Capítulo 148: ¡Hasta el último hombre en pie!

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La luna, el sol, las estrellas, la luz y la oscuridad. Orgullo, deber, honor, ambición y propósito. ¡La batalla de los cinco reyes llega a su fin con dos explosivos capitulos!


Da-Xiang lanzó un intimidante rugido de advertencia para hacer desistir a sus enemigos. Cosa que consiguió perfectamente en la mayoría de Xing long a la vista.

—¿El rey demonio del sexto cielo? —Bai-Tsao tragó saliva.

—Ese no es un rey demonio —respondió Natsu sombríamente —. Ni siquiera llega a caído.

—¡Demonios! —Gray comenzó maldecir una y otra vez.

—¡Que todos los no combatientes retrocedan! —ordenó Tsao-Lan.

—Entonces quedaremos muy pocos —respondió Bai-Tsao.

—¿Qué hay del ejército? —preguntó Min-Ha —. Podrían hacer algo contra él.

—¡No! —Chan-Lee hizo un esfuerzo por levantarse mientras Wendy lo trataba —. Los aplastará sin esfuerzo.

—¡Podrían darnos su magia! —sugirió Erick.

—¡Ahí viene! —advirtió Natsu.

Da-Xiang alzó vuelo y aleteó hasta estar sobre el grupo, rugió y se dejó caer sobre ellos. Jellal rodó a la derecha para evitar ser aplastado y observó el comportamiento del dragón.

—Parece diferente... —comentó el mago.

—¡Debe ser como Shen al comienzo! —respondió Bai-Tsao —. Una simple bestia.

—Entonces tenemos una oportunidad —Tsao-Lan empuñó su arma —. Pero no durará mucho. Luego vendrá por los niños también.

Una lluvia de magia derribó a Da-Xiang y lo enterró en el suelo. Los soldados restantes alzaron vuelo y comenzaron a atacar al feroz dragón mientras aún tenían oportunidad. Da-Xiang extendió sus alas y arrojó trozos de cristal para derribar a tantos oponentes como pudiera, luego cargó contra unos dragones cerca de él.

Natsu tomó a Lucy y Elizabeth y las rodeó con sus brazos cuando vio pasar al enorme Xing long sobre ellos. Tsao-Lan detuvo a la bestia con gravedad, volteó a ver al pelirosa, asintió y empujó a los príncipes hacia él.

—¡Cuida de ellos! —ordenó el Xing long.

—¿Qué? —preguntó Mei en desacuerdo.

—¡No nos iremos! —respondió Yao.

—¡Deben hacerlo! —Tsao-Lan colocó su brazo en los hombros de los chicos —. Estarán en peligro cuando recupere la razón. Esta vez no volveré a arriesgarlos.

—¡Tú eres como nuestro padre Tsao-Lan! —Mei comenzó a llorar —. No puedes dejarnos.

—¡Así es! No te lo permito —objetó Yao —. No nos moveremos de aquí. ¡Es una orden!

Da-Xiang se levantó y comenzó a rugir mientras el resto de dragones continuaban atacando desde todos lados.

—Debo irme... —respondió Tsao-Lan seriamente —. Es mi deber.

—¡No! —Mei se aferró al brazo del hombre —. ¡Lo mismo dijo mamá!

Entonces Lucy rodeó a Mei con sus brazos y le dio un cálido abrazo, la princesa recordó a su madre y se tranquilizó un poco.

—¡Él volverá! —Lucy observó a Tsao-Lan —. ¿Verdad?

—¡Es una promesa! —respondió el Xing long.

Inesperadamente un trozo de cristal atravesó el hombro de Tsao-Lan y lo derribó. Da-Xiang parecía seguir su instinto y enfocarse en los objetivos más poderosos. Al batir las alas, enorme Xing long arrojó fragmentos de escamas cristalizadas y causó un daño considerable a las fuerzas enemigas.

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