Rider parte II

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John vacilaba en si era adecuado contarle el plan de Olivia con la chica, ella ya estaba demasiado asustada, probablemente ya imaginaba su respuesta, si algo había aprendido John de su esposa era que tal vez tenía gesto de tonta, mas no lo era.
— Yo tenía una misión, bueno, tengo una misión… —comenzó— ...al casarme contigo... nosotros, ante las leyes de la Oscuridad, somos uno y por lo tanto lo mío es tuyo y lo tuyo es mío, en este momento, ese medallón… —señaló el pesado dije que la chica se escondía bajo su vestido— ... también es mío y yo podría asesinarte en este mismo instante para que el medallón me reconocería a mí como el nuevo Señor de la Oscuridad, posteriormente nombrar a Olivia mi sucesora y ambos beberíamos del Cáliz de la Oscuridad para que ella fuera la nueva Señora de la Oscuridad… y justamente esa es mi misión —terminó John en su explicación y la mirada petrificada de Christina le decía que no debió haber hablando. 
— ¿Pero si se lo doy voluntariamente no debería matarme, no es así?, ¿para qué tanto dramatismo y tan elaborado plan? —cuestionó Chrys abrumada, John se alarmó.
— ¿Qué? ¡No! ¿Acaso no escuchaste lo que te dije al inicio? Si Olivia se convierte en Señora de la Oscuridad nos destruirá a todos —
— Me estás diciendo que me tienes que matar ¿por eso me estás contando todo esto? a fin de cuentas no diré nada ¿verdad?... oh no, Seráphina tenía razón
Chrys comenzó a llorar nerviosa levantándose de la cama, John la siguió y con fuerza brusca la tomó de los brazos antes de que huyera más lejos, la chica trataba de zafarse pero él no la soltaba.
— No, no, no lo haré, no voy a matarte, escúchame, no lo haré… 
John trataba de no levantar la voz para no asustarla más y buscaba su rostro para convencerla hasta que logró hacer que la chica lo mirara. 
— ...Christina, no lo haré, por ningún motivo lo haré —la chica miró los redondos ojos azules que no parecían estar mintiendo o eran muy buenos para hacerlo.
— Si tu no lo haces, alguien más lo hará — sentenció Chrys, una vez más, la chica era más inteligente de lo que parecía, John soltó una risilla ante ese pensamiento.
— Para eso deben pasar primero sobre mí — aseguró John, le tranquilizó más ver que la chica rió tímidamente ante su comentario.
Chrys no pudo evitarlo, lo necesitaba en ese momento, hacía tiempo que no recibía uno, aún con algunos sollozos se acercó al chico y lo abrazó con fuerza, se escondió en ese pecho pálido hasta que la fría piel comenzó a calentarse por el contacto, podía oler el aroma de su piel y sentir los finos vellos de su pecho así como la rigidez de un cuerpo que no sabía cómo reaccionar. 
Por su parte John no sabía qué hacer, los únicos abrazos que recibía habían sido algunos de Tony cuando se veían en la Granja o más recientemente en el Establo y más atrás en su memoria los abrazos de su Madre cuando eran niños, pero ninguno se había sentido de esta manera. El cuerpo que se aferraba a él era tan pequeño, frágil, no podía creer que ese pequeño ser era el ente más poderoso de su mundo, ¿cómo podía caber tanto poder en un cuerpo tan pequeño?, el abrazo era más prolongado de lo que había experimentado antes, así que inseguro, rodeó a la chica con sus brazos y acarició su cabeza suavemente esperando no lastimarla.
— ¿Tenías un plazo para cumplir tu misión? — preguntó Chrys aún escondiendo su rostro en aquel pecho.
— Dejemos de hablar de eso —John comenzaba a sentirse más cómodo sintiendo la calidez del pequeño cuerpo. 
— ¿Lo tenías? —Chrys se separó y con determinación miró al chico.
— Sí — confesó John con mirada fría.
— ¿Cuánto tiempo nos queda? — continuó Chrys, John suspiró.
— Ya pasó, desde hace como una semana
— ¿Y qué haremos? — preguntó Chrys tratando de pensar en un plan de urgencia.
— Ya me inventaré algo cuando me pregunte, solo tenemos que resistir hasta que los preparativos del ataque estén listos, no falta mucho. James nos dará la señal, no debes preocuparte por eso— dijo John tratando de sonar despreocupado, pero sabía que cada día que pasaba, más tenía que mantener a Chrys cerca para evitar que Olivia tomara el asunto en sus manos.
La chica solo asintió.
— Sabes, te queda mejor el rubio —puntualizó la chica.
— No lo sé, tal vez un día lo conserve —dijo John con una sonrisa.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora