Luego de un viaje de dos horas, la que más larga me resulta todos los años, ingresamos a la casa de Tahyung, todos completamente exhaustos.
-Lo llevaré a su habitación yonnie. Es hora de dormir, mi pequeño chimchim.- solo respondo con un asentimiento antes de verlo encaminarse y desaparecer por las escaleras con mi pequeño entre sus brazos.
Dejando mi bolso en uno de los muebles me encaminó a la cocina para conseguir un poco de agua, mi garganta esta seca y estoy soñoliento, el viaje en carretera me resulta ajetreado.
Dejo el vaso ya vacío sobre la encimera de cuarzo y ocasionalmente observo la argolla en mi mano izquierda, es preciosa, pero el que llevo sobre mi pecho, sujeto a una cadena, lo es aun más. Porque fue él quien me la obsequio.
Un simple recuerdo provoca la sonrisa boba en mi rostro, recordando la sensación de sus labios sobre los míos, cuando nos besamos por primera vez, tan derrepente y experto, que me robo el aliento.
No creí caer de tal manera, no por él.
Convirtiéndose en mi amante sincero y mejor compañero.
Sus brazos rodeando mi cintura y el beso dejado sobre mi cuello antes de colocar su cabeza en mi hombro me hacen suspirar, y como no, si cuando me toma entre sus brazos me olvido de todo.
-El bebé se acaba de dormir, amor.
Su voz ronca se cuela como melodia en mis oídos y me estremesco, sus manos traviesas colandose bajo mi pijama acariciando mi sencible vientre. Extrañe tanto su tacto.
El es todo para mi y al único que necesito a mi lado, si tan solo lo hubiese conocido antes.
Este peligroso amor.
Amor tan dulce, tan tierno.
-Te extrañe cada día, yonnie - sus palabras calientan mi corazón - esta situación me esta destrozando. No puedo mantenerme tanto tiempo alejado de ti.
-También me hiciste mucha falta,-me giro entre sus brazos para observar su mirada decaída. Una de mis manos acuna su rostro y con la otra dejo leves caricias en su cuello, le sonrio tratando de consolarlo - pero ya estoy aquí y soy todo tuyo.
La bella sonrisa que me regala acelera mi corazón, y sin más acerca su rostro para acerse poseedor de mis labios.
Nuestras lenguas se abren paso a una lucha constante convirtiéndo el beso en uno más apasionado a cada segundo y yo me deshago en sus brazos, anhelante...
-Por favor, te necesito-solo requiero decir aquellas palabras, con la respiración entrecortada, para ser alzado y colocado sobre la elegante encimera.
Sus besos descienden por mi cuello sin dejar de mover sus manos, tan expertas, recorriendo mi cuerpo como si fuese el suyo.
Amandome con más fuerza que la primera vez
No hay nada que decir.
Cuando nos amamos sin control.
Los demás preguntan ¿cómo se puede amar así?
Pero quien sabe en realidad lo que sucede entre nosotros.
Cada que me es imposible separarme de ti, como ahora mismo, aunque no es como si me esforzara por hacerlo, porque el estar desnudos, siendo rodeado por sus brazos y nuestras piernas entrelazadas mientras mis oídos se deleitan con los latidos de su corazón y su pausada respiración, solo me hace desear detener el tiempo y que nunca tenga que soltarme.
Aunque no todo cuento de hadas sea para siempre.
-El pequeño jimin aún continúa durmiendo. - dice Taehyung mientras toma asiento frente a mi, la mañana era fresca asique optamos por desayunar en el jardín.
-Quizás sea porque está en pleno crecimiento. - no puedo evitar atraerlo hacia mi y besar el puchero en su labios.
El ladrón de mis sueños.
Aún tiene algo de niño.
-¿Qué cosa?- Le pregunto con una pizca gracia, me resulta tan tierno que actúe así por algo como esto cuando anoche se comporto completamente diferente.
Levantándose levemente de su silla, acerca su mano al igual que su rostro al mío, limpiando con su pulgar la crema sobre mis labios, su ojos viéndome fijamente me hace estremecer,
-Quiero besarte
-Y que te lo impide
Antes de siquiera unir nuestros labios el grito de Jimminie, dentro de la casa nos obliga a separarnos.
-Apa!
-¡Chimmy!
Sin despegar su mirada, Taehyung se aleja con lentitud.
Parándose de su asiento me sonríe, y yo se que le duele, pero solo se acerca a besar mi frente y recitar un <<te amo>>, antes de verlo adentrarse en la casa.
Soltando un suspiro me pongo de pie y sigo sus pasos.
Mi niño llega corriendo a mi encuentro y toma mi mano, apresurandome me arrastra al interior de la casa. Estando a unos pasos de la sala puedo oír sus voces.
-Que bueno que ya estás aquí.
-Así es, afortunadamente pude. Hola cariño. -Aquel joven de sonrisa radiante, aún enfundado en un traje formal, me rodea con sus brazos para darme un beso en los labios y separse sonriente.
Cuando jimin se le acerca alzando sus pequeños brazos, Minho lo alza en sus brazos, y lo observó sonreírle para girarse a Taehyung.
El hombre que yo amo.
El que es capaz de desarmarme de una y mil formas.
Aquel hombre...
-Gracias por traerlos, papá.
Él.
Que con solo una mirada hace que lo olvide todo
Quien me da las alegrías que nadie me dío
El
El padre de mi esposo.