꧁Capítulo 23꧂

691 34 1
                                    



~●~●~●~●~●~●~●~●~●~●~



Mi cuerpo se tensó ligeramente al escuchar su tono de voz, las únicas voces masculinas que había escuchado en los últimos días era la de los tributos masculinos que querían asesinarme, la de Owen, la de mis estilistas y la de Haymitch. Quería parecer indiferente pero algo me llamaba la atención, no sé qué era pero sus ojos me hipnotizaban y su sonrisa me hacía sentir nerviosa

—Alana, ¿estás bien?—me quedé parada sin poder creer que me hiciera esa pregunta, respiré profundamente y levanté los ojos para encontrarme con los suyos.

Eran probablemente los ojos más hermosos que había visto en mi vida, no sé por qué me sentía así pero siento que algo me atrae a él, me trasmite amor.

—Solo algo nerviosa y, tal vez, feliz.

—Me quedare con el feliz de entre todos esos sentimientos—comentó Seneca con una sonrisa coqueta. ¿Estaba intentado ligar conmigo? No podía creer que mi subconsciente pensara eso. No podía ser real ese pensamiento. Pero tengo que admitir que lo está logrando, me está poniendo más nerviosa

—Ese es el mejor sentimiento que podría tener ahora, señor.

—¿Señor? No tenemos una diferencia de edad tan grande para que me llames señor, puedes tutearme. ¿Cómo te encuentras, Alana?

—Bien, creo. Mis heridas han sanado totalmente y ya no siento nada de dolor en mis piernas

—¿Sabes porque estás aquí?

—Haymitch, mi papá, me ha dicho que querías verme en privado antes de la entrevista. ¿Quieres que suelte algún chiste tuyo sobre Caesar? Puedo hacerlo, no tengo problema—solté con una risa tonta y esperando a que no se note que estoy nerviosa.

—Eso estaría muy bien, pero no es necesario que lo hagas—comentó amablemente—. ¿No te ha comentado nada, no? Le pedí expresamente que no lo hiciera.

—¿Qué necesitas? Es algo importante

—No necesito nada, quiero darte la enhorabuena por ser uno de los mejores juegos del hambre que ha habido en los últimos años. Quería ser el primero en verte tras tu estancia en la arena.

—Gracias por interesarte por mí, eres muy amable. Y gracias por el cumplido

—Estoy seguro al cien por cien que nos volveremos a vernos, Alana Abernathy—dijo Seneca acercándose a mí, di un pequeño paso hacia atrás temiéndole que me dijera algo o me golpeara y espere unos segundos. Sentí su suave mano sobre mi brazo, agarrándome ligeramente—. No voy hacerte daño. Prometí a tu padre que te acompañaría hasta la entrevista, vamos.3

—Gracias por acompañarme. Esto sigue pareciéndome muy grande para mí aunque, tengo muy buena memoria para quedarme con los caminos pero gracias

En mi rostro aparecía una sonrisa real al ver como Haymitch había querido en todo momento que no estuviera sola y le hubiera dejado claro lo que podía decirme o no. En cuanto bajamos del ascensor, este se despidió con un ligero apretón de manos y volvió a introducirse en el para ir hacia la zona reservada para los vigilantes. Tigris me arreglo ligeramente el maquillaje y espero con una sonrisa a lo que estaba a punto de comenzar. La costumbre era que el vencedor y su equipo de preparación salieran al escenario en una plataforma elevada y esta vez no iba a ser diferente. En primer lugar el equipo de preparación, seguido por el acompañante, el estilista, el mentor y finalmente el vencedor.

Ave de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora