» octavo.

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«No soy Carrie», pienso, mientras entro en la cocina, como si eso fuese a evitar mi encuentro con Quinlan.

Me gustaría ser ella. Con todas mis fuerzas, porque Carrie es segura, fuerte y valiente. Pero yo soy Kerrie... y no tienen nada que ver la una con la otra.

Quinlan entra, pero se queda en la puerta, como preguntándome si puede adentrarse en mi espacio. Yo me giro, evitando cualquier tipo de contacto con él —incluso visual. Sé que siento cada día más por él, y odio no poder controlarlo.

—Siento haberte llamado Carrie —murmura él, tan bajo que creo que ha sido una ilusión, pero cuando me doy la vuelta y me lo encuentro cabizbajo, encogido y entrelazando sus dedos para mantener las manos ocupadas, se me parte el alma.

Me quito el delantal, dispuesta a irme, porque hoy no soy yo quien va a limpiar la cocina. Cojo mi abrigo y paso por su lado para irme.

Salgo del restaurante lo más rápido que puedo porque si no lo hago, me veré tentada a lanzarme en sus brazos y besarlo como aquella noche, hace dos meses, a pesar de haberlo evitado en todo ese tiempo y lo difícil que ha sido para mí... pues Quinlan es famoso, casi.

Estoy casi en el final de la calle, cuando oigo una voz a lo lejos.

Su voz.

—¡Me acuerdo de aquel día!

Agito la cabeza... Aquel día, el 24 de julio de 1982, probablemente, quede tatuado en mi mente para siempre.

Así que empiezo a caminar más rápido.

—¡El día que me saludaste con la sudadera igual a la mía!

Me freno en seco.

N/A: Evidentemente, para entender este capítulo antes hay que haber leído 1982, que es la primera parte, si no... no tiene ningún sentido. 

ASÍ QUE SI ALGUIEN NO LA HA LEÍDO, YA ESTÁ TARDANDO. 

Admito que se me ha ablandado el corazón escribiendo esto, y es que esta es mi historia favorita de todos los tiempos, ¿vale? Y diréis, ¿CÓMO COÑO PUEDES ESCRIBIR TAN LENTA? (porque sí, ya sé que prácticamente subo un capítulo al mes y pff...) Pero es que a ver, no quiero cagarla con esta por ir demasiado rápido y Kerrie y Quinlan... me encantan estos personajes, no sé akjsndkjasd.

En fin, espero que aunque sea poquita cosa, os merezca la pena esperar por esta historia, solo lo espero.

Muchos besos,

                     - Carmen.

Quinlan (1982) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora