Danvers sisters (Supercorp)

Capítulo 22: ¿Para qué son las amigas?

La Tierra, 12 días desde Exodus

—Yo pediré la hamburguesa —notificó Kara ganándose un asentimiento por parte del camarero.

—¿Y usted señorita? —preguntó el hombre.

—Lo mismo que ella —dijo, también recibiendo un asentimiento.

—Muy bien, si necesitan algo más, llámenme —informó el joven de unos 22 años para después retirarse.

—De nuevo gracias por habernos traído, Lena —habló Eliza.

—No hay ningún problema señora Danvers —la mujer mayor sonrió.

—Por favor, dime Eliza —la azabache imitó la sonrisa.

—De acuerdo, Eliza —la matriarca asintió complacida.

—Sí. Gracias Luthor —se involucró la morena a la conversación—. Y te dije que no era necesario todo esto —la CEO le dio una sonrisa torcida.

—¿Invitarte a tu último almuerzo en National City? —la detective puso los ojos en blanco.

—Me refiero a pasar a mi apartamento por mis cosas, venir a almorzar en un restaurante elegante, para luego llevarme hasta el aeropuerto —la mujer de ojos verdes solo levantó los hombros.

—No es tan elegante —la risa de la reportera llamó la atención de las demás presentes, la azabache elevó una ceja.

—¿Qué? —la rubia paró de reír, pero aún conservaba su sonrisa.

—Nada, solo que eres tan... tú —llevó su mano por encima de la mesa hasta tomar la de la CEO—. Pero en serio, gracias por traernos —Lena puso su otra mano sobre la de la kryptoniana.

—No hay nada que agradecer —y como era costumbre, ambas se perdieron en sus miradas, ignorando al mundo que las rodeaba.

De repente, las otras dos mujeres sintieron que sobraban en aquel lugar. Maggie volvió a poner los ojos en blanco mientras soltaba un resoplido de frustración. Eliza por otro lado, tenía una sonrisa de felicidad adornando su cara, no podía dejar de emocionarse al ver a su hija con ese brillo especial.

Una melodía devolvió a las dos enamoradas a la realidad. Kara frunció el ceño y sacó de su bolsillo lo que emitía la música. Lena solo la miró con curiosidad.

—Es James —mencionó la rubia—. Dijo que Cat lo llamó por algo importante, supongo que debe ser eso.

—Contesta —los ojos azules se posaron en ella, luego fueron a las otras dos acompañantes, para volver a la azabache—. Está bien. En serio —la reportera asintió y deslizó el ícono verde. 

—Hola James —saludóa su amigo, después de unos segundos de silencio su se ceño se frunció—. ¡¿QUÉ?! —su tono de voz se elevó,lo que generó que las tres mujeres en la mesa dieran un pequeño salto por elasombro, la CEO frunció el ceño y sintió su corazón comenzando a acelerarse alpensar que algo malo había pasado—. ¡¿Perocómo?! ¡¿Por qué?! —otromomento de silencio en los cuales la rubia parecía intentar procesar unacantidad de información desagradable—. ¡¿QUÉ?! —volvióa gritar haciendo que las personas en las mesas alrededor de ellas lasobservaran. Eliza y Maggie pidieron disculpas a los demás comensales, pero enningún momento Lena apartó su atención de la reportera—. No, no. Está bien —refunfuñó para luego soltar un pesado suspiro—. Gracias por decirme —se despidió de su amigo y terminó la llamada, volvió a guardar su celular en el bolsillo y soltó un gruñido. La mano de Lena volvió a tomar la suya.

—Hey —murmuró en un tono delicado—. ¿Qué pasó? —cuando los ojos azules se posaron en ella sintió que la frustración se alejaba de ella.