Cuando era un niño de cinco años conoció el pasadizo secreto de aquel bosque.
Vivían en las afueras de la ciudad, sus padres tenían un campo de cultivo y un frondoso y extenso bosque que los ocultaba de los curiosos.
Sin embargo, para el ojo humano, ese bosque no tenía nada de especial, pero lo que no sabían es que algo más maravilloso se ocultaba en sus entrañas.
JungKook había caminado hacia el bosque un día de otoño, hacía frío y con sus cortas piernas intentaba llegar pronto al claro que sus padres le habían contado que existía en lo más profundo del bosque, pero que nunca pudieron encontrar.
El pequeño se había determinado ir en su búsqueda, así se haría acreedor de aquellos juguetes que tanto quería.
Ya habían pasado varios minutos en los que el pequeño vagaba solo y sin un rumbo en específico.
Él siempre se decía que era valiente y no le debía temer a los animalitos que habitaban en el bosque, ellos eran inofensivos.
Así que siguió con su caminata, pero después de lo que parecía un par de horas, empezaba a cansarse y tener hambre.
— ¿Ustedes saben dónde está el claro de agua? –Les había preguntado con su voz infantil e ingenua a un par de ardillas.
Pero los animalitos corrieron con rumbo desconocido y JungKook las siguió.
Corrió lo más rápido que pudo y cuando llegó a un oasis, se sorprendió porque realmente había encontrado aquel claro de agua pura y limpia.
Se acercó con un poco de recelo a la orilla, desde ahí podía ver a los peces, incluso su propio reflejo se detallaba perfectamente.
—Es hermoso... –Susurró maravillado.
Sus redondos ojos brillaban mirando alrededor, mariposas de todos colores revoloteaban sobre él, las aves cantaban y las copas de los árboles se mecían al compás del viento.
El aire fresco, los sonidos suaves, los animales que lo acompañaban de lejos... Todo se le hacía tan mágico que se sintió cansado.
El pequeño se refugió en la sombra de un árbol grande y majestuoso.
—Dormiré un poco, espero no le moleste; señor árbol. –Le había dicho mientras lo miraba y su pequeña mano acariciaba el enorme tronco.
JungKook se acostó y suspiró, tenía hambre pero se sentía muy cansado. Por lo que lentamente cerró sus ojos y quedó profundamente dormido.
Cuando despertó, el bosque seguía igual de tranquilo, pero se sorprendió al ver que a su alrededor se encontraban muchas manzanas.
Sonrió feliz y gritó un "Muchas gracias", no sabía quién se las había dejado pero estaban deliciosas y su pancita pronto se sintió llena.
Cuando se disponía a volver, se dio cuenta que no recordaba el camino.
Empezaba a oscurecer y seguramente sus padres estarían asustados por no encontrarlo.
JungKook corrió, pero no podía encontrar la salida. Asustado se quedó paradito en donde estaba y no pudo evitar llorar.
¿Se quedaría atrapado en el bosque? Él solo quería saber si era real el relato del claro de agua, no quería lastimar a nadie.
—Mami... Papi... –Hipó entre lágrimas.
Pronto escuchó pisadas, las hojas se quebraban cuanto más se acercaban.
JungKook se aterró cuando vio un par de ojos rojos, un gruñido se escuchaba y poco a poco observó cómo un enorme y peludo Lobo caminaba lentamente acercándose a él.
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↬ᴏɴᴇꜱʜᴏᴛꜱ ᴊɪɴᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ♛
RomansHistorias únicas de la OTP: JinKook. KookJin. ❀Historias propias.