Humanidad Egoísta

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Conmueve al corazón el abandono siniestro que ha sufrido aquel individuo el día que todo cayó del altar universal.

El supremo dolor, el mísero beso, el momento sumergido entre abrazos que dichosamente alimentaba la imaginación.

Sorprende entre sollozos la verdad que se ocultaba en la habitación, que al abrirse conforma a la moral y destruye la idea de amor.

Vuelve del infierno a la tierra, construye un refugio en las montañas y sobrevive...
por poco, se olvida que debía beber agua.

Propiamente creo que deberíamos dar poco y recibir mucho, porque el alcance bondadoso de nuestro corazón no valida la terrenalidad de la humanidad egoísta.

Gaby

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