JAKE EL OLVIDADO

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Surgir de un lugar que jamás conociste y nunca vas a conocer es algo frustrante. Pero mil veces peor es el estar en un lugar que ni en tu vida imaginabas.

El desierto era uno de esos lugares, para mí. En realidad jamás me puse a pensar: "Algún día irás al desierto, Jake".
Por mi cabeza nunca pasó esa idea, por más vaga que haya sido; y para ser sinceros, no estaba preparado para esta situación.

Me sentía fuera de lugar, vaya que sí lo estaba. Tumbado en el suelo mi cabeza daba mil vueltas. Mareado y confundido intenté levantarme pero mi débil cuerpo me lo impedía, mis brazos temblaron cuando intenté apoyarme en ellos. No tuve más opción que quedarme tirado hasta recobrar fuerzas.

Estaba aturdido y confundido. Me sentía estúpido, y como todo estúpido comenze a hacer estupideces. Tomé un puñado de arena y la deje caer poco a poco, volví a agarrar otro puñado de arena pero esta vez intenté contar cada partícula. Y por eso les digo que comenzé a hacer estupideces.

Y por si fuera poco, me planté a llorar. Debo confesarles que en mis momentos más tristes lo hacía, me desahogaba a través de las lágrimas. Pero lo había olvidado, estaba en el desierto donde posiblemente no encontraría agua, bebí de mis lágrimas y casi como arte de magia recobré fuerzas suficientes para levantarme. Continuaba temblando pero me pude levantar.

Se preguntarán qué puedo hacer en medio de la nada. Verán, yo tampoco sabía la respuesta. Pero no me quedaba otra alternativa que caminar en cualquier dirección.

El auto que me había traído dejó los rastros de los neumáticos pero el viento soplaba con tanta rapidez que pronto borraría ese rastro.

Todos tendrán la gran duda de el por qué estoy aquí. Bueno, al principio no lo sabía, trataba de asemejar miles de ideas que me llegaban a la cabeza. Busqué algo que sonara razonable pero esa palabra no se aplicaba en mí vida.

Desde que había nacido ninguna situación en mi vida era del todo razonable. Bien, repasemos. Mi madre había muerto algunos días después de darme a luz pues se suicidó dejando una nota en la que alegaba que no quería tenerme pero que en vez de matarme ella se quitó la vida para no tener el remordimiento de que alguna vez estuve vivo. En conclusión, ella se suicidó porque no quería tener en la conciencia el saber que nací.

Y así fue desde mi nacimiento, ya sabrán lo que sufrí en la infancia.

Pero ahora había madurado, pero ni siquiera la edad cambiaba el hecho de que mi vida era un completo circo.

Tantos pretextos no me han servido en estos últimos años y dudaba incluso lo que me depararía el futuro.

Mis pensamientos me impedían razonar para buscar una solución al problema que tenía en estos momentos. Me interrumpí en contarles la aburrida historia de mi nacimiento. Debo de enfocarme en salir de aquí.

¿Pero a dónde saldría? Si estaba prácticamente afuera.

Mas bien tenía que hallar una población, yo que sé. Lo único que queria era ver a otra persona, estar tiempo solo me atormentaba.

— ¿A dónde iremos?— esa voz me asustó. Era tal mi locura que inclusive llegué a pensar que fui yo quien había dicho eso. Pero con la poca coherencia que me quedaba tuve tiempo para pensar en ver quien había hablado.

Al dirigir mi vista hacía detrás mío sólo pude ver arena, arena y más arena.

— No comprendo a dónde miras— volví a escuchar la voz, osea, estaba totalmente seguro de que quien hablaba no era yo. Podría estar loco pero quedaba algo de cordura en mi mente.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2018 ⏰

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