega de corta melena se fue, Lan WangJi extendió su brazo, y froto ligeramente la espalda de Wei Ying con su mano; Con la otra, tomó la del omega, y la llevo hasta sus labios.

- No temas... Estoy aquí.

Lan WangJi dejó un beso sobre el dorso su mano, y él, alargó sus labios en una linda sonrisa.
Temía escuchar lo que le diría esa mujer, y temía aún más confirmar sus sospechas; Pero si Lan WangJi estaba a su lado, si el Alfa es quien sostiene su mano, es capaz de enfrentar lo que sea.

Lan WangJi lo miró a los ojos, y entrelazo su mano con la del omega.

- ¿Listo?

- Sí. - asintió Wei Ying. - Estoy listo.
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En una cafetería de la ciudad, junto a un par de amigos, Jin XuanYu se encuentraba haciendo fila para hacer el pedido qué beberian dentro del local.

Al llegar su turno, sin tocar la barra con sus manos, dijo :

- Un Mocha con malvaviscos, un Americano y dos Latte, por favor.

Justo al lado contrario, en la barra de apoyo, un alfa con bata blanca quién terminaba de sostener algunos cafes sobre su caja, volteó al escuchar y reconocer la voz del menor. Dibujó una sonrisa mientras lo observaba y sin dudarlo se acerco a él para saludarlo.

- ¿Joven Jin?

Jin XuanYu giró el cuello, y se encontró con un pecho con camisa azul cielo, una bata blanca cubriendo los extremos de su cuerpo superior, y alzó el rostro para mirar el ajeno.

Por Simpre Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora