Capítulo 156: ¿Quién vive y quién muere?

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Los primeros rayos de sol aparecieron lejos en el horizonte y atravesaron las montañas y valles de Xing, acabando con toda la oscuridad en su camino.

La interminable multitud se arrodilló frente a Shen para gran sorpresa de este último. Probando que aceptaban al bastardo como su nuevo rey.

—¡No, no, no, no! —las manos de Shen se movieron por reflejo —. ¡Yo no soy un rey!

—No hay necesidad de ser modesto... —Tsao-Lan tomó su arma y la presentó ante Shen —. Es tú momento.

—¿Qué es esto?

—Estoy... estamos listos. Puedes cortar nuestras cabezas.

Bai-Tsao y Dai-Gui se colocaron detrás de su líder y descubrieron sus cuellos.

—¿No creen que exageran? —preguntó Erza.

—Estoy en deuda con ustedes por todo lo que han hecho. Pero esto no les concierne, humanos —respondió cortantemente el guardián —. ¡Manténgase fuera de esto!

—Todos nosotros éramos consientes de las intenciones de Da-Xiang —dijo Dai-Gui —. Somos tan culpables como nuestros compañeros.

—¿No nos concierne? —Skyadrum apretó los dientes y cargó contra Tsao-Lan —. ¡Si tanto quieres morir lo haré yo mismo!

—Esto es demasiado para ti, joven caza dragones. No vale la pena que manches tus manos con nuestra sangre.

Skyadrum emitió un rugido de furia y lanzó un golpe con todas sus fuerzas contra Tsao-Lan, golpe que fue interceptado por Sting al detener el brazo del chico.

—Él tiene razón... —dijo el mago blanco —. No tenemos derecho a intervenir en su juicio. Él único que puede decidir es el que sostiene el arma.

Sting dirigió su mirada hacia Shen. El dragón negro observó la lanza entre sus manos y la sujeto con firmeza. Tsao-Lan cerró lo ojos y aceptó el veredicto con orgullo.

La pesada arma cayó frente al guardián, quién abrió los ojos con sorpresa y levantó la mirada incrédulo.

—Ya fueron suficientes muertes por un día... —respondió Shen.

—Pero...

—Su castigo no será la pena de muerte, será una condena de por vida.

—¿Qué...? —Mei tragó saliva.

La princesa trató de apelar a favor de los guardianes pero Tsao-Lan la detuvo con una gélida mirada.

—Ustedes tres son los más fuertes ahora. Esa posición no será un privilegio, será un deber para con su gente. ¡Usarán esa vida para enmendar hasta el último de sus errores! ¡¿Quedó claro?!

—¡Señor! —respondieron los tres al unísono.

La larga cabellera de Shen se sacudió por el viento matinal, el poder de Acnologia y los conocimientos de Yao habían hecho más que dotarle de nuevas habilidades, inconscientemente habían influenciado su personalidad para hacerla más dominante e intimidante.

—Eras tú...

Chan-Lee se apartó de los hombres que lo ayudaban a caminar, avanzó hacia Shen con sus últimas fuerzas y se desplomó frente a él.

—Viejo... —Shen se conmovió al ver el estado del anciano —. ¿Tú?

—Un hombre sólo puede reconocer cuando se ha equivocado y bajar la cabeza para pedir perdón.

—Levanta la cabeza...

—Mi rey... mi viejo amigo, soñaba con ver esta tierra unida como una sola... Ahora sé que ambos nos esquivamos. ¡No en el objetivo, en la forma!

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