C A P Í T U L O 59

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_____ Williams.

Me desperté un tanto confundida y desorientada, los brazos de Dove me abrazaban por la cintura con firmeza.

Fue extraño, fue una situación tan rara, a pesar de que el toque de la rubia era cálido se sentía vacío y frío, no me gusta comparar pero no experimento ni siquiera una fracción de lo que sentía a despertar con Madelaine.

Sin tratar de hacer mucho ruido, delicadamente quite sus manos de mi cuerpo, salí de la cama y me dirigí afuera de la habitación, cuando estuve en la sala vi mi ropa tirada.

<<¿Qué carajos pasó?>>

Ayer comenzamos a beber luego de que confesaramos nuestras atracciones hacia la otra, y después perdí el conocimiento.

<<¿Nos habíamos acostado?>>

Busque mi teléfono por toda la sala hasta encontrarlo tirado en el suelo al lado de un sofá.

Apagado.

Busque un cargador por toda la casa hasta encontrar uno en el comedor, lo enchufe y al poco tiempo encendió.

Davina❤: 15 llamadas perdidas hace 13hrs.

Para haberme llamado tanto y enviado miles de mensajes debería ser urgente, hice clic en WhatsApp.

Mensajes: Davina❤.

Davina❤: ¿Dónde mierdas te metiste?

Davina❤: Tu mamá está mal, estamos en el hospital, su cáncer avanzo demasiado...

Me pasme al leer lo último, mis manos comenzaron a sudar y una punzada en mi pecho.

Agarre la ropa del suelo y comencé a ponérmela lo más rápido posible.

Cuando estuve lista, agarre el teléfono y salí de la casa, un taxi que pesaba cerca me llevó hasta el hospital.

Corrí hasta estar adentro de las instalaciones del horrible lugar, entre a a sala de esperar donde está D y ¿Mads?

<<¿Qué hacía aquí?>>

Me apresuré a ellas, cuando entre en su campo de visión, Davina se levantó de golpe del asiento.

—¿Dónde carajos estabas? ¿Por qué no contestabas el puto celular?—demando con molestia.

Madelaine al parecer estaba pendiente a nuestra pequeña conversación.

—L-lo siento, mi teléfono se quedo sin batería y...

—¿Estuviste bebiendo?—interrumpió.

Madelaine frunció el ceño.

—No. Bueno...sí, pero no es el caso—la castaña bufó—¿Cómo está?—inquirí.

—Tuvo un paro respiratorio...—relamio sus labios—Aún no sabemos nada.

Pase mis manos por mi cabello desordenandolo aún más.

—Te vez pésima—volvió a hablar.

—Gracias, seguí tu rutina—sonreí lobunamente.

Me senté al lado de Madelaine, D nos miro un rato.

—Iré por algo a la cafetería—le di un asentimiento de cabeza y se marchó.

Apoye mis codos en mis rodillas, con mis manos sostenía mi cabeza mientras miraba al suelo, tenía dolor de cabeza, y algunas ganas de vomitar.

—¿Dónde estuviste anoche?—la pelirroja se digno a pronunciar palabra.

Fruncí los labios y alce mi vista, me encontré con esos ojos marrones.

Me encogí de hombros—Por ahí—ella mordio su labio inferior y desvío la mirada—¿Por qué estás aquí?

—Davina me llamo, estaba preocupada, pensaba que estabas conmigo...cuando me contaron lo de tu mamá y que tú no aparecías decidí venir—comento.

Chasque la lengua—Ya estoy aquí, puedes irte.

Ella me miro con el ceño fruncido.

—No te necesitamos aquí, Madelaine—mencione tajante.

Ella giro los ojos.

—Que inmadura eres—asentí dándole una sonrisa lobuna.

Rendida, se levantó de la silla de metal y camino hacia afuera del hospital.

-

Luego de que Mads se fuera y Davina volviera con un café, nos sentamos a platicar, me interrogó sobre mi escapada ayer, le conté lo que había pasado con Madelaine y sobre Dove, me hecho un sermón sobre haberme acostado con ella, sin embargo, mi resaca era tan gigante que no le preste atención.

Llevamos casi cuarenta minutos sin saber nada de mamá, hasta que un doctor sale, me pongo de pie junto a mi mejor amiga.

—¿Tiene buenas noticias?—pregunte con preocupación.

Asintió—Aún no puede respirar bien por si sola pero...se pondrá mejor.

Un alivio recorrió todo mi cuerpo.

—¿Puedo verla?—cuestione.

—Claro, solo dame unos minutos—asentí dándole una leve sonrisa.

En minutos me indicaron su habitación, salí disparada para allá, me pare frente a ella, bese su cabeza con delicadeza.

—Lamento no haberme preocupado más por ti estas semanas...—susurré.

Recuerdos de ella y yo surgieron en mi mente, cerre los ojos con fuerza un instante, agarre su mano y levemente le di un apretón.

—Perdí a papá, perdí a mi hermana y temo que también perdí a Madelaine—menee mi cabeza mientras las lágrimas humedecian mis mejillas hasta mi mentón—.No puedo perderte a ti.

Me senté en un sillón a su lado y me quede un rato más ahí.

-

Después de unas horas volvimos a casa, mamá estaría en cuidados intensivos, me duche y baje a cenar.

Davina tenía todo servido, sopa y demás, sin embargo, yo no tenía tanta hambre, solo saqué un poco de cereal y me sente en el comedor.

—¿Quieres hablar sobre Madelaine?—cuestionó la castaña mirándome.

Suspiré hondo.

—La amo—afirmé—si ella escoge a Miles...la seguiré amando, lo suficiente para dejarla ir.

—¿No vas a luchar por ella?

—No, esta vez no, por una vez...solo me quedaré sentada sin hacer nada—relamí mis labios—Pero, en serio espero que me escoga a mí.

—Sabes que cuentas con mi apoyo ¿verdad?—mis ojos chocaron con su azul cálido.

Le sonreí—Lo sé.

Ella se fue, y yo no la busque.
Podemos decir que fue un empate.

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Me pierdo en tus ojos (Madelaine Petsch y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora