Capitulo 1

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Estaba intentado con todas mis fuerzas no rodar los ojos, o incluso poner una mueca de irritación. Yo siempre había sido una persona expresiva, en particular cuando algo realmente me molestaba. Algo o alguien, y en este caso era alguien.

Sabía que a todo el mundo le irritaba Fharina, con su horrible voz de ardilla y su sonrisa fingida. Todas en el grupo sabíamos que ella no se merecía ser la bailarina principal de la obra del cascanueces. Pero ya que era hija de un alcalde y tenía dinero, todas las demás ballestitas del grupo, por muy buenas que fuéramos, no teníamos oportunidad de aspirar a ser bailarinas principales, cuando la señorita millones estaba en escena.

La maestra María nos pide a todas, brindarle un aplauso a Fharina por su logro. Todas lo hicimos, yo incluida, ya que sabía que era mejor con el diablo, que en su camino. Y a pesar de que Fharina era una mujer pequeña con cara dulce, era como un pequeño demonio.

Odiaba a Fharina, odiaba no tener un estatus como el de Fharina, pero lo que más odiaba era la injusticia.

En los vestidores, todas susurraban en lo bajo, con miedo que el pequeño demonio se diera cuenta que hablábamos a sus espaldas. Pero seguro y sus tímpanos estaba que estallaban en estos momentos, debido a todos los susurro de odio en su contra.

-Lo veíamos venir- dice Ana, una de mis compañeras de grupo –es por eso que yo estoy fresca como lechuga chicas. Fharina es la reina, y no hay nada que sus súbditos podamos hacer-

Suspiro irritada, mientras ato mi cabello en una coleta alta. Odiaba atar mi cabello porque se quebraba. Pero estaba tan molesta en estos momentos, que no me importaba. No me importo incluso quitarme el leotardo. Me puse la ropa sobre él.

-Deberíamos ir a beber- nos dice Ana, a mí y Cecil –para ahogar las penas, de que no nacimos en cuna de oro-

-Yo creo que deberíamos vengarnos de Fharina- les digo a las chicas.

-¿Y qué propones?- pregunta divertida Ana.

-Rayarle el carro, acostarnos con su novio, extorsionarla. He visto mucho CSI- abro los ojos de par de par –o podemos hacer que suba de peso, que se ponga tan gorda, que no sea capaz ni de dar un giro sobre su eje-

Ana y Cecil ríen divertidas, pero rechazan todas mis propuestas.

-Mejor...-dice Ana pasando su brazo sobre mi hombro –embriaguémonos y cantemos en el karaoke. Las penas son mejores con alcohol-

-Yo me apunto- dice Cecil dándole lo cinco a Ana –es lo único que podemos hacer las mortales como nosotras-

Resignada, sigo a las chicas al bar más cercano.

Me creo toda una comediante cuando bebo, porque sobria soy un desastre para hacer bromas.

No sé cuántas copas he tomado, o si aún es de noche, o ya es el siguiente día. Supongo que decido tomar, para poder olvidar el odio generalizado que sentía hacia Fharina.

-Fharina- digo su nombre como si fuera una paria -¿Qué tipo de nombre es ese? Me suena al de una bailarina de tubo-

Tomo mis Cosmopolitan desde la pajilla, riendo cuando a un tipo le da una cachetada.

-Te la merecía, paria- comienzo a reír, mientras el cantinero me mira divertido.

Miro a mi lado, y hay un tipo que parece estar igual de decepcionado por la vida que yo.

Acerco mi silla, hasta estar pegado al tipo. A pesar de que huele a ron y tequila, el olor de su perfume se filtra en mis fosas nasales, y es un perfume con olor cítrico. Siempre me sentido atraído por los tipos que huelen a perfumes caros. Mi instinto nunca se equivoca.

-¿Estas decepcionado?- le pregunto al tipo con una mueca de tristeza.

El tipo levanta su vista de su trago, y me mira. Tiene un par de ojos verdes oscuro bellos. Pero ese par de ojos están llenos de tanta tristeza, que yo misma me contagio de ella.

-La vida es una mierda, ¿no?- junto nuestros vasos, y hago un brindis –en general, todo es una mierda, pero lo único que no lo es...-trago el vómito que estaba a punto de subir por mi garganta –es el dinero- le doy una palmada en la espalda al tipo –porque es mejor estar triste sobre una cama carísima, que sobre un colchón que compraste cuando estaba de oferta- rio de mi propio chiste.

El tipo solo sigue mirándome con eso ojos tristes.

-Dime...- le digo al tipo mientras me acerco más a él -¿Cuál es tu mierda?-

El tipo regresa su mirada al vaso, y revuelve su trago.

-¿Es dinero?- el niego -¿trabajo?- vuelve a negar -¿amor?- ante esto, el no asiente, pero puedo notar que ese es su sufrimiento –vamos hombre- le digo dándole una palmada en la espalda –amor es por lo menos que debes preocuparte-

Lo miro de pies a cabeza, y es un tipo atractivo. Incluso con mi mirada nublada por el alcohol, puedo notar que es atractivo, y alto. Sus pies tocan el piso, a pesar de que esta en un taburete alto.

-Eres afortunado de ser atractivo, ¿entonces porque diablos te preocupas por el amor?- paso mi brazo sobre su hombro –hay más peces en el agua, que agua en el mar- bufo divertida, y rio. No estoy segura que esa sea la forma en la que va el dicho.

-No me gusta cualquier pez- habla por fin el tipo.

Su voz es ronca y aterciopelada, que se deba a que esta borracho, pero diablos me tenso los pechos.

-Diablos, quiero matar a la maldita que te ha hecho llorar. Seguro y la hacías venirse con solo hablarle al oído-

El mesero, que estaba cerca de nosotros, ríe divertido.

-¿Tú también lo crees?- le pregunto divertida al mesero.

-Si tú lo dices, el cliente siempre tiene la razón-

-¿El amor es un problema incensario?- le pregunto al mesero.

-Lo es. Prefiero el sexo, pero nuestro amigo aquí quizá piense diferente-

-Ni que fuera marciano, todos ustedes están codificados de la misma forma- el mesero ríe, y se va atender otros clientes.

-Sabes lo que necesitas amigo- le digo al tipo, que ha regresado a encerrarse en su burbuja –sexo- le digo chocando mi vaso con el suyo –y ya no pensaras en esa ingrata-

El tipo ríe a medias, pero no parece estar de acuerdo con mi proposición.

Suspiro y paso mis dedos por el cabello enredado del tipo, que es sedoso y negro como el carbón.

-¿Qué tiene ella, que no tengan las demás mujeres?- le pregunto divertida.

El tipo parece haber quedado mudo, solo gira su bebida en su vaso, e intenta no echarse a llorar. Parece tan derrotado, que me pregunto qué diablos le ha hecho esta mujer, para dejarlo tan gastado.

-Hay personas...-dice al fin el tipo, por lo que parece una eternidad –que parecen haber sido hechas para ti, como la pieza de un rompecabezas...- el tipo traga duro, le da un trago a su bebida –pero...al parecer ella es la pieza de otro rompecabezas, y no del mío-

Quizá es por el alcohol, o porque la voz del tipo se escucha tan lamentable. Pero mis ojos se llenan de lágrimas.

-Así que...tú la amas y ella solo...te quiere- digo como llegando a una resolución.

El asiente, y regresa al silencio.

-Bueno, ojos verdes...bienvenido al mundo de las injusticias, donde un tipo que parece ser de los que ya no existen, no obtiene el amor de la chica, y yo, una buena bailarina que conoce el trabajo duro...nunca sabrá que se siente llegar al éxito, porque no tiene conexiones, ni dinero-

Estaba vez el tipo levanta su mirada de su trago, y me mira, no con pesar, sino, con deseo. 

El verde de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora