Travesía por un sueño

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Travesía por un sueño

Una, dos, tres, cuatro, cien. No las había contado, pero sabía que eran cien. Cien marionetas que extrañamente él dirigía. Las cien atacaban a una jovencita de un estrambótico color de cabello. Ella los golpeaba, los esquivaba. Vaya estupideces que sueña uno después de una intensa noche de fiesta.

Despertó con una sonrisa en los labios. Ridículo. Sólo esa palabra podía definir su absurdo sueño. No tenía razón de ser, él no podía dominar en éste o cualquier mundo tantas marionetas. Para empezar, había dejado ese negocio para convertirse en un gran empresario. No era tan idiota como para vivir de los muñecos de madera que su abuela le enseñó a hacer a los doce años.

- Hey, Sasori. - lo llamó Deidara, uno de los muchachos con los que solía ir a las fiestas. No lo consideraba su amigo, pero sí un gran compañero de copas. - Levanta tu sedoso trasero y llévalo abajo. Itachi viene con nuevas.

- ¿Y a mí qué me importa? ¡Dame privacidad! - le respondió antes de arrojarle su despertador. - ¿Acaso eres gay?

- No, pero no es mi culpa que duermas sólo en calzoncillos. Cualquiera creería que te echaste a una de las chicas de ayer. Y lo peor, ¡creerían que ella te abandonó a primera hora!

- Imbécil. - farfulló Sasori incorporándose. De inmediato, sintió su cabeza dar vueltas. - Dame una aspirina. - ordenó como un jefe a su secretaria.

- Claro, "maestro". - contestó Deidara arrojándole un bote de medicina. - Anda, apúrate. Parece ser que nos va a invitar a un festejo que tendrán los Uchiha.

- ¿Y por qué habría de interesarme? - cuestionó él con la pastilla en la boca. - Creo que ya cerré trato con ellos y estamos bien, no necesito ser un hipócrita para forzar una sonrisa con los Uchiha. Además, esta semana ya hemos ido a tres reuniones. ¿Acaso no quieres descansar?

- ¡Hombre! ¡Akatsuki va a ir! Los negocios son lo de menos, será divertido. Habrá baile. - le dijo con una ceja alzada y una sonrisa ancha sobre sus labios.

Sasori, sin embargo, lo miró con indiferencia. Seguía sin comprender qué demonios le podía interesar de ese evento. Que él supiera, lo único que lo obligaba a asistir a esas fiestas de etiqueta era cerrar más tratos con sus inversionistas. Deidara lo sabía, era el gerente de una de las áreas más importantes de la empresa. De su empresa.

Por otro lado, tenía bastante tiempo que no veía a sus compañeros de la universidad. Los que se hicieron llamar: Akatsuki. Sabía que Yahiko y Konan se habían casado en Los Ángeles. Idiotas ellos por cruzar el mar para celebrar su boda en una ciudad tan caótica. También se había enterado de las máximas inversiones que Kakuzu junto con Hidan habían hecho con el gobierno y la policía. Empero, de lo que más se hablaba era de lo que Itachi y Kisame habían producido en los últimos años. No le sorprendía que los Uchiha fueran sus más grandes socios. Itachi era un genio y, por lo que sabía, su pequeño hermano, también.

Estiró los brazos sobre su cabeza. No se quejaba, su vida no era tan esplendorosa como la de Itachi, pero tenía una casa grande y vino tinto todas las tardes. Con eso podía vivir. Con lo que no podía vivir era con el acoso de ese extraño sueño. Era algo perturbador: se veía a sí mismo con alambre en lugar de estómago. Ya se lo había contado a Deidara y éste sólo se había reído. Por esa razón no lo consideraba su amigo.

- Irán varias chicas. - explicó Deidara agitando los brazos con desesperación. - Los Uchiha atraen a las mujeres igual que tú. Si tienes suerte, consigues con quién dejar herederos. No necesitas casarte para eso.

- No es el matrimonio lo que me asusta, simplemente no tengo tiempo. Las relaciones son complejas y las mujeres siempre me hacen esperar. Sabes bien que odio que me hagan esperar. - respondió dirigiéndose a la ducha. - Dile a Itachi que bajo enseguida.

Travesía por un sueño (Oneshot SasoSaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora