Capítulo 23:

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La verdad contada por Jaiz

No sabía qué hacer, si salir de aquel baño en ropa interior o sacar mi hermoso vestido de aquel inodoro. Quería morirme, quería acabar con mi vida en esos instantes. Me miré al espejo, ya no era esa niña inocente que todos querían y apreciaban por lo buena chica que era, veía ya con mis apenas quince años una mujer destrozada y llena de dolor. Le di un duro golpe a aquél espejo y destrocé el medio de este, por mis nudillos corría la sangre, tenía tanta impotencia y rabia que ni sentía el dolor que me había causado aquel golpe. Recogí el vestido, estaba un poco mojado pero lo bueno era que aquel inodoro estaba limpio y el vestido solo estaba mojado de agua en la punta. ¿A quién se le habría ocurrido está  canallada conmigo, quién me tendría tanto odio?. Está claro que a Owen, pero detrás de esto había alguien más.

Me puse el vestido y salí corriendo de aquel baño sin mirar atrás. Lo que mejor se me daba era siempre correr sin mirar a nadie y sin dar explicación alguna. Solo escuché que me gritaban ¿Dash, qué pasa?, ¿Dash estás bien, qué pasa?. Corrí tan rápido que llegué pronto a la puerta y logré salir. La Casa de la Cultura estaba considerado un lugar maldito para mi.

Luego de la fiesta logré enterarme por mis primas que al yo salir corriendo Carlos Manuel buscó a Owen y le gritó ¿¡Que le hiciste imbécil!?, le dió un puñetazo y los dos terminaron enredados entre puños. Y así terminó mí tan anelhada y hermosa fiesta de quince años. Mi madre llorando buscándome como loca y todos asombrados de mi extraña desaparición de la nada.

Ruth no pudo ir aquel día, me sentía contenta por una parte porque no pudo ver el caos que sucedió con su mejor amiga, pero muy mal por la otra porque estaría segura de que no me hubiese ocurrido nada con Ruth ahí. A mi madre le conté una falsa historia de bulling en el baño, que había caído en depresión y me habían arruinado la fiesta, ya que nunca me hubiese imaginado contándole la verdad, iría corriendo a denunciar a Owen a la policía por su hija ser menor de edad y más por aquel cigarrillo de marihuana que me había fumado, lo peor de todo esto era que había sido por voluntad propia y no porque me lo impuso o me obligó, igual mi estado de ebriedad fue una gran ventaja para él, pero me sentía tan culpable yo que no le podía contar algo así a mi madre. Ya era mi último año en la secundaria, así que ni intenté cambiarme de escuela. Solo me quedaba soportar un poco más mi realidad.

Todos los días me comía la cabeza preguntándome quién era aquella chica que estaba detrás de la puerta. También me preguntaba de dónde había venido aquel extraño ruido y si había sido causado por aquella misma chica. ¿El caos de mi vida había terminado ahí o seguiría sufriendo al enterarme de más cosas?. Estás preguntas no me dejaban dormir.

Até cabos y recordé que aquel día Leiza me había dicho que Owen me esperaba en el baño, o sea que Owen había hablado ya anteriormente con ella para que yo cayera en su trampa, eso no tenía otra explicación.  Todo era un plan de estos dos para arruinar mi fiesta, mi vida y mi existencia. Pero también había algo más, ¿desde cuando Owen y Leiza eran tan amigos para planear algo así?, porque de Owen podía aceptar que lo hiciese porque era un sin vergüenza, pero Leiza, ¿por qué Leiza me tendría tanto odio?. No estaba segura de nada y tenía muchas dudas, pero algo me decía que era Leiza la que se escondía detrás de aquella puerta.

Ya solo me quedaban pocos meses para terminar la escuela, las pruebas finales estaban muy cerca y solo debía ir a los repasos de las asignaturas principales que tenían examen final. Ya había pasado una semana de lo ocurrido pero aún en la escuela hablaban de ello, comentarios sarcásticos, de pena y hasta de burla no dejaban de llegar a mí a cada rato. Solo quería que esa etapa terminara, llegar al preuniversitario y olvidarme de todo aquello.

Uno de esos días sola en el aula, ya que ni amiga tenía en ese entonces, tampoco era que quería tener alguna en ese poco tiempo. Jaiz se acercó a mí.

—Dash, ¿podemos hablar?.

—Si ven, siéntate aquí —le señalé la silla que estaba a mi lado.

—Yo necesito hablar contigo de un tema muy serio.

—No por favor, más chismes no quiero en mi vida. Ahorratelos ¿si?.

—Dash por favor, escúchame, es algo serio y debes saber toda la verdad. Pero antes disculpame por distanciarme tanto de ti, y no albertir que Leiza es la persona más desgraciada que existe. Siento mucho lo de tu fiesta amiga.

—Ok te prestaré atención. Cuéntame.

—Dash. Owen es su primo.

—¿Que?. ¿Cómo?...

—Asi es Dash, yo no lo sabía me enteré hace poco, porque los escuché hablando y esté se despidió con un <<adiós prima malvada>> y los dos sonrieron. Luego hablé con Leiza y esta me lo confirmó, me dijo que te había hecho todo eso porque le mentiste, que obligaste a Carlos Manuel a bailar con ella, cuando Carlos babeaba por ti. Y que hasta hiciste que Carlos fingiera estar enamorado cuando realmente no era así. Leiza estuvo enamorada de Carlos Manuel desde séptimo grado y creerse que de verdad este empezaba a sentir algo, fue un golpe muy duro al enterarse después que esto no era cierto. Un día antes de tu fiesta Carlos explotó y le contó toda la verdad a Leiza, que el sentía algo muy profundo por ti, que ella había sido toda un mentira y que estaba sospechando de que Owen y tú tenían algo, a lo que Leiza siendo prima de Owen planeo todo aquel plan de arruinarte la fiesta. Owen siempre fue un imbécil e inmaduro que no toma las chicas en serio y pues para él fue muy fácil hacerte esto.

No me podía creer lo que Jaiz me estaba contando, simplemente no cabía en mi cabeza como dos personas podían ser tan malvadas, y hasta donde podía llegar una chica por un  amor no correspondido.

—Pero esto no termina aquí Dash. Aún existe un video.

Otra cicatriz © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora