- Sé que estás ahí imbécil, - no entendía porque este idiota no iba a ver a su mujer que estaba a nada de parir - jamás pensé que Kagome fuera un juego para ti y menos que tu primer cachorro fuera indeseado.
- ¿No te cansas de decir estupideces Inuyasha? - preguntó mientras se acercaba.
- Como sea, solo quería decirte que tu cachorro esta pronto a nacer, deben de quedarle un par de días - si mi sentido no me fallaba debía de ser así.
- ¿Ha escogido nombre ya?
- No - ¿Cómo decirle? - verás, ella ...
- ¿Qué sucede? - tenía una mirada complicada.
- Ella me pidió escoger el nombre - ya está, lo había dicho.
*Flashback*
- Inuyasha,quería pedirte algo - comenzó ella - pero quiero que quede entre nosotros, no tienes porque decirle nada a él.
Habían pasado dos semanas de que ella había vuelto, su panza estaba hinchada y le constaba mucho caminar, el cachorro parecía ser más grande de lo que su cuerpo soportaba. Kikyo y Sango la ayudaban lo más que podían.
En una plática con Kikyo ella dijo que Kagome parecía estar muy débil, mientras se bañaban pudo fijarse en su vientre, tenía muchas líneas púrpuras, temía que ella muriera al dar a luz al pequeño, pero ella insistía en poder hacerlo.
- ¿Qué es lo que necesitas? ¿Más comida?
- No Inuyasha, quería pedirte, - ella bajo el rostro sonrojado - quería que fueras quien le diera nombre al cachorro.
Era una broma, tenía que serlo.
- ¡¿Lo dices en serio?! - no podía dar crédito a lo que escuchaba.
- Claro que sí tonto, al final eres tío de este pequeño.
- Kagome, ¿No quieres que Él le de un nombre? - pregunté dudoso.
Si rostro se quedó triste y sin ánimo.
- Él decidió que no quería ser parte de nosotros, no necesito que le dé un nombre a alguien a quien no quiere. A menos que no quieras, en cuyo caso le diría a Miroku o a Shippo.
- Para nada, por nada del mundo esos dos le pondrán el nombre a mi sobrino. Estaré encantado de darle un nombre.
- Deberás pensar en uno de niña y uno de niño ya que no sabemos que será.
- Kagome, muchas gracias, por ser mi amiga, mi familia.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
- Inuyasha ... - comenzó a decir, pero sabía que si empezaba nos llevaría un buen rato.
- Ya, ya, luego te pones sentimental - la corté.
- Está bien - dijo mientras sonreía y sus ojos estaban aguados - no me pondré sentimental.
- Bien, porque tú no eres sentimental - dije burlándome.
- ¡INUYASHA! - gritó y yo me congelé, me iba a mandar al piso, así que cerré los ojos con fuerza - DAME TU MANO, ¡AHORA!
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