💌Capítulo 29💌

15 3 8
                                    

Cuando llegué a mi casa, le mandé fotos de las partituras a Axel con la finalidad de que me ayudara a escribir la canción

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando llegué a mi casa, le mandé fotos de las partituras a Axel con la finalidad de que me ayudara a escribir la canción. Me encanta la música y me emociona tanto que llegue el momento de cantar algo que yo misma creé.

El entusiasmo es tan grande que no pude dormir.

En la tarde, llegó mi vestido para la boda de la hermana de Axel. Mi mamá siempre es estricta al momento de contratar costureras: quiere un trabajo bien hecho y que sea entregado en menos de dos días.

—¡Es hermoso! Me recuerda a mi vestido de matrimonio. Sencillo, pero con clase. —Mi madre suspiró al recordar. Observó el vestido que estaba puesto en un maniquí.

—¿A eso le llamas sencillo? —cuestioné sorprendida. No voy a negarlo, la prenda era muy bonita; con una falda estilo sirena y un escote de corazón, sin mangas. Todo estaba lleno de brillos de un color rosa muy bajito.

—Es perfecto para la ocasión. Ahora, deberías irte a dormir. Mañana, deberás tener muchas energías que solo se obtienen con una siesta. Anda —ordenó mi madre. Obedecí sin problemas.

Esta fiesta tiene muchos aspectos negativos, lo cual, prefiero dejarlos de lado. Tenía planeado, conocer un poco más de Axel. Despejar mis dudas que tenía abandonadas, sobre si conoce a Rodrigo o también en la manera en la que nos conocimos. Espero que no siga derramando bebidas encima de las camisas de los demás.

Me terminaron de peinarme y dieron un último toque a mi maquillaje; no obstante, recién empezaba a despertarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me terminaron de peinarme y dieron un último toque a mi maquillaje; no obstante, recién empezaba a despertarme. Las ganas de mirarme al espejo eran nulas.

—No puedo creer que aún tengas sueño, Leyla, ya son la una de la tarde —renegó mi madre. Ella estaba sentada a mi lado.

—Pues, me despierto todos los días a las seis de la mañana. No puedo evitar no tener sueño en el único día que puedo levantarme a la hora que yo quiera —espeté. Aprecié mi reflejo. Tenía un intento de maquillaje natural; menos rubor es lo que quiero en estos momentos.

Rodé los ojos y me encaminé a mi habitación.

La sala de mi casa, estaba hecha un salón de belleza.

P.D. Simplemente te amo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora