Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》

Regalos Especiales

Capítulo 60

Lullaby Mikaelson

El 25 de diciembre llega y con él trae la navidad.  Luego de la agradable cena, donde no sólo nos acompañaron los Towers, sino que Joseph  y la linda Adaluz también, mis amigos y Nahin, se van en busca de privacidad, para poder llamar a su familia y yo aprovecho el momento, para salir al jardín, y disfrutar de los fuegos artificiales.

Al rato de un silencio exquisito, escucho la voz de Abdí decir:

—Feliz Navidad, nena—se me acerca cauto y me brinda un beso en la mejilla—ten—me tiende una caja negra adornada con un lazo dorado en el centro

—¿Y esto es?—preguntó sonriente.  Medio que me agacho para dejar la copa de cristal sobre la banca de cemento y así, poder tomar el regalo

—Una tontería

Destapo la caja y mis ojos se abren con sorpresa, a la vez que mis labios se expanden en una gran sonrisa, al ver la "tontería" pero no cualquier tontería, sino la tontería.

Tomo la cámara Mamiya DM56 entre mis manos, mientras dejo la caja a un lado.

—Gracias por la tontería—bromeo—me ha encantado de hecho, había estado pensando en comprármela—sin dejar de sonreír, me le acerco y le rodeo el cuerpo, en un abrazo que me deja sorprendida, pero es que su regalo lo ameritaba.  A Abdí  es el único que le he contado que me encanta la fotografía y el que me haya regalado una cámara tan costosa, me tomó por sorpresa, pero no solo el precio, pues para él no es nada, es el afecto, el tenerme presente, lo que me pone tan chiquita.

—Yo también te tengo una tontería—digo en cuanto me separo de él

—¿Ah sí?—una de sus cejas se arquea, a la vez que sonríe ampliamente

—Sí, ven—tomándolo del brazo, lo conduzco hasta la parte final del jardín y la que tiene mejor vista, pues lo que le quiero dar, lo amerita

—porque tú eres una de las personas que trae felicidad a mi vida y porque no quiero perderte, te digo a lo grande que...

Y justo en ese momento, el cielo se ilumina con fuegos artificiales coloridos que dejan leer en ellos:

143 Abdí Towers

—¡Wow!—dice él haciéndome reír—¿Cómo hicieron eso?—se intriga con la vista fija en el cielo y veo como los ojos grises le brillan, reflejando los fuegos en él

—un mago no revela sus trucos—le digo y su mirada recae en mí, dejándome ver, como sus labios dibujan una sonrisa grande

—No sé qué significa 143, pero gracias—ríe tomándome de las manos—Hoy estás increíble como siempre

Ruedo los ojos—tú también

—Sé que no puedo, ni debo, pero no lo resisto—con sus manos sujetando las mías, me acerca a él y pega su frente con la mía volviendo el ambiente un poco más intimo

—Abdí...

—lo sé, créeme que lo sé nena, pero no puedo, te haz clavado tan dentro de mí que ya nadie puede sacarte y tampoco permitiré que lo hagan—y cuando creo que va a besarme, lo hace, pero en la mejilla.  Me da un beso cálido, largo y casto, transmitiéndome un montón de cosas que solo un corto tacto.

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Me tomo un rato más, sola en el jardín, antes de por fin ir a buscar a Nahin, cuando escucho como unos zapatos se hunden en el pasto, creando un sonido crujiente.