Sasuke en el mundo Charasuke (Oneshot)

Sasuke en el mundo Charasuke

El sol acababa de ponerse. Un bosque bastante frondoso y caluroso esperaba a Sasuke, quien salía de la aldea del Sol con su morral repleto de bienes. Había pasado una noche ahí para comprar lo necesario para la semana siguiente.

Alzó la vista mientras se quitaba su capa de viaje. Caminar así era tedioso y le provocaba cierta irritación. Sin despegar la vista del cielo, pensó en su propia aldea. Era cierto que en pocas ocasiones nevaba, pero no podían quejarse del clima. Tan siquiera ahí no tenían ese ardiente sol que ahora cubría su cabeza. Tal vez debió replantearse la idea de pasar por aquella aldea.

Un pájaro cantó a su derecha, distrayéndolo de sus pensamientos. Por un momento creyó que el pájaro a su lado tenía los ojos verdes. El ave sacudió sus alas en una rama antes de echarse a volar, al mismo tiempo que el pie izquierdo de Sasuke pisaba un enorme hueco. Con la rapidez de un ninja, Sasuke saltó para evitar caer sobre aquel agujero. No obstante, apenas tocó suelo, volvió a trastabillar. Con cierta dificultad, se asió de una rama cercana para no caer, mas su cabeza rebotó en la misma rama. Mareado, se dejó caer de rodillas en la hierba.
Instantes más tarde, se desmayó, provocando que se desvaneciera justo en el agujero que había evitado.

Cuando despertó, hizo un mohín al darse cuenta de que estaba lleno de tierra. Se incorporó para sacudir su ropa antes de salir del hoyo.

— Maldición. — farfulló mirando su brazo izquierdo, lo que quedaba de él. Todavía no conseguía ser hábil con sólo un brazo. Era una vergüenza para los Uchiha.

Con el entrecejo fruncido, siguió caminando. Amarró su capa al morral y alzó la mirada. Se detuvo al reconocer un árbol. Parecía ridículo, pero estaba seguro de estar cerca de Konoha. Negó con la cabeza, Konoha quedaba a más de una semana de viaje de la aldea del Sol. Algo no le parecía congruente.

Tomó el camino que, según recordaba, llegaba a Konoha. En efecto, mientras más avanzaba, reconocía piedras, árboles, senderos. Estaba cerca de la aldea. Sin poder evitarlo, sus piernas lo llevaron a un paso más rápido; repentinamente sentía ansias por llegar a la puerta enorme de madera. Sabía que todavía no terminaba su viaje a la redención, pero algo le decía que debía entrar. Las imágenes de su equipo pasaron por su cabeza con demasiada nitidez. Había pasado un año desde su partida, tal vez las cosas habían cambiado un poco. Quizá Naruto se había adaptado bien a su nuevo brazo, tal vez Kakashi había mejorado el monumento a los vencidos. Sakura debía estar en el hospital, vestida de blanco y con el cabello recogido. Seguramente lucía divina.

No obstante, cuando se encontró oculto sólo por unos arbustos, divisó al equipo ocho caminando hacia la entrada. Los miró con cierto asombro: Chōji era esbelto y caminaba con orgullo, Shikamaru andaba hacia atrás mientras parloteaba alguna tontería, parecía estar lleno de energía; Ino se mantenía detrás de su equipo, con las manos jugueteando frente a ella y con una ropa digna de un monje. Todos lucían distintos, demasiado.

— ¡¿Podemos ir?! ¡¿Podemos ir?! — preguntó Shikamaru saltando frente a Chōji. — ¡Vamos a ver a Temari! ¡Vamos!

— Shikamaru, acabamos de regresar de Suna. Deja de hacer tonterías y cállate. — respondió Chōji malhumorado.

— ¡Pero hace una tarta deliciosa! ¡Anda! ¡Vamos! ¡¿Qué dices, Ino?!

— ¿Eh? — preguntó la aludida con cierta timidez. — Yo… no lo sé, Shikamaru. Tal vez deberíamos ir primero con Hokage Gai.

— ¿Hokage Gai? — preguntó Sasuke desde su escondite. — Kakashi… — murmuró asustado porque algo le hubiera pasado a su maestro.

— ¡Cierto! — contestó Shikamaru antes de cruzar la puerta. — ¡Qué tonto soy! Pidámosle permiso para ver a Temari. — Chōji suspiró harto.