6. Destino

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- Buenos días Khira.
- ¡Buenos días! - como cada mañana Khira llegaba puntual para cuidar de Emma hasta que yo volviera del trabajo. Mientras preparaba mis cosas para irme yo siempre le contaba qué tal había pasado la noche Emma, qué tenía para comer o sobre qué hora volvería. Khira ya sabía donde estaba todo y tenía toda la libertad de hacer o comer lo que quisiera en casa. Vi que esta vez había traído un libro que había dejado en la mesa.
- ¿Has empezado un libro? - le pregunté antes de irme.
- ¿Esto? - dijo señalándolo - Qué va, se lo he comprado a Merlín por su cumpleaños, tengo que envolverlo.
De pronto entré en pánico al recordarlo todo. Barrí la mesa con la mirada y ahí estaba: el sobre que Merlin había traído para Richard. Como era de esperar Richard no se había acordado y para hacerlo aún peor esos días estaba fuera de la ciudad y seguro que ni siquiera le había avisado. ¿Cómo no iba a plantarme a mí en mi cumpleaños si era capaz de hacérselo a su propio hijo? Podía imaginarme a Merlin esperando a su padre en la galería de arte preguntándose por qué coño lo habían traído al mundo si no le importaba ni a su padre.
- Mierda... - murmuré sin poder apartar la vista del sobre.
- ¿Qué te pasa? ¿Has olvidado algo? - preguntó Khira.
- No, yo no... pero Richard sí.
Le conté lo del sobre y el viaje de Richard. Le sugerí que fuera ella para que al menos Merlin no estuviera solo, pero me dijo que a ella esas cosas no le gustaban nada y que fuera yo. Al final iba a tener que gastar el único día de fiesta que me quedaba, ya fuera para cuidar de Emma si me quedaba sin canguro o para ir yo a la exposición. Al final llamé al trabajo y di la excusa de que la canguro no había podido venir y que me tenía que quedar con la niña y que para ello gastaría mi día libre. Sin tan siquiera cambiarme de ropa cogí el sobre y me fui corriendo a la galería de arte.

    Había estado lloviendo y la calle estaba encharcada, olía a tierra mojada y las hojas de los árboles formaban una alfombra compacta sobre la acera

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    Había estado lloviendo y la calle estaba encharcada, olía a tierra mojada y las hojas de los árboles formaban una alfombra compacta sobre la acera. Yo, vestida con mi falda de tubo y mis zapatos de salón, parecía una princesa sorteando charcos y hojas resbaladizas. Normalmente iba al trabajo en coche pero la galería estaba en el centro y era imposible aparcar, así que tuve que ir en metro. Me cerré el cuello del abrigo y aceleré el paso, sabía que Merlín estaría dentro esperando a su padre y no quería que se llevara una decepción aún más grande de la que ya se iba a llevar. Enseñé la invitación a la entrada y me quité el abrigo mientras andaba a pasos agigantados. Al fin localicé a Merlín, delante de unas fotografías colgadas en una pared. Hablaba con algunas personas pero cuando me vio se sorprendió tanto al verme que dejó de hablar con ellos. Las personas que lo acompañaban también giraron la cara para mirar en la misma dirección en la que miraba él, o sea, hacia mí. Me dio bastante vergüenza y me sentí observada durante más tiempo del que me abría gustado.
- Irene... qué sorpresa, no esperaba encontrarte aquí. - Merlin vestía un pantalón negro y un jersey de cuello alto del mismo color, lo que hacía que su pelo rojizo todavía resaltara más.
- Pues... ¡Sorpresa, supongo...! - no entendía por qué pero me sentía culpable por la poca cabeza de Richard. Tenía que estar arreglando sus problemas y encima me sentía más responsable de lo que él se sentiría jamás. - Feliz cumpleaños, Merlin. - le dije con una sonrisa amistosa.
- Ah... ya veo. Richard se ha olvidado, ¿no?  No sé de qué me sorprendo, si lo raro habría sido que hubiera acudido a la cita... Seguro que llega tarde diciendo que tenía una reunión. - dijo desanimado.
- De hecho... está de viaje, no volverá hasta mañana. - opté por ser sincera, ya no tenía que defender a Richard a capa y a espada, ya era suficientemente mayor como para asumir sus responsabilidades.
- Ah... que ni siquiera está en la ciudad... Genial. Un padre de puta madre. En fin, me da igual. ¿Sabes qué? Me alegro de que hayas venido. ¿Pero no tendrías que estar en el trabajo? - dijo observando mi atuendo.
- He pedido el día libre; me debían muchas horas extras, así que me he cogido el día a cambio. - expliqué. Merlin no dijo nada, solo me miraba como si fuera la primera vez que nos veíamos pero yo no entendía qué le causaba tanta sorpresa.

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