Capitulo 35|Noche buena.

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Noche buena.

Un día festivo, en el que viene un señor gordo y con barba blanca y te deja regalos en el supuesto árbol de Navidad que tienes en tu casas.

Algo extraño...¿No? Un desconocido entra a tu casa y te deja regalos.

A mi todos los años me regalaba mi madre, así que en mi caso sería más como una Mamá noel. Era ella la que me regalaba, así que este año, no recibiré nada, pero no me importa mucho... aparte de que solo puedo pensar en, ¿Con quien pasaré estos días de fiesta? Porque obviamente, Ian se irá con su familia a celebrarla.

Todo es muy complicado.

— ¿En qué piensas...?— Dice una ronca y masculina voz a mi lado.

Izan.

Sip, he dormido con el en una misma cama... pero como amigos, solo amigos, aunque el me haya confesado sus sentimientos por mi.

Aún no le he dicho que yo siento los mismo.

— Nada en especial.— Respondo mirando hacia el blanco techo del cuarto de Izan.

— Se te ve muy pensativa, para que no sea nada en especial.— Dice imitando mi voz en las dos últimas palabras.

— ¡No hablo así!— Me quejo.

¡Claro que si!— Me vuelve a imitar, igual que antes, con una voz chillona y irritante.

Me callo, porque ya no quiero que me imite y entonces el comienza a hacerme cosquillas.

— ¡Para!— Le exijo, intentando parecer seria.

Fracaso.

— Porque, si te estás riendo...— Canturrea, mientras sigue con las cosquillas, hasta que mi estómago hace un ruido, indicando que tengo hambre.— Vamos a desayunar.— Dice y agacho la cabeza avergonzada.— ¿O no tienes hambre?— Pregunta y cuando lo miro de reojo, me doy cuenta de que esta sonriendo.— Porque si tu no tienes hambre, tu estómago dice lo contrario.— Menciona.

— Tengo hambre.— Susurro y seguramente no me haya escuchado.

— Pues vamos.— Me a escuchado.

Tiene buen oído...

— Y por cierto...— Añade.— ¡Feliz noche buena!— Grita, mientras agarra mi mano y me arrastra hacia su pequeño comedor.— Siéntate aquí.— Ordena.— Ahora mismo le traigo el desayuno a la princesa.— Dice y luego desaparece por la puerta, para ir hacia la cocina.

Después de un rato, vuelve a aparecer, pero esta vez con una bandeja en sus manos, la cual deja encima de la mesa en la que he estado esperando.

— Ya está aquí...— Avisa y luego se sienta frente a mí.

— ¿Que harás esta noche?— Le pregunto, curiosa.

— No lo se... todos los años me voy de fiesta, pero este año... no sé qué hacer, si tu te quedas conmigo puede que me quede aquí, pero si no, seguramente me vaya a alguna fiesta.— Explica, para luego pasarse la mano por el pelo.

— Yo tampoco tengo na...

Me interrumpe.— ¿No irás donde tu madre?— Pregunta, dejando de comer y mirándome fijamente.

— No lo había pensado...— Digo algo insegura.— Igual voy a la tarde, para ver como está la situación en mi casa.

— ¿Quieres que te acompañe?— Pregunta.

La Chica De La Apuesta.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora