Capítulo 14

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Harold

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Harold

Treinta minutos.

Treinta putos minutos eran los que indicaba mi Rolex que llevaba esperando.

Aunque estoy muy convencido de que mi Mustang es sin duda lo que más amo y la cosa más hermosa que ojos humanos han visto, ya estoy muy cansado de andar sentado dentro por tanto tiempo.

A esas alturas, mi cerebro computa dos opciones: la conversación de las Prescott se había complicado, o, la muy hija de puta me había dejado plantado. Esta última idea me hace apretar la mandíbula del disgusto.

Luego de diez llamadas y sus respectivos "Hola soy Marina, deja tu mensaje y te compro una sardina", decidí acercarme a su casa.

La señora Amelia envuelta en un vestido tubo azul marino que resaltaba sus trabajadas curvas se asomaba al buzón de correo. De Marina no había rastro por ningún lado.

De repente no puedo evitar reírme de lo ridícula de la situación. Harold Brown: el rompecorazones, la pesadilla de todas las mujeres que se lo topaban y no lograban cazarlo, ese mismo, había sido plantado por una pelirroja de dieciocho años.

Todo lo que sabía acerca de Marina era falso y contradictorio: definitivamente no estaba embarazada, intentó poner a Taylor en mi contra, me profesa su odio a todo pulmón y luego sin pensarlo dos veces me sigue al baño para entablar una conversación digamos "amistosa".

Sus actitudes eran realmente extrañas, pero muy a mi pesar no la podía culpar, si son ciertos todos los problemas que decidió contarme, tiene la vida bien jodida.

Cuando le propuse que fuera mi aliada no pensé en que fuese a aceptar, lo hice con el fin de explorar todas mis opciones, para mi sorpresa, la dulce gatita estuvo de acuerdo.

Precisamente hoy que nos reuniríamos con mi detective para obtener información acerca de su padre, tal como ella lo había solicitado y entonces....me deja plantado en el altar.

Estoy completamente seguro de que alguna mierda debe haber pasado con su madre para que se niegue a descubrir lo que ella misma mandó investigar.

Marina Prescott no es una gatita indefensa sino una pantera que será muy difícil de amaestrar.

"I knew you were trouble when you wanted", el timbre de mi móvil me despeja de mis pensamientos.

Mierda. Se supone que debía estar hace diez minutos en el encuentro del detective.

—¿Ya tienes lo que te pedí? — Respondí al teléfono.

— Tal y como lo ordenó señor Brown, aquí lo estoy esperando.— Tuve como respuesta del otro lado.

— En cinco minutos estoy allí. — Me ajusto los guantes negros, enciendo el motor del auto y me marcho a toda velocidad.

Ya viene siendo el momento de descubrir algunos misterios.

Marina: Lie or DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora