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Al momento de dejar su cama, y con su esposo roncando en ella, el santo de Sagitario solo sonrió, dejándolo dormir otro rato, apartándose a la cocina donde a la par que atendía sus rutinas diarias no pudo dejar de preocuparse por el estado de su sobrino, perdido en sus pensamientos esa mañana junto a un trago fuerte de su café.

Aun no había tenido la oportunidad concreta de ir a verlo tras lo que hizo Aspros hace varios días, solo por unos momentos tras lo pasado, donde ligeramente hablo con él y busco consolarlo, pero ahora, quería dejarlo solo un rato con Manigoldo, pues sabía que era lo que necesitada en ese momento, había saboreado el dolor de la traición, sea o no real, era algo fuerte para cualquiera, y los sentimientos de Regulus a pesar de su edad, a veces podían seguir siendo muy inmaduros e inocentes. Pero se reconfortada al saber que Hasgard, Kardia también habían hablado con él, y sobre todo estada junto al santo de cáncer, que de seguro ya había logrado animarlo un poco más.

De cierta forma, si bien nunca se llego a imaginar a Regulus enamorado de un hombre tan... Impredecible como Manigoldo, quería confiar en que su sobrino estada en buenas manos.

- Tal vez ya sea buen momento de ir a verlo... - Terminando su café y retomando otra taza de esto pensó en voz alta.

Manigoldo ya le había mostrado que apreciada a Regulus. Pero si bien, Sísifo aun era muy joven al momento de que Regulus llego a sus manos tras la muerte de su hermano, siempre lo cuido como su segundo padre, y no podía dejar que sus instintos de padre salieran a flote ahora.

- ¿Kardia? - Expreso Sísifo, notando a su esposo saliendo del cuarto solo en ropa interior y con la gargantilla que le había dado como signo de su matrimonio. La única diferencia es que Kardia en vez de ponérsela en el cuello la usada en el tobillo. - ¿Pasa algo? - Pregunto, el santo de escorpión no tardo en sentarse cerca de él, sin darle importancia a su estado totalmente despeinado como era la costumbre.

- Ummm... Nada, solo no te sentí en la cama. Anoche fue rico, ¿Sabes? - Pícaramente expreso, notándolo rápido en su mundo queriendo bajarlo rápido, abrazándolo por la espalda. Disimuladamente Sísifo dejo su taza de café y respondió, manteniendo su mirada seria, pero sonriendo al tener a su omega en frente.

- ¿A si? Me es curioso que lo digas, porque siempre te niegas a tener hijos. Hay me tendrías como anoche totalmente seguido. - Bromeo. Ambos se conocían muy bien. Kardia no lo quería admitir pero si quería cumplirle a Sísifo tener un hijo.

- No es que no quiera, pero el pony acaba de dar a luz, escuche al chico de Hasgard mencionándolo y tu sobrino no ha de tener en quedar embarazado, me niego a que todos los omegas en este santuario nos preñemos a la vez. - Comento, haciendo reír a su esposo. Antes de que el castaño pasara su mano por su cabello despeinado detallando la imagen del omega salvaje que tenia por marido, acercándose y dejando ver la marca que ante los ojos de la sociedad Alfa y Omega lo señalaban como su esposo, acercándose, besando esa marca ligeramente pasando por su cuello y terminando besando sus labios.

Kardia era sin duda un omega bastante poco común, en varios aspectos, desde pequeño escapo buscando libertad tras su enfermedad, pero nunca negó su linaje, estada seguro que si seria marcado seria con quien varia la pena, y desde que ellos 2 se conocieron destacaron por ser muy opuestos el uno con el otro, pero a la vez una relación que supieron llevar, en parte con algo de conversación y que Kardia era un omega que le gustada ser consentido, aunque a veces lo negara.

- No te preocupes tanto, te conozco la cara, y sé que piensas en Regulus, pero él está perfecto. - Separándose ligeramente comento, jugando con sus dedos en su ropa mirando fijamente a su esposo. Sísifo no dijo nada a eso, solo suspiro, recargándose en Kardia mientras lo apretada en sus brazos. Ronroneando ligeramente. - ¿No confías el que ese desgraciado lo cuide?

- No es eso, yo ya hable con Manigoldo y Sage en el momento, él si lo ama por eso he querido dejarlos solo un rato pero...

- Pero no puedes evitar preocuparte. Yo también conozco a Regulus y el no es débil, él consiguió el puesto de Santo dorado.

- Tal vez tengas razón.

- No tal vez; La tengo. Y hare lo que seas para que pierdas esa cara del mal cogido, porque te cojo bien.

- Jajajajajajaja. Bueno, entiendo tus amenazas. Jajajaja. Pero no harás que no hable con Regulus. - Por última vez lo beso, separándose para servir a su esposo su desayuno.

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En el templo de Cáncer el santo guardián de este templo tranquilamente estada en un alegre despertar, notando a su pareja sonriendo en su pasatiempo favorito, apartando la vista algo sonrojado ocultándose en la guitarra, cuando Manigoldo se acerco a él, algo mojado y aun con la toalla en los hombros, usando solo en los pantalones negros que acostumbrada a usar.

- ¿Cómo se siente mi pequeño rey? - Una ligera risita salió de los labios de leo, enternecido. Dejando el instrumento de música a un lado concentrándose en su pareja.

- Estoy bien. - Respondió a sus coquetos matutinos el santo de Leo se dejo abrazar.

- ¿Seguro? Pensé que estadas intranquilo, cada noche me abrazas más fuerte. - Regulus no respondió, solo oculto su cara en su cuello, pensando en que responderle. - Me hace sentir que no quieres alejarte de mí.

- Te voy a decir que si a eso. Porque los 2 sabemos que en estos momento te quiero a mi lado.

- Lo sé, aunque ¿Seguro no te pasa nada? Te noto muy callado estos días.

- Estoy bien, solo pensando mucho. Te prometo que no es nada. - El santo de cáncer no dijo nada, solo le vio confianza, pues su minino era más jovial y alegre, pero recordada por lo que acaba de pasar. Le preocupada mucho pero no por eso dejada de buscar atenderlo.

- Bueno, entiendo, ¿Sabes? Pensada en que hagamos un mejor nido para los 2. ¿Te apetece la idea?

- Claro, quiero aprovechar y traer otras cosas de mi cuarto en leo. - Dicho esto Manigoldo se levanto, ofreciéndole su mano al santo de leo, para hacer lo mismo, y de paso buscar una camisa, para empezar a atenderlo encontrándose Regulus con su tío al rato.     

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Explicaciones:

Nido; Básicamente es un lecho nupcial, donde un Alfa suele recortar a su Omega al momento de procrear, pero es según el autor la importancia de este y si prefieren  construirlo junto  o no.  En este caso, decir "Nibo" es casi lo mismo que decir cuarto. 

Gargantilla: De esta no tengo mucha información, pues mi conocimiento del omegaverse no es mal grande, y que las reglas dependan del autor no me ayuda, pero tengo entendido que como el omegaverse era originario de los hombres lodo, no eran raros estos accesorios para recalcar sea la mordida o la belleza del omega, en este caso, fungen la misma función que los collares de la tribu agua en avatar; La misma que el anilló de compromiso. 

¿Me creen si les digo que los primeros 9 capítulos los escribí en casa de 5 días?

El Alfa del Minino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora