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1."Dame Tu Mano"

Después del secuestro de Bakugou

Narra Kirishima

No entiendo que es lo que me ha pasado últimamente, no he visto a Bakugou desde unos días después de que lo secuestraron y me estuve empezando a volver loca. Hoy por fin lo veré de nuevo cuando lleguemos a los dormitorios. Sigo creyendo que es por la impotencia de no haber podido hacer nada para ayudarlo y quedarme como idiota dentro de un lugar seguro mientras él estaba en peligro, se muy bien que no fue mi culpa que lo secuestraran, el problema es que yo sé que si yo hubiera estado en peligro a él no le hubieran importado las reglas y me hubiese buscado. Y puede sonar algo egoísta pero, ese día, haber tomado su mano para salvarlo, se sintió jodidamente bien, es mi mejor amigo, pero no puedo evitar dejar de pensar en lo suave que fue su tacto al juntar nuestras manos. Siempre he pensado que Katsuki Bakugou es un chico muy varonil y estoy segura de que él es asombroso y llegará a ser el número uno como lo desea, pero últimamente me estoy empezando a preguntar ¿Qué pasa si en un punto estorbo en sus planes? Sé bien que los amigos no son oara siempre, pero yo no quiero separarme de Bakugou...

Debo de dejar de pensar en el y comenzar a cambiarme para que mis mamis me lleven a la escuela, la verdad es que estoy nerviosa por saber en que piso voy a estar y deseo bastante que sea con Mina, Toru o Kyoka, es decir las otras chicas también son asombrosas, pero estar cerca de alguna de mis mejores amigas me haría las cosas más fáciles.

-Eiji, ¿Ya estas lista?

-Sí, mamá, ya voy - Mierda, me distraje demasiado pensando en Bakugou y las chicas que olvide que aún tenia que acomodar algunas cosas. Solo faltan mis mangas, comics y productos para la piel, solo voy a tomar todo esto y listo.

Narrador

Kirishima se encontraba en su cuarto acomodando cosas al azar mientras una mujer alta, morena y sonriente se acercaba a la puerta a observar el cuarto semivacio de su hija, del que habían sido retirados posters de Crimson Riot, fotos con sus amigas, el saco de box que le habían regalado al cumplir 14, y su armario casi sin ropa ya que esta se encontraba en cajas. Lo único que faltaba por ser empacado eran sus cómics, mangas y algunas cremas que se encontraban en el piso con su hija empacandolos de último momento torpemente. Esta imagen causaba nostalgia en la mujer alta que se recargaba en el marco de la puerta esperando a que su hija la notara.

-No se supone que subiste a empacar todo esto hace media hora, tiburoncita - dijo su madre riendo mientras se acercaba a la chica que había pegado un susto al oír la voz de su madre, traía su uniforme y se encontraba en el suelo de la habitación guardando más rápido las cosas - Sabes, voy a ir subiendo estas cajas al auto mientras terminas con eso, pero no te distraigas.

En cuanto la mujer se fue, su otra amdre entró al cuarto sigilosamente acercadose a las cosas que su hija guardaba en la última caja.

-Ten, cielo - le dijo la mujer de cabello largo y blanco con ojos rubí y dientes puntiagudos como la adolescente mientras le entregaba una caja con una envoltura de papel café - guárdala antes de que venga mamá y la vea, no quiero que la abras hasta que estes en la academia y mantenla en un lugar donde vayas a recordarlo, ¿Me escuchaste bien Eijirou?

-Sí mami - La pelirroja desconcertada guardo la caja entre los libros y la cerro mientras su mamá se iba del cuarto con varias cajas cargando. Luego de eso fueron a llevar a la chica a la academia.

Narra Bakugou

Estoy de camino a la UA y aún no entiendo porque no dejo de pensar en esa idiota, que me diera la mano para escapara no fue la gran cosa, si ella hubiera sido a quien se llevarán hubiera matado a cualquier bastardo que tuviera que ver con ello, no se que le diré cuando la vea otra vez. Durante las vacaciones estuve trabajando para darle el dinero que gasto por mi y también con lo que sobro compré una idiotez que se que la va a hacer muy feliz, no es como que me importe si ella esta feliz o no, solo quiero estar bien con ella y no deberle nada, ni a ella ni a nadie, no necesitaba que me salvarán ese día, aunque me hace sentir bien que fuera ella quien llegara ahí y me gritara. La verdad es que su mano se sentía bien cuando la tomé para salir de ahí.