Pobre Chaval

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Terminé de apurar mi copa como si todo me la pelase, y la lancé sobre el suelo como si pelarsela fuera todo lo que importase en mi vida. Estaba borracha de verdad y tambaleandome como si la bailarina de cristal que lo madre soñaba que sería la hubiesen ahogado en champán hasta qee recitase las estúpidas lecciones de mi carrera, pero a pesar de estar hecha una mierda escuchando algún tópico viviente del country de los 80 disfruté por un momento de la situación, el alcohol mojaba y golpeaba mi cerebro como si la vida fuese una pelea de toallas mojadas, donde esperas que no te vioeln pero no lo puedes asegurar, así que cogí mi diario porque quien sabe, quizá dentro de mil años una feminazi transexual del futuro se encuentra con mi triste vida y la talara con sus lasers del lenguaje inclusive, que coño!, me dije mientras me comenzaba a sentir peligrosamente bien y me halagaba a mi misma como si el pobre reflejo de narciso aún nadase en el alcohol barato de mis padres.
Después de unos cuantos autos brazos el alcohol, el retraso o quizá el hecho de ser psicologa me llevaron a cometer una estupidez, salir del garaje donde me moría lentamente bailando como si fuese una mezcla entre una furzia con Parkinson y blanca nieves. Cogí el mando del garaje, y me confundí al ver que en los dos botones ponía arriba y luego pensé en mi horrible familia y recordé que estábamos en la semana del Subidón así que mamá había quitado todas las referencias a sentimientos negativos, entonces, pulse el arriba con más cara de dejar entrar a una borracha a un barrio de psicópatas y salí de allí como una puta cuba andando como si mis pies tuviesen una orden de alejamiento, y cuando porr fin estuve en las peligrosas calles del Gotham más bohemio que se pueda imaginar comencé a inspeccionar la vida nocturna de mis vecinos, pasé por la casa o el Reig de mi querida y pervertida alemana, que acariciaba la peluca rizada del justo de plástico de un brasileño mientras veía una version de Titanic doblada con acento uruguayo, recorrí la casa dejando que la afilada verja que me separaba de aquel espectáculo de tuviese mi curiosidad, avancé más por aquella gruta de las maravillas y el estofado de Marihuana, y me encontré con el jardín de aquella casa, sobre el suelo se esparcían posters con mensajes nazis mientras que el gran Jeronimus se untaba helado en los muslos y en las tetas para rodar sobre ellos y luego comer helado de la boca de su querido Hitler, es extraño lo radicales que pueden ser unos muslos obesos políticamente. Seguí tambaleandome hasta llegar a la casa de los Xen Boog que estaban practicando una de sus brillantes versiones con gorros de cosacos y un abrigo de piel de imitación, mi coñac interior se sintió muy attadio por la falta de talento aquella noche y me quedé un rato escuchandolos y ojalá y Mozart hubiese estado presente para haber podido mejorar su propia música con el arte de aquellos genios, la canción se llamaba Pito Chico, una base ridículamente parecida a la de Rasputin sonaba y ellos comenzaban a humillar la cultura cosaca chocando los bonitos pies de geisha de la chica, con los callos de un agricultor fumeta  comunista de su "abusuelo" o el abuelo que la abusa, estos repitieron varias veces la danza cosaca cerrando los abrigos en torno a su cuerpo para luego gritar Pitochico y abrirlos, así estuve hipnotizada unos minutos viendo como el Kremlin se moría ante mis ojos, cuando terminó la base de la canción el chico gritó Pito Chico a lo que él anciano machito respondió Pito Chico otra vez, así hasta que la chica estuvo desnuda sobre una mesa y el chico comenzó a gritar Xen Boog la manoseaba y se preparaba para algo que agradecí no ver. Cuando el chico se comenzó un cinturón con penes de plástico con la cara de Mao Tsetung que se iluminaban decidí marcharme hasta llegar al final de la calle, y a la chabola de Felipe. Pasé por el jardín con un intento de elegancia siendo el putón mas parecido a algo Windsor y me encontré con Felipe, que en aquel momento dormía en un camión abandonado que antes fue un asador de carne y que tenía el letrero Paquita y sus Carnitas pintado en la parte trasera. Felipe estaba por supuesto colocado bebiendo una cerveza encerrado en el asador fundido y humeante de carbón y humos cancerígenos al que llamaba cama mirando las estrellas. Le saludé y me ofreció que me tumbase junto a él, y disfrute del ambientazo de las rocas Carnitas de mamá Paquita. Me tumbé junto a él y dijo:
-Es la primera vez que te veo por aquí-, por un momento me planteé que debía de ser ácida y dura con él pero mi tremenda falta de sexo me condujo hacia un tono amable.
-Nunca me habías invitado-, él se giró hacia mí ejerciendo presión sobre uno de los hierros del asador haciendo lanzar un potente tú o con olor a carbón al cielo.
-¿Te gusta?, pertenecía a una familia mejicana que me presentó mi camello, un día iba a su casa y un tío me pagó diez pavos por que le echase mataratas a los tacos con carne de la familia, luego me pegaron un golpe en la cabeza y aparecí desnudo en el camión y con una bolsa de cocaína, resulta que los hijo putas eran narcos!, incluso mamá Carnitas, que cabrones son los mejicanos verdad? -, me apoyé sobre Felipe pasa un brazo por encima suya y le susurré :
-No sabes cuánto -, el me miró por un momento y miró concentrado al asador para luego gritar:
-Cuidado-, y apartarme a un lado evitando que un proyectil de chimichurri caducado y carbón no me traspasase el cuerpo.
-Uff, aunque sea mejor que vivir con mi madre Mamá Carnitas sigue haciendo el chimichurri demasiado fuerte!-, me sentí algo preocupada porque Felipe viviese en una estación espacial de salsa de carne y doplegangers del ketchup barato.i pobre cerebro se debatía entre conseguir respuestas a sus preguntas, o conseguir soluciones para lo cachonda que estaba, como un pulso entre el Indiana Jones más inteligente, y la Kardashian menos directa.
-¿Felipe, porqué te drogas? -, finalmente me lancé al vacío donde o me hundía en un pozo de respuestas estúpidas que me cortarían el rollo o caía en un montón de cannabis mental y me ponía a follar.
Felipe me miró fijamente con un rápido destello de inteligencia, como una especie de joya de bisuteria mental para luego volver a demostrarme lo mucho que le gustaba untarse el cerebro con chimichanga sabroson y vivir como Confucio, girandose hacia las rejas del asador para gritar :
-Ey, Guarachita, pon la canción por que nos drogamos en Monterrey mientras tomamos pastillas padres -, una voz mitad robotizada mitad gringa respondió:
-Hola Felipón, que sabrosonas están tus nalguitas hoy, Wey!-, le miré completamente confundida, tenía instalado un asistente digital dentro del puto asador o estaba viviendo en otra telenovela mala de la madre de Jeronimus sobre el fantasma de Canterville. El asador comenzó a chirriar, haciéndonos rebotar sobre él mientras la voz de una abuela cantaba una versión de Un Chico Excelente, cambiando el chico por yerba, e introduciendo maracas y el grito de un viejo cada diez segundos, como me solía ocurrir en mi vida, no sabía que cojones acababa de pasar, pero por primera vez en demasiados meses mi instinto follador tomó las riendas de la yegua enfermiza a la que llamaba karma e hizo que besase a Felipe.
Él me besó durante unos segundos, respondiendo excitado a mi salida de emergencia de la menopausia.
-Está bien guason esta chancha, se llama la Guarachita, a mamá Carnitas le encantaba que pusiese canciones mariachi, tecnología punta en Yucatán, la vieja lo compró vendiendo a su nieto, y alcanza hasta los tres mil decibelios!-, Felipe me contó más sobre la Guarachita mientras me desnudaba y tocaba como la noche en la que intentaron descifrar la contraseña al Triangulo de Las Bermudas a través de una canción de Julio Iglesias. La verdad no se si fue porque mi cerebro quería pegarse el orgasmo de su vida antes de enamorarse de un desecho con antepasados mayas o que realmente mr gustaba Felipe, pero recuerdo esa experiencia como uno de los mejores polvos de mi vida.
Felipe había fumado antes doscientos gramos de Marijuana, así que tardó en eyacular siete horas y media, no recuerdo cuántas lo hice yo, pero desde luego las suficientes para poder hacerle un currículum decente a mi vagina. Cuando empezamos, Felipe empezó a susurrar algo en portugués, que resultó ser el ritual para la erección permanente, luego justo cuando estaba completamente desnuda, se me atrapó un pie entre las barras de el asador y su bailonga conciencia, y Felipe me echó aceite de cordero para poder sacar la pierna, después de eso unos minutos de sexo normal, con besos, abrazos e incluso algún Eres una Pinche Guarra sueltos, cuando eran las dos de la mañana la pobre y demente Lúceda se acercó a nosotros, buscando rezar a su JesuCristo de Compañía, Felipe estaba hablando en Portugués y ella pensó que era el lenguaje de los ángeles así que se acercó demasiado y le golpeé con un teta en la cara, haciendo que lloraste pensando que estaba en el infierno y ese era su castigo eterno, le explique que no estaba en el infierno mientras me cubría con una bata que perteneció a Mamá Carnitas, explicándole que no tenía ni tetas, ni maldad suficientes como para castigará toda la eternidad, mientras trataba de explicarle a Felipe porqué no era ético hacer un trío con aquella pobre señora, arropé a Lúceda con los calzoncillos de un Narco llamado el Obeso Martín, que por lo visto era compadre de Felipe y seguimos follando, estaba feliz, insoportablemente borracha y estúpida pero feliz y a pesar de que Felipe no fuese genial en el sexo creo que Mr Wonderful le regaló dos centímetros más de polla por creer en la felicidad.
Cuando pasaron cuatro horas, y Felipe todavía seguía sin correrse de desespero y planeo probar con Lúceda a lo que le grité que no, así que decidido se bajó de él asador y de metió en aquella histórica furgoneta para volver media hora después con varias revistas porno de señoras con obesidad mórbida.
Él se empeñó en volver a hacerlo y el amor hacia la salud de mi madre dijo que no, pero el alcohol que llevaba dentro le volvió a besar. Después de pasar dos horas más intentándolo, cuando ya tenía suficiente sexo y una grave falta de sueño y células sobrias, me quedé dormida sobre Felipe, que se la estaba empezando a cascar con las reservas de cordero crudo de la familia Carnitas para poder correrse, estaba completamente frita, sobre el santuario completo de fritanga de mi nuevo rollo, mi subconsciente y mis ganas de no ser violada percibieron a Felipe cerca de mí, insultando en portugués a su padre por ser un pitochico y hacer que heredase un pene tan inútil, y después de aquel masculino insulto a su afeminada familia comenzó a volverse loco y a meter el pene en todas partes, investigando hasta encontrar algo con lo que correrse, como una especie de Conan Edogawa salido.
Volvió a la puta furgoneta, que parecía haberse fumado un porro CON freud en los huevos de platón, mientras tocaban a Shakespeare y hacían que mi pobre Brasileiro tuviese complejos dilemas masculinos que solo fuleyas podrían comprender.
Luego volvió al asador mientras yo dormía sobre el dragón del Tufo Interminable, y Felipe utilizaba la dentadura de Mamá Carnitas para poder cumplir su propósito, y como llevaba varios meses sin depilarme el bigote ni las axilas, y parecía que tuviese incrustadas cabezas de Nietzsche en mi puto cuerpo me vi con la superioridad de contar cuantas veces y como había faltado Felipe al respeto a su pobre ego.
Mi "novio" se pajeó con una rebeca que se ponía de pequeño, las fajas de sus comprad es mariachis, un periódico sobre los deportes sobre hielo, un manual de cómo caer bien a la gente, un paraguas, un ambientador con olor a jazmín mejicano, salsa de tacos, de tortillas, de nachos, guacamole, guacamole y leche, guacamole y mantequilla, guacamole y una muñeca de su sobrina bebé, unas gafas de juguete, plastilina, vasos, seis platos de plástico y la peluca que llevó mamá Carnitas cuando perdió su apuesta al tratar de comer más pimientos que el Obeso Martín. Todo esto mientras yo abría y cerraba los ojos, (seguramente perdiendome cientos de intentos más) al notar el movimiento de mi hiperactivo tigre de la paja para buscar algo con lo que poder dormir con dos mililitros menos de hombre en su interior.
Lúceda dormía plácidamente, como el cordero del señor al que adoraba en cada vez sitios más perturbadores, Felipe había encontrado en los cajones de la furgoneta lso guantes de boxeo de el hijo bastardo de el Obeso Martín con la Mórbida Josefa, y se estaba pajeando con ellos mientras la Guarachita, que parecía estar sintonizada al lento caracol de su eyaculacion, ponía un éxito de Frank Sinatra cantando por una Carnitas a la que no conocía.
Yo dormía plácidamente sobre los restos mortales de un Pablo Escobar mucho más perverso y amante del picante extremo, y finalmente después de más de siete horas de intento mientras la pobre Lúceda acariciaba las barbas de Moisés en sueños, lanzando maldiciones a los protestantes en susurros involuntarios, Felipe gritó Guaracha cuando se corrió, según lo que el me ha contado y prometido tan sólo salió una gota de Felipe, y se giró hacia Lúceda sin planearlo y confundido, y tuvo una ereccion, que me juró que no tenía nada que ver con la pobre anciana que hizo que volviese a eyacular, pero esta vez encima de la pobre anciana.
Felipe pareció asustarse al ver que por algún motivo no paraba de salir semen, se tapó el miembro con la mano y entró a la furgoneta buscando fotos de graduación de mamá Carnitas para calmar su excitación y parar de echar lefa.
Afortunadamente en aquel momento yo están contando ovejitas en aquel momento, pero una muy cabrona y retorcida me recordó que ya era de día. Cuando desperté, estaba completamente desnuda, y pegajosa de cualquier salsa que haya sido echada por un sudamericano, Felipe yacía a mi lado con una faja en torno al pene a modo de presa, y con el aspecto de haber estado jugando a la vasectomia. Me levanté tratando de no hacer ruido, ME HABÍA ACOSTADO CON FELIPE, EL PEOR FELIPE QUE HABÍA CONOCIDO NUNCA. Me llamé estúpida mil veces, con un dolor de cabeza increíble, y extrañamente con unas ganas enormes de ir a la consulta y despejarme con mi trabajo, me bajé del puto asador dejando a Felipe solo y mugriento, y a la pobre Lúceda disfrutando de su cremita para el acne, y salí corriendo hacia mi casa, sin ganas de llorar y con una extraña picazón mental que me hacía querer realizar mi trabajo.
Fui corriendo todo el rato hasta llegar a casa, y me encerré en mi habitación dando gracias a él intestino de los caballos porque mi madre no están en casa, me cambie y me puse una blusa quemé mis bragas y las bendije para que fuesen al cielo de los chilis y salí de casa cagando leches, afortunadamente nignuna de Felipe.
Por suerte no había atasco, y parecía que el mundo se había inclinado ante la vocación de una zorrona experta en el retraso de citas y las consultas florales.
Al llegar a la consulta, saludé a mis compañeras, deseando que mi jefa no se diese cuenta de que había llegado 3600 segundos tarde, (prefería hablar en números grandes para asimilar mi reajuste de sueldo). Por suerte la Medusa de los Complejistas y primitos de Edipo no me fulmino con la mirada y pude adentrarme en mi pequeño agujero llenar de ambientador de falso positivismo la sala y recitar coni mejor voz de Terminator Poeta : "Siguiente"
Justo después la puerta se abrió, mostrando al chico del que tanto había oído hablar, Yogor, el misterioso mudo de la sala de psiquiatría a los que sólo sus especialistas habían oído hablar, decían que era un verdadero psicópata sin remedio.
-Buenos días Yogor, puedes sentarte -, el chico avanzó con agilidad hacia el asiento, dejándome ver al inclinarse una cicatriz en su cuello.
-Buenos días señora -, tenía un acento seductor aunque escupido por la lengua del dolor, agh que buena soy citando a Freud!
-¿Cómo te encuentras Yogor?, ¿has dormido bien? -, el chico asintió con la cabeza mirándome fijamente en todo momento. Abrí su expediente psiquiátrico que parecía aterrorizar a todo Mi Windows, el chico tomaba más de diez medicamentos.
-Yogor, ¿que tal la medicación?-, el chico pareció reírse consigo mismo jugando con sus largos y pálidos dedos.
-Mal, muy mal, quiero dejar de estar dormido -, su mirada no se apartaba de mis ojos en todo momento.
-Fuiste tú quien la pediste Yogor, decías que tenías pesadillas sobre tu hermano y querías desconectar -, no salía de mi asombro al leer el historial de aquel chico.
-Es cierto, pero no quiero seguir viviendo así, psicologa, le quita todo el entusiasmo a la vida-, se inclino sobre sus dedos entrelazados
-¿Entusiasmo?-, aquel chico me estaba devorando lentamente, sentía que podría hacer todo lo que me pidiese.
-Sí, señorita, imagine la vida como andar por un bosque que no conoce, puede perderse por él y quizás dar más rodeos para llegar al final, o puede vendarse los ojos y dejar que le conduzcan a la salida, estoy harto de vivir cegado -, miré dentro del perfil psicológico del chico, al parecer tenía muchos traumas , y unas ganas enormes de reinsertarse en la sociedad.
