Mansión Malcolm parte II.

178 25 124
                                    

Tenía muchas ganas de conocer la mansión completa. El señor Faddei me había enviado otro mensaje la tarde anterior para avisarme que tenía que estar afuera de mi casa, como siempre a las 5:00 de la mañana. Ya había salido, estaba totalmente cubierta con dos chaquetas negras de cuero, debido al frío, aunque la cabeza no la tenía tan cubierta.

Revisé el celular varías veces, el número de la hora que aparecía en la parte superior de la pantalla de mi móvil, cambiaba cada vez más rápido; hasta que se hicieron las 5:22.

Resoplé, no entendía por qué el señor Faddei tardaba tanto, la última vez había sido muy puntual. Las rodillas ya se me cansaban un poco, así que me senté en la orilla de los escalones de mi casa, mientras observaba como la luz tenue de los faros iluminaban la calle, pues el sol aún no hacía presencia en el pueblo.

El viento jugaba con mi pelo, moviéndolo de un lado a otro, parecía a un pequeño niño jugando con el cabello de su madre cuando está aburrido, aunque no solo hacia eso; sino que también rugía, rugía tan fuerte, como si estaba furioso o tratará de advertirme algo.

Entonces solté un suspiro, sonreí y me pasé la mano por el cabello, al ver como el auto negro del señor Faddei se aparcó al frente de mi casa. Me levanté, volví a sonreír, y así continúe con la sonrisa intacta en mi rostro hasta llegar a la puerta del auto y abrirla. Pero lo que ví o mejor dicho, la persona que vi, me dejó un poco impresionada y confusa.

Era un chico de unos dieciocho, diecinueve o veinte años tal vez. Estaba sentado en el asiento del piloto, dónde tenía que estar sentado el señor Faddei.

Su cabello era un poco corto, dorado y rizado, parecía perteneciente al pelo de un príncipe, sus ojos eran similares a unas grandes perlas verdes muy oscuras, por encima de ellas se alineaban sus cejas perfectamente, su cara era delgada, aunque se le sobresalía el mentón; solo un poco, sus labios eran delgados y carnosos, y poseían un color rosado muy claro. El muchacho también tenía puesta una sudadera gris, con el logo de la banda "The beatles" calcado en ella, un vaquero negro y unos converse del mismo color.

Supuse que me había equivocado de auto, aunque el vehículo era idéntico al del señor Faddei y era mucha coincidencia que lo hubiera aparcado justo al frente de mi casa, dónde me iba a recoger el señor Faddei. Pero entonces cuando mi mano tomó la acción de cerrar la puerta, escuché las palabras salir de la boca del chico.

—Hey, ¿Por qué cierras?, que mal educada.

Lo miré confundida—Disculpa, ¿Quién eres?—lo escaneé con mis ojos por un momento—¿Nos conocemos?—traté de sonar un poco odiosa, ya que eso era lo que hacía con los extraños, era como un hobby.

Él soltó una risita, yