¡Por fin!
Si, por fin, he salido del maldito hospital que me tenía encerrada y lo mejor de todo es que he salido con Ian.
— ¿Te encuentras bien?— Pregunta preocupada, lleva así desde que he salido del hospital.
Es un exagerado.
— Que siiii.— Digo alargando la "i".
En realidad aún estoy un poco impresionada, ya que vi como Ian le pegaba un tiro en la cabeza a ese desgraciado. Aparte de eso, esta lo de Mika.
¡Me a traicionado mi mejor amiga!
— Vamos a mi casa.— Sentencia.
— ¿Por que no vamos a la mía?— Le pregunto extrañada.
— Esta tu madre con su novio.— Dice.— Y por lo que he visto hay más gente con ellos.— Explica.— A ti lo que te combiene ahora es descansar... no que unos mierdas te molesten.— Gruñe, mientras pone una de sus manos en mi pierna y mira directamente hacia la carretera.
— Bonito coche.— Comento.
— Gracias, pero para bonita ya estas tu.— Dice y sonrio.
— ¿Vas a coquetearme?— Le pregunto con una sonrisa, la cual el ve a través del espejo.
— Todo el día.— Responde.
— ¿Todo el día?— Pregunto.
— Sip.— Dice remarcando la "p".— Aparte de que te voy a mimar y a cuidar hasta que te recuperes.— Dice y aparca el coche, para luego indicarme que baje del coche. Le hago caso.
— Sígueme.— Dice y comienza a andar y yo a seguirlo.
♡♡♡
— ¿Quieres comer algo?— Pregunta y asiento, estoy hambrienta y encima la comida del hospital no alimenta nada.
ES UNA MIERDA. En mayúsculas, para que se entienda mejor...
Me río de mi pensamiento y Ian me mira raro.
— ¿Pasa algo?— Pregunta.— ¿¡Tengo algo en la cara!?— Pregunto alarmada, igual la tengo sucia.
— No, tranquila.— Dice sonriendo, pero esta vez sacando a la luz su perfecta y blanca dentadura.— Es que te as reído sola.— Confiesa.
— Oh...— Digo comprendiendolo.— No te asustes, lo hago mucho.- Le informo.
— Okey...— Dice y se va a una pequeña, pero acogedora cocina.— Ahora mismo te traigo la comida.
Después de estar un rato de pie, decido sentarme en un sofá que parece estar nuevo y me quedo ahí, hasta que Ian aparece con la comida.
— Es pizza.— Dice dejándola encima de una pequeña mesa.— Es mi especialidad.— Dice riéndose.
— Claro... son tan difíciles.— Le digo con sarcasmo y me río al ver su cara de estreñido.
— ¡No te metas conmigo!— Dice.
— Vale, vale...
— Empecemos a comer.— Dice, mientras coge uno de los trozos triangulares que tiene la pizza.—Esta buena.— Opina cuando le da el primer bocado.
Hago lo mismo que el y si, tiene razón, la pizza está para chuparse los dedos, aunque igual soy yo... ¡Que estoy muerta de hambre!
— Parece que te gusta.— Comenta mirándome y asiento, al no poder hablar, porque tengo la boca llena depizza.
— ¿Ya ha terminado todo esto?— Pregunto, cuando me trago la comida.
— Si.— Contesta fríamente.— El muerto, ella en la cárcel y nosotros juntos.— Dice y asiento, para hacerle saber que lo estoy escuchando, aunque en realidad estoy comiendo más de esta pizza.
— Me gustas.— Dice derrepente.
— ¿Te gusta el que?— Le pregunto, dejando el trozo de pizza en el plato y mirandolo a la cara.
— Tu. Me gustas tu.— Se explica mejor.
— ¿Y la chica especial?— Pregunto.
— ¿Que chica especial?— Me devuelve la pregunta confuso.
— La que hablemos, cuando hicimos las 20 preguntas...— Le digo, para que recuerde que menciono varías veces a una chica.
— Eras tu.— Dice, cuando recuerda la conversación que tuvimos ese día.— Siempre fuistes tu.— Vuelve a decir seriamente.
— También me gustas.— Le confieso.
— Lo sabía.— Dice con arrogancia.— Siempre lo supe.
— Arrogante.
— Preciosa.
— Me gustas mucho, pero no puedo salir contigo.— Le digo y me mira raro.
— ¿Por que?— Pregunta enseguida.
— Porque acabo de salir de una relacion en la que el solo jugaba conmigo.— Le explico.— Y la verdad es que ahora no me apetece salir con otro chico.
— No te voy hacer daño.— Asegura.
— Y lo se... pero no estoy preparada para tener otra relación, lo veo muy pronto.— Le digo sin mirarlo a la cara.
— Yo te quiero.— Dice de nuevo.
— Lo siento...
— No te disculpes.— Dice.— Una parte de mi te entiende, pero la otra no.— Dice mirando hacia un punto fijo de la sala.
— Será mejor que me vaya...— Digo levantándome del sofá.
— No puedes irte...— Dice seriamente y con la voz fría.—No ahora.— Dice.
— ¿Por que?
— Porque lo digo yo, porque está lloviendo y porque en tu casa lo único que harán será molestarte y ahora tienes que descansar.— Explica y me callo sin saber que decir.— Así que vuelve a sentarte y ponte a comer los trozos que te quedan.— Ordena fríamente.
— Bien.— Digo.
Con lo de la lluvia me había convencido...
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La Chica De La Apuesta.✔
Novela JuvenilSabéis eso que dicen; Te da el cielo y luego te lo arrebata. Pues eso mismo le paso a Emma Johnson, una chica normal, la cual no se metia en problemas, pero por desgracia, los problemas llegan a ella. Izan Jones, es un cantante, el chico mas popular...