Capítulo 27 ; "No creo que él me ame"

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“Dime que haré ahora, si te has ido y te has llevado mis versos contigo”

Son las 17:30 de la tarde, llueve, diluvia en la ventada, y todavía estoy perdida dentro de los muchos pensamientos que te dedico, dentro de mi imaginación que añora verte real bajo la lluvia, esperándome con los brazos abiertos, con tu sonrisa desconocida, con el aroma de tu cuerpo que aún no percibo y que deseo tener entre mis brazos vacíos, con las palabras de aquellas noches por las que muero porque se vuelvan eternas, que todos y cada uno de mis días tenga tus manos sobre mi espalda y tus labios en mi hombro. Muero por tenerte de frente y sentirme una loca, por tus ojos, por tu barbilla, por tu voz… 

…Me encantaba quererte, porque teniendo los pies sobre la tierra, me he llegado a sentir en el cielo, en las nubes, pensando en nada, solamente en ti. Me encantaba quererte, porque no había un día en el que no te extrañara, en mi mente eras todo lo que había. Sin motivos, sin explicación, sin palabras, te quería. Eras todo, simplemente todo lo que me ocupaba el corazón. Un día te fuste, y ese vacío que no desaparece. Así te quería, por eso me encantabas…

…A pasado tanto tiempo que olvidé como se sentía estar en tus brazos y las dulces caricias que me brindabas aquellas noches de agonía en las que tú me consolabas susurrándome palabras alentadoras para mí, rozando tu labio contra el lóbulo de mi oreja, provocando leves escalofríos en mi cuerpo, de los cuales en el día de hoy olvidé como se sentían. Pensé en ti todo el día de hoy, mañana creo que también, pasado todavía aún. Y es que no me canso, te extraño como no tienes idea. Me fastidia el calendario si no estás cerca. Te quiero muchísimo! En mi corazón vives.

Dejó que descendiera aquella lágrima que anhelaba salir de su escondite para que cayera directamente sobre el papel, con el cual estaba utilizando para ahogar sus penas y su dolor, contra una persona que la hacía sufrir de una manera que nunca imaginó que pasaría.

La ignorancia.

Parece que fue ayer cuando había un corazón donde hoy solo hay dolor y un vacío.

El sonido del timbre de la puerta sonando, provocó que levantara la cabeza con audacia y caminara con rapidez escaleras abajo, para hallar la puerta. 

Abrió con efusividad y suspiró viendo a Ryan en el umbral de la puerta.

-Eres tú… -Dijo inclinando la cabeza.

-¿Quién pensabas que era? -Preguntó, sin recibir respuesta. -¿Él? __________ olvídate de él, se fue, te abandonó.

Las lágrimas amenazaron con salir, nuevamente.

-No llores por una persona como él, no vale la pena. 

Cuando lloras por alguien todo el mundo te dice “No llores, no vale la pena”, sin saber lo que pasaste con esa persona.

Ryan dio un paso adelante, adentrándose a la casa, y posó sus manos sobre las mejillas de ella, consolándola de una manera dulce. 

-Lo conozco y sé que en estos momentos es inconsciente de lo que a llegado a provocar dejándote sola, abandonándote, con un pequeño en camino… -Dijo, posando su mirada sobre su leve abultada barriga. -Volverá, sé que lo hará, solo deja que reconstruya las piezas en su cabeza y lo tendrás de vuelta. Sólo cree en que un día, volverá y no estarás más con esta soledad.

No temía a la soledad era solo miedo a estar sin él…

-Me niego a que el miedo del futuro te arruine el presente.

Cerró la puerta con un puntapié, y la guió al sofá el cual se amoldó a sus cuerpos.

-Tengo miedo. -Afirmó, con una expresión de tristeza. -Tengo miedo de lo que pueda pasar en un futuro, no puedo simplemente dejarlo pasar porque me atormentará con más intensidad. Me he hecho daño. Soy bastante buena destruyéndome a mí misma. 

ereѕ nυeѕтra {נυѕтιɴ&тú} #Book 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora