꧁Cap. 12꧂

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Otro día comenzaba y Momo se encontraba en el porche de su casa nuevamente dibujando bocetos de lo que había visto en el santuariosa

Todo en él le pareció tan maravilloso que simplemente pasaba los días dibujando los recuerdos que se habían impregnados en su mente como un perfume que le recordaba tanto a la persona que más amaba en el mundo.

Hoy se decidió a dibujar el árbol de hielo donde Shoto le declaro su amor. No podía vivir sin dibujar aquel lugar donde se había desarrollado el momento más maravilloso de toda su vida. Fue casi como un sueño hecho realidad y por primera vez, sintió lo que era ser amada y que él correspondiera sus sentimientos.

Pero entonces, mientras hacía las sombras del árbol de hielo, se preguntó como sería caminar con Shoto por alguno de esos parques donde solían ir los enamorados. Aquellos que tantas veces le había rogado a Bakugou que la llevase escuchando siempre la misma respuesta por parte del rubio; de que no estaba dispuesto que lo tacharan de romántico y cursi solo por un estupido capricho de ella. Recuerda que siempre terminaba con el corazón estrujado cuando Bakugou le contestaba de esa manera, desinteresada y con un toque de crueldad en su voz.
Pero, sentía que con Shoto tal vez hubiera sido diferente. Qué él hubiera estado dispuesto a llevarla a través de los bellos paisajes japoneses, tanto urbanos como naturales, demostrándole a cada minuto el amor que él sentía por ella a cada persona que se acercara a ellos.

Le parecía encantador pensar en poder ir por las calles tomados de la mano, comprar algún frappé en alguna cafetería de moda en Japón y sentarse a beberlo juntos mientras disfrutaban la presencia y el hablar del otro. También le gustaba pasar los minutos pensando en las actividades que ambos pudieran hacer juntos, como ir al cine para disfrutar alguna película romántica norteamericana, ir de compras al barrio donde se encontraba las más extravagantes tiendas de marcas reconocidas en todo el mundo (aunque sería más para tener a alguien que le cargue las compras y que le de su opinión sobre la ropa que se pone), ir de excursión a los bosques de bambú de Kioto solo ellos dos e, incluso si fuera posible, llevarlo a conocer el festival que se hace cada luna llena de agosto para honrar el hecho de qué él había salvado al pueblo de los invasores.

Todas esos pensamientos hacían que las horas del día no fueran suficientes para ella ya que simplemente se la pasaba en encantadoras divagaciones en su mente mientras se encontraba sentada en el porche sin más que hacer que dibujar sus recuerdos y disfrutar sus pensamientos.

De pronto, el timbre de la casa sonó y ella, dejando sus bocetos en la mesa, fue a abrir la puerta encontrándose a Kirishima con una gran sonrisa en su rostro.

—Ah... Hola, Kirishima— saludo ella con una agradable sonrisa y dulce voz.

—Hola, Yaoyorozu— saludo Kirishima igualmente alegre —Los demás chicos y yo estabamos apunto de partir a Tokio para pasar un par de días allá antes del festival de hielo y fuego y nos preguntábamos si quisieras ir con nosotros— Momo asomo la vista sobre el hombro de Kirishima encontrandose la camioneta del pelirrojo repleta de sus amigos más cercanos.

Mina se encontraba en el asiento del copiloto sacando la cabeza por la ventana saludandola con una gran sonrisa y entusiasmo. Jirou se encontraba en la parte de atrás junto con Kaminari y la saludaba con una sonrisa ladina mientras agitaba levemente su mano y antes que Jirou pudiera hacer algo más, Kaminari se encaramó encima de ella para saludar a Yaoyorozu lo más cerca de la ventana que podía mientras resivía un fuerte golpe en la cabeza por parte de Jirou completamente enojada y sonrojada por tener el torso del rubio sobre sus piernas.

—Se que es un poco repentino pero los demás insistieron en invitarte ya que sin ti, nuestro grupo esta incompleto— dijo Kirishima rascándose la nuca con pena.

"轟" (Shoto) La Bestia de Hielo y Fuego (Todomomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora