Querido señor Daunt

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2011

Todo había estado bien los últimos días, habían sido mañanas soleadas y tardes de paseo que Harry pudo observar desde la ventana de su habitación, sumido en sus estudios y centrado en los próximos exámenes. Su pequeño viaje de fin de semana a Holmes Chapel con Louis quedaba dos semanas atrás, y desde entonces no habían vuelto a encontrarse por los pasillos de la residencia o los caminos del campus. Niall por su parte seguía saliendo cada noche, tratando de arrastrar a Harry con él, y siendo al final Mitch su único acompañante, junto con Zayn y Liam.

Ese domingo comenzó como todos los demás. El ruidoso despertador metálico de color blanco, que su hermana decidió comprarle, lo despertó de su profundo sueño de una forma demasiado brusca. Bufó mientras se incorporaba sobre su colchón, alzando los brazos hacia arriba y estirándose mientras dejaba escapar un amplio bostezo. La cama junto a la suya estaba ocupada por un pequeño bulto que ocultaba su rostro bajo la almohada, Harry no entendía como Niall conseguía no despertarse con el ruido de su despertador, y en parte lo envidiaba.

Tras una ducha de agua fría que acabó de despertarle, bajó a desayunar al comedor mientras planeaba mentalmente la organización del domingo que acababa de comenzar. Estaba prácticamente vacío, eran las ocho de la mañana, a excepción de unos ojos grises que lo saludaban desde la distancia. Harry sonrió ampliamente y se dirigió hacia su hermana, sentada en una de las mesas acompañada únicamente por una pequeña taza de café humeante y dos tostadas con mantequilla, algo quemadas en uno de los lados. Se sentó junto a ella tras depositar un suave beso en su pálida mejilla y examinó su rostro, adornado por una mueca triste e incómoda.

- Buenos días Harry - dijo, con voz cansada, mientras daba un insignificante sorbo a su taza de desayuno.

- Buenos días Gemms - dibujó una sonrisa amplia acercando el cuerpo de su hermana al suyo y despeinando su cabello ligeramente, a la espera de que confesara qué era aquello que le preocupaba.

La joven se mantuvo en silencio, aceptando el contacto de su hermano y curvando sus comisuras levemente hacia arriba mientras alzaba la mirada y se encontraba con sus profundos ojos verdes.

- Harry, mamá se va a casar.

-

El aire cálido chocaba contra su piel de forma fría y brusca, sus piernas se movían lo más rápido que podían al compás de sus brazos, su respiración se entrecortaba por el esfuerzo y sus mechones rizados chocaban con su frente, pero no le importaba. Harry seguía corriendo, no tenía intención de parar, esquivaba a los estudiantes con los que se encontraba, a los profesores y a los distintos encargados de las tareas del campus. A nadie le resultaba extraño un joven corriendo por los caminos de tierra a esas horas de la mañana, de hecho no era el único, pero unos ojos azules se posaron en su pequeño cuerpo cuando pasó frente a ellos, siguiéndolo con la mirada y más tarde encontrándose corriendo tras él.

- ¡Harry! - la distancia cada vez era más corta, las pequeñas piedras levantaban polvo tras sus pasos cuando sus pies golpeaban el arenoso suelo - ¡Harry para!

El rizado no detuvo su carrera hasta llegar a una amplia explanada, cubierta por un césped húmedo por el rocío de la mañana y cuyas hebras se mecían suavemente por la fresca brisa. Louis llegó hasta su altura y tocó sus hombros llamando su atención. Harry no se giró, mantenía la vista fija en algún punto lejano frente a ellos, y Louis no sabía qué decir o qué hacer cuando sintió como su cuerpo comenzaba a temblar bajo el contacto de sus manos. Lo giró dulcemente, levantando su barbilla con cuidado con sus fríos dedos y encontrándose con su triste mirada.

- Harry...

Sus ojos verdes se humedecían, cristalizándose bajo el azul intenso de Louis y dejando caer pequeñas lágrimas por sus pálidas mejillas. Sus labios agrietados estaban entreabiertos, soltando el cálido aliento de su respiración pesada que chocaba con el rostro del castaño. Alzó los brazos cuando sintió al rizado contra su cuerpo, sollozando en su pecho mientras agarraba su camisa. Louis no respondió al gesto, mantuvo los brazos junto a su cuerpo mientras notaba las diminutas manos de Harry al rededor de su cintura, debatiéndose si debía abrazarle o separarle de él. Cuando quiso darse cuenta, sus brazos rodeaban el cuerpo del pequeño, atrayéndolo más contra él, sintiendo su cuerpo temblar bajo su contacto y escuchando su respiración entrecortada, ahogándose con las lágrimas que mojaban su blanca piel.

Holding Your HandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora