El amor, un puro e inocente sentimiento, en el cual solo los ilusos o inexpertos llegan a caer, y vaya, al parecer en esta historia no es la excepción.
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Un brillante sol iluminaba aquella pequeña pero romántica escena, con un joven pelinegro listo para demostrar de inocente forma aquellos sentimientos que habían despertado por aquel chico rubio que conocía desde ya hace unos años.
-I-inupi, yo...- Decía nervioso, al ser su primera vez mostrando su afecto hacía el rubio, y en general declarándose a alguien .
-Acepta esto!- Dijo sin buscarlo en voz levemente alta con cabeza gacha, estirando una pequeña caja de chocolates hacía su contrario - Como muestra.....de mis sentimientos hacia ti-
Su rostro en ese momento se encontraba más rojo de lo que podía imaginar, no eran mas que niños más sin embargo no podía evitar sentir una gran vergüenza ante sus torpes actos.
-Koko....- Fue lo único que pudo mencionar él rubio, sorprendido y enternecido por aquel acto, su piel de igual forma que su contrario se empezaba a enrojecer -Yo..-
Él menor solo sintió como su contrario tomaba el regalo, aliviando levemente la tensión en su cuerpo, para poco después sentir los cálidos brazos del oji-azul rodearlo, sabiendo que sus sentimientos eran aceptados.
Y para suerte de ambos ese sería el inicio de una bella relación, que nada de este mundo podría corromper o separar
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Ya había pasado tiempo desde que andaban en lo que algunos podrían definir como "relación de chocolate", abrazos, pequeños mimos y besos en mejillas y frente.
Con la edad de doce y trece respectivamente el mayor había decidido algo, empezó a ahorrar aquellas mesadas hace ya más de un año, teniendo el dinero suficiente para comprar el objeto para marcar su promesa, para poder estar juntos toda la vida.
En aquella calmada y casi vacía biblioteca un rubio se encontraba descansado, sin tomar en cuenta que se acercaba la hora en la que había citado a su novio, por lo que este ya estaba presente.
