Capítulo 7:¿What the hell?

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—¿Lo harías?—me reta.

—Lo haría, pero ya sabes con cual condición—afirmo divertida.

—Entonces es un sí, pequeña tramposa—lo veo reír, hace mucho que no lo veía reír.

—Vale la pena serlo por haber visto lo que acabo de ver—sonrío para él y creo que se lo piensa unos momentos antes de entender a lo que me refería y cuando lo logra solo tuerce los ojos al darse cuenta de lo que hizo.

Despierto cuando el sueño se acaba y no sé por qué a diferencia de siempre me siento feliz al despertar a pesar de que esos sueños me ponen de mal humor.

Reviso la hora en mi celular y me levanto de la cama para ir al baño a ducharme. Es viernes, último día de clases de la semana, después de varios intentos ya logro despertarme a una hora razonable para tener tiempo de sobra al arreglarme.— Logro para destacar—.

Luego de una ducha de agua caliente me dispongo a revolver mi closet en busca de algo para ponerme, en mis dos opciones están vestir de negro y azul marino, o rosa y blanco, siempre tengo un gran dilema sobre un estilo soft y uno un poco más oscuro, he tenido ese dilema toda mi vida.

 Antes de poder seguir con mi decisión veo que mi teléfono se enciende con una llamada de mamá.

—Hola, Mamá—contesto en lo que alcanzo el aparato.

—Hola, Heaven—responde en un tono cansado.—¿Cómo estás?

—Todo ha estado bien por los momentos, ningún indicio de fractura en el sistema—digo orgullosa de mí—¿Tú cómo estás? No te oyes tan bien que digamos.

—Estoy preocupada, Haeven Rain—Y si, claro, sabes que algo es en serio cuando tu madre usa tus dos nombres.

—Juro que no he hecho nada, todo ha estado bien conmigo en lo que va de tiempo.

—¿Y si algo te desestabiliza? ¿Qué harás?

—Intentar ser fuerte como el resto de los días, Madre.—respondo con lo que me he dicho día a día desde que llegué aquí. Mientras tanto termino de colocarme un vestido azul marino y recojo mi cabello en un moño alto.

—Supongo que está bien, Heaven—responde secamente antes de despedirse diciendo que llamará luego.

Mi madre no es la más cariñosa ni la más amorosa, es solo mi madre, una mujer de carácter fuerte y controladora. Alguien que quiere que los planes nunca tengan fisuras.

Termino de colocarme unas botas negras altas, tomo mi bolso para salir del cuarto y cierro la puerta detrás de mí, intentando dejar ahí el mal sabor de boca que hablar de mis problemas con mi madre me hace sentir.

—¡Preparé waffles!—se oye un grito desde la cocina—¡Y tú fastidioso guardaespaldas está aquí, muevete!

Llego a la cocina y después de mirar mal a mi prima quien solo me dedica una sonrisa burlona tomo mi plato con waffles y miel, deleitándome con el desayuno dulce de hoy.

Todo lo que no eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora