Fairy Tail: Valhalla

Capítulo 151: Debes vivir.

"No creas en ti... ¡Cree en mi porque yo creo en ti!"

—Kamina.

Mei irrumpió en el salón principal donde ya se encontraba Da-Xiang inclinado frente al rey.

—Pero señor...

—¡Sin excusas Da-Xiang! —el rey dejó su asiento molesto —. Vas a destruirlo. ¡Ahora mismo!

—¿Padre? —preguntó Mei.

—¿Es cierto lo que me dice este imbécil? ¿Esa cosa tiene conciencia?

—¡No es una cosa! —Mei tragó saliva —. ¡Es una persona!

—¿Persona? —preguntó el rey decepcionado —. El sueño de Yao era noble, si, pero muy ingenuo. ¡Lo creamos para servir como arma!

—¡Pero no es un arma! —Mei se paró erguida frente al rey —. ¡Es un niño Xing long! ¡Es mi niño!

—¿Niño? —el rey bramó —. ¿Tuyo? ¡Esa cosa es hijo de Acnologia!

—¡También de Yao y mío! —los ojos de Mei cambiaron de color —. Tiene tanto de Yao y mío como de Acnologia.

—Ningún monstruo será mi sucesor.

—¿Sucesor? ¿Eso es lo que te preocupa? —Mei bufó —. Él no vivirá tanto. Veinte, veinticinco talvez, esa es su esperanza de vida. No podría ser rey de nada.

—Con mayor razón debería morir, hija... Eso evitará sufrimiento.

—¡Nadie lo va a tocar! —Mei sujetó del cuello al rey por sorpresa —. Si lo hacen, los mataré.

—¿Matarías a tu propio padre?

—No me des razones.

—¡Debería llamar a mis guardianes!

—¡Adelante! —Mei mostró las garras —. ¡Así veremos quién se sienta en ese trono está noche!

—¡Has ganado agallas Mei! —el anciano bajó las manos —. Creo que ya no me siento tan preocupado por dejarte a cargo. Ese niño no tendrá derecho a nada, ¿Me oyes? Será poco más que una mascota.

—¡Así será! —Mei inclinó la cabeza.

—Fuera de mi vista ambos... antes que cambie de opinión.

—Majestad... —Da-Xiang también se inclinó y salió junto a Mei y sujetó su hombro —. Gran trabajo, ahora podremos seguir con el experimento, estoy seguro que ahora podré...

—¡No habrá más! —respondió Mei firmemente —. Ya no...

—¿Qué? —Da-Xiang se detuvo en seco —. ¡Estamos tan cerca!

—¿Cerca de qué? —preguntó Mei —. Hemos hecho algo terrible... debemos dejar de jugar con la vida y la muerte.

—Pero Yao...

—¡Mi padre tiene razón en algo! —el rostro de Mei ensombreció —. Yao era ingenuo... esto que hacemos está mal. ¡Así que se acabó!

—Mei...

Da-Xiang trató se hacer comprender a la princesa, sujetó su hombro y la observó fijamente.

—No insistas más Da-Xiang, si Yao era tu amigo lo entenderás.

—Entiendo... —Da-Xiang mordió su labio —. Será como quieras princesa.

—Gracias por entender... —Mei sonrió levemente —. Ojalá podamos ser buenos reyes, juntos.