-Yogor, quieres que te redizcamos la medicación?-
-Sí-, respondió rotundo, volviendo a su silencio habitual
-Eso no depende de mí Yogor, hay muchos factores que tenemos que analizar, y yo no soy tu psiquiatra, solo estoy aquí para ayudarla con el psicoanálisis, nada más-, se reclinó sobre el asiento abriendo sus brazos ligeramente.
-No sabe qué hacer con su vida , verdad? -, me asombre por un momento quedándome atónita por lo que había dicho y dejando que el silencio respondiese por mí.
-Lo he notado en sus ojos señorita, no sabe qué hacer con su vida, está perdida, con problemas, sin saber sobre qué brazos caerse con la impresión de que todo lo que había soñado no se va a presentar nunca -
-Yogor... -, no pude responderle parecía estar en mi mente manipulandome hasta el punto de la sumisión
-Es usted una buena persona, aunque muy cínica, yo no me quiero meter en su vida pero solo quiero que deje de leer el historial que tiene sobre mí, y centrese en lo que estoy hablando-, esperó unos segundos para continuar, apagué el ordenador y le mire espectante y maravillada.
-Sé lo que pasa por dentro de esta organización, y también me imagino lo que habrá escuchado sobre mí, piensa que soy un psicópata, un desgraciado que podrá matar a cualquiera sin remordimiento alguno, pero acaso alguno de ustedes saben lo que se siente al perderlo todo?. No, pero no me van a escuchar, porque cada maldita palabra que digo es un nuevo diagnóstico en un papel que no sabe nada sobre mí, porque los únicos que saben sobre mis problemas somos mi conciencia y yo, me entiende? -, asentí con la cabeza y dije:
-Yogor, comprendo que estés enfadado con nosotros, pero solo intentamos ayudarte y es importante que te des cuenta de eso-
-Señorita, deje que su vocación hable cuando sus ojos paren de juzgarme por lo que cree que soy, porque si le interesa saberlo directamente de mis propias palabras le diré lo siguiente :
no estoy loco -, me sentí muy apenada por un momento pero afortunadamente con conocimiento y firmeza suficiente como para responderle.
-Yogor, la mayoría de los enfermos no reconocen su enfermedad, y has presentado muchos patrones de depresión y ezquizofrenia en los últimos meses -
-¿Pretende que sonría señorita?, creo que he pasado por demasiado como para sonreír como un bobo todo el día, supongo que es lo que pasa al tratar de introducir demasiadas vidas en una sola persona -
-Yogor, por eso debes de seguir con la medicación, no puedes ser vivir con ese pesimismo, no es sano ni para tí ni para nadie -
-Señorita, no soy pesimista, soy realista con la vida que me ha tocado, quizá en su vida es necesaria la alegría y las palabras de amor y afecto pero en la mía solo hacen falta cambios -
-¿Que pretendes conseguir Yogor? -, pregunté preocupándome por el gabinete y mi propia salud
-Libertad, solo quiero eso, sé que dijeron que tenía que tomar mi medicación pero voy a cumplir diecinueve años pronto y volverán a pedir un informe sobre mí, y solo quiero que me liberen de esta mierda, sé que he estado enfermo, y que consideran que soy peligroso para los demás, pero los deseos de la mente nunca son inquebrantables, y sé que puedo hacer algo por conseguir lo que quiero-, no sabía de qué estaba hablando, sus palabras parecían sobrepasarme, como tratar de seguir un rápido y gigante globo con la mirada y la cordura suficiente para que no desaparezca en el aire.
-¿Que pretendes decirme, Yogor? -
Se levantó sin emitir ningún ruido y apoyando sus brazos sobre mí mesa dijo:
-Que voy a hacer cualquier cosa que me pidáis para que me libreis de este infierno -, su mirada volvió a castigarme durante interminables segundos.
-Hablaré con tu psiquiatra Yogor -, dije deseando que se marchase de aquella creciente tensión, sus nudillos acariciaron lentamente mi mano y dijo :
-Adiós señorita -, antes de marcharse sellando con su moral el ambiente dea sala y sonreirme con tristeza, exhalando el suspiro helado interminable que le quedaba para comenzar a percibir calor, demostrando que era mucho más que aquel pobre Chaval...

Noches LuminosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora