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El azabache se dejó caer contra la pared, deslizandose hasta quedar sentado en el piso, mientras se sacaba las gafas que ya comenzaban a molestarle.

Desde su posición cerró de un portazo la gran puerta de metal que daba a la terraza, evitando que alguien pudiera perturbar su tranquilidad. Pero al hacerlo, llegó a ver una mancha negra en la pared que daba por finalizada la terraza.

Colocandose los lentes de nuevo, y acercandose con curiosidad a aquella esquina, llegó a leer lo que decía.

1. bailar bajo la lluvia.

Leyó, con el ceño levemente fruncido, pero terminó por encogerse de hombros, mirando su reloj y apresurandose hacia la salida al notar que la clase ya comenzaría nuevamente.

to do list | k. bajiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora