Capítulo 20 - El prisionero de la celda 1431

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Ahora que Sasaki Kojiro no estaba para ayudar y aconsejar (o elegir) a un representante de la Humanidad, Hrist se sentía bastante desolada. Aunque a su alrededor estaban sus hermanas pequeñas Geir y Hlokk, el Rey Arturo, el Rey Edgar y Jack, ella no lograba ver a nadie. Sus pies se movían despacio llevándola lentamente hacia el Jardín de los Einherjer para elegir personalmente al siguiente. Al llevar su mano a su cinturón, buscando su lista de los 100 Einherjer, que no estaba.

 - Oh, creo que... dejé la lista en algún lado. Tal vez en la sala de los Registros...

 - No se preocupe, señorita. Puedo ir yo a por ella en un momento.

Jack dio una pequeña sonrisa, poniendo la mano en su corazón y levantando con ella las esquinas de su bigote

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Jack dio una pequeña sonrisa, poniendo la mano en su corazón y levantando con ella las esquinas de su bigote. Luego bajó la cabeza poniendo dos dedos en su sombrero como una despedida, caminando hacia otro pasillo.

 - Vaya, el señor Jack se ha vuelto un poco más amable... ¿No es así, hermana Hlökk? - preguntó Geir.

 - Hum... - ella se cruzó de brazos, sin negar ni afirmar - A decir verdad, han pasado mil años desde que hicimos el Volund y aún no sé que le pasa por la cabeza a veces... No se que intenciones tiene.

 - Oh, hermana Hlökk, tú siempre fuiste muy desconfiada

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 - Oh, hermana Hlökk, tú siempre fuiste muy desconfiada... ¿No estás nerviosa por conocer a tu nuevo Einherjer?

Hlökk se limitó a mantener silencio, observando la espalda de su hermana Hrist, que caminaba la primera lentamente. No sabía que pensar... pero ella ya le dijo que sería más difícil de manejar de lo que era Jack en su momento.

Mientras ellos se iban, Jack se marchaba a la sala de los registros en busca del cuaderno de Hrist. No podía estar en ninguna otra parte, y le era fácil llegar allí. Al entrar y ver la sala desierta, sus ojos se fueron rápidamente al cuaderno en una de las mesas, entrando silenciosamente a recogerlo. Tras un último vistazo a la sala, salió de ella, volviendo primero al palco de las valkirias para encontrar fácilmente el camino al Jardín de los Einherjer, pero al escuchar pasos, se quedó en una esquina escuchando las voces que venían.

 - Deberías dejar eso ya de lado... puedes matar a Tara.

 - Te he dicho que no puedo.

Las voces eran de un hombre y una mujer, pero sólo se escuchaban unos pasos.

Shuumatsu no Valkyrie - New EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora