Se apedrearon al niño

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Flashback

Todos los sacerdotes y aprendices deben de confesarse al menos una vez al mes para quedar limpios de pecado, deben de poner de su parte arrepintiéndose. De lo contrario, no sirve de nada rezar todo el día el Padre Nuestro.

Katsuki odia confesarse, porque le parecía estupido decirle los pecados que Dios ya vio a alguien más que se hace pasar por su oreja sagrada. Las penitencias tampoco le hacían mucha gracia, ya que siempre creyó que debes de pagar el doble del mal que has hecho. Kirishima siempre lo regaño por esto, lo llevaba a regañadientes de la oreja al confesionario, donde una vez dicho las oraciones iniciales correspondientes, el cenizo decía maldades que cometió solo por compromiso. Nunca fue sincero.

Ese día estaba confesando, ya casi terminaba con el último seminarista. Le dio su penitencia correspondiente a sus pecados y estuvo a punto de irse cuando alguien más entro al confesionario.
Por regla, el sacerdote que confiesa no puede ver al penitente, tampoco puede divulgar lo que esté dijo, sea la atrocidad que sea, no puede decirlo. Todo queda en anonimato, pero no es así porque de igual manera Kirishima los reconoce por sus voces. Conocía pecados que van del adulterio a la violencia.

— Ave María Purísima — ¿Es Katsuki? Sin duda, Dios toca corazones.

— Sin pecado concebido

— En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo — se persignó.

— El señor este en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados

— Yo... abuse sexualmente de Deku

Tenía sus sospechas de que algo turbio pasaba entre esos dos, pero siempre trató de darle el beneficio de la duda a su querido pupilo. Escuchar tal asquerosidad de él es más que decepcionante.

— ¿Hubo penetracion?

— Le metí la punta de una pluma

— ¿Que mas has hecho?

— Lo he amenazado para que se deje hacer actos de lujuria, he usado mi puesto de párroco para aprovecharme de él

Ya no quería entrar más en detalle.

— ¿Porque lo hiciste?

— Al principio fue porque me tentó alguien más y me las desquite con el. Y para no perder contra el bastardo de las dos caras. Pero ya no quiero hacerlo, quiero tratarlo bien y que sea feliz, hacer la cosas bien, con su consentimiento y no a la fuerza

— ¿Te arrepientes?

— Si. Ese chiquillo no se merecía todo el daño que le ocasione

— Si tienes arrepentimiento en ti, encontrarás perdón. Tu penitencia es...

— No necesito tus ridículas penitencias, Dios ya me esta haciendo pagar por mis actos

— ¿A que te refieres?

— Veo a un doble de Deku que se transforma en una abominación y él siempre me tortura como lo hacía la Santa Inquisicion — su voz tembló — Nada es real, pero sufro en carne propia

Ave María PurísimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora