TE AMO 4

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No hizo falta pensar mucho para imaginarse la razón del ajetreo a la entrada de su palacio.

La voz de Levi se lo dijo todo.

Transcurrieron escasos segundos antes de que un par de pasos se escucharan con fuerza a las afueras de su oficina, seguido por tímidos reclamos de que los que –seguramente– venían de uno de sus sirvientes.

Erwin miro a su acompañante con anticipación, indicándole silenciosamente las indicaciones a seguir.

La puerta se abrió en un estruendo seco y Levi ingreso al interior de la oficina con una expresión molesta, importándole poco que estuviera en un territorio que no era suyo.

– ¿Dónde está? – su voz era amenazante, sin ninguna pizca de tranquilidad.

Berthold aprovecho la oportunidad para escabullirse tras su espalda y cerrar la puerta tras de sí, encaminándose rápidamente a lo que era el calabozo del palacio.

– Me alegra tener tu visita por aquí, hace mucho que no venias – comento Erwin con una ligera sonrisa, ignorando la letal mirada que iba en su dirección.

– Déjate de juegos, maldito hijo de puta ¿Dónde mierda tienes a Eren? – siseó, ignorando su bienvenida.

– Sabes, Levi. A pesar de que no teníamos la amistad más admirable de todas, siempre te considere mi cómplice. Mi compañero de fiestas, de extravagancias – se recargo en el respaldo de su asiento, poniéndose cómodo para la ocasión – Teníamos buenas fiestas, así como también; excelentes compañías de cama.

El azabache lo miro receloso, tanteando el terreno de aquella inusual introducción. En especial, porque sabía que Erwin no decía las cosas en vano.

– Sin embargo – prosiguió el rubio – Te volviste débil. De un día a otro te casaste, tuviste una pareja estable. Dejaste que te manipularan – recalcó con asco, mirándolo con superioridad – Tienes un buen reino, buenos terrenos, y ni siquiera te aprovechas de ellos. Ya no eres el Levi que conozco.

– Ya no soy como tú – contradijo sin dejarse intimidar.

– Pero lo eras – corrigió, haciéndole recordar su pasado – Y no veía que te quejaras.

– Ya no quiero acabar tan miserable. Mírate, teniendo que secuestrar a Eren para que viniera ¿Tan necesitado estabas de atención? – inquirió con burla.

– En estos momentos, necesito más que tu atención – corrigió, dejando en claro que aun había más detrás de todo eso.

Levi lo miro con cierta desconfiaban, sin comprender exactamente a lo que se refería.

– No niego que recuerdo con melancolía nuestros días pasados, cuando pisoteábamos la dignidad de los demás con tan solo una mirada – recordó Erwin, formando en sus labios una sonrisa divertida – Pero ahora que tienes a alguien, y al parecer; que te importa, no dudare en sacarle provecho de ello.

Alguien toco la puerta de la oficina con los nudillos, tan sutilmente que Levi ni siquiera le prestó atención.

– ¿Qué quieres? ¿Dinero? Lo tendrás – aseguró el azabache, cansado de tanta palabrería – Pon la cantidad y te la daré.

PRINCIPE ARROGANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora