Título: El Elevador
Personaje: Tom Holland
Advertencia: No
—Ay no, voy a llegar tarde.
Anya estaba segura de que llegaría tarde a sus prácticas de ballet y lo sabía, tanto había sido el cansancio del día anterior por hacer su tarea hasta la madrugada que se terminó quedando dormida, así que ahora corría por todo su departamento en busca de las cosas que necesitaba para poder salir de una vez a sus dichosas prácticas.
—Mi teléfono, mi teléfono —comenzó a buscar como loca y es que era lo último que le faltaba para irse. Al recordar que estaba sosteniendo algo en la mano se detuvo— oh, aquí está.
Pronto tomó su bolsa rosa de las correas y salió no sin antes asegurarse de que había cerrado con llave.
La chica corrió al elevador lo más rápido que pudo pero con tantas cosas en mano le era difícil. Anya iba vestida para la ocasión, llevaba unas mallas rosas de un tono claro, una falda de una tela delgada morada, una blusa negra y sobre está una sudadera azul, y aunque no fuera para nada lo ideal ya tenía sus zapatillas puestas.
Anya sintió que volvió a respirar cuando ya estuvo dentro del elevador, aunque eso no la detuvo de hacer chocar la planta de su pie contra el suelo repetidas veces. Ella bajo solo dos pisos cuando la máquina se detuvo y abrió sus puertas para dejar subir a alguien más. Anya suspiró pesado.
En ningún momento apartó su vista de enfrente así que pudo ver al joven que se adentró con ella aunque no pudo ver bien su rostro, por su complexión Anya diría que él tenía unos veintidós años pero no podía saberlo con exactitud por las gafas de sol que llevaba y su gorra.
Fue cuestión de que bajaran tres pisos más para que el elevador comenzara a soltar unos cuantos chirridos, desde ese momento Anya sabía que algo muy malo y que de seguro retrasaría más sucedería. Y justo como lo predijo, pasó, ya que más tarde el elevador se detuvo por completo haciendo el chico casi cayera y ella se cubriera el rostro con ambas manos en señal de frustración.
—¿Mal día? —Preguntó el chico. Tenía una voz más suave de la que Anya hubiera imaginado.
Anya quitó las manos de su rostro para poder verlo. Había escuchado esa voz antes.
—Si —suspiró. Se abrazó a sí misma—. ¿Y tú?
—Bueno, he estado peor —rio sin gracia como si estuviera recordar algo—, sí, mucho peor.
Ella no sabía a lo que se refería pero de igual manera trató de sonreír.
Si hacía cuentas y considerando los pisos que, seguro si se caía el elevador ambos morirían o saldrían heridos. Por lo menos tenía una buena excusa por haber llegado tarde o a este punto no llegar a sus prácticas.
—¿Crees que se den cuenta de qué estamos atrapados aquí?
—Sí, pero van a tardar en sacarnos —le respondió con seguridad lo cual por lo que vio lo dejó confundido.
—¿Es la primera vez que te atoras en un ascensor?
—Sí, ¿no se me nota? —Contestó divertida.
—No —rio—, la verdad no.
Anya no tardó mucho en sentarse y cruzarse de piernas. Jugueteó un poco con sus manos. Y sin esperarlo para nada, el chico hizo lo mismo y se sentó frente a ella.
Seguía sin poderlo ver bien pero había algo en sus rasgos faciales que reconocía.
—Entonces... ¿ballet? —Anya sintió la curiosidad del joven y como sabía que estarían un largo rato ahí decidió seguir la plática.
—Sí. Supongo —miró al piso.
—Yo solía practicar ballet de niño, me criticaban mucho por eso —recordó.
—Debió haber sido difícil.
—Lo fue —admitió—, pero no lo deje y gracias a eso estoy donde estoy.
—¿Atrapado en un elevador? —Bromeó Anya.
Ambos rieron.
Sí Anya sabía que lo había visto antes seguro era algún famoso, eso explicaría la gorra y las gafas.
—¿Estás en alguna compañía? —Preguntó. Quizás era algún bailarín famoso pero descartó la idea casi de inmediato al ver su cara de confusión—, de danza —aclaró.
—Oh, no, deje el ballet hace años.
El chico revisó su teléfono seguro esperando por algo.
—¿También ibas tarde a algún lado?
—Sesión fotográfica —soltó sin más.
Anya supo que se le había escapado información de más cuando levantó sus cejas y subió rápidamente su mirada a ella.
—Pa-para mi currículo, ya sabes que hay veces que piden fotografías profesionales —ella asintió poco convencida.
¿Era acaso algún tipo de modelo? Tenía todo el porte de serlo pero ella no conocía muchos modelos así que lo habría que haber visto en otro lado.
Anya comenzó a atar cabos con la información que ya tenía. Bailarín, no una gran infancia social en cierta etapa, voz dulce y cuerpo como si hubiera sido esculpido por Dios.
—¿Cuál es tu nombre? —Preguntó haciendo que el castaño tragara pesado.
—Stanley.
Y ahí estaba.
—Thomas Stanley Holland, ¿cierto? —Anya sonrió.
—Me descubriste —sonrió algo apenado mientras comenzaba a quitarse las gafas de encima.
—Sí bueno no fue tan difícil —alardeó.
—¿Cómo te llamas?
—Anya, Anya Thompson.
Justo en ese momento el elevador comenzó a bajar lentamente indicando que ya había vuelto a funcionar. De inmediato y con tranquilidad Anya se levantó seguida de Tom.
Cuando las puertas se abrieron en el primer piso Tom salió de la máquina y ambos se miraron.
—Fue un gusto conocerla señorita Anya —volvió a ponerse sus lentes de sol—, ¿no vas a salir?
—En realidad, volveré a mi piso, ya es tarde pero mis prácticas —el chico asintió en silencio—, oh y creo que fue un gusto conocerte también, Stanley —le guiñó el ojo antes de que las puertas se cerraran.
Sin duda esperaba volver a verlo.
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One Shots Peter Parker and Tom Holland
FanfictionAquí podrás encontrar algunas pequeñas historias de nuestro héroe arácnido favorito y de un hermoso actor británico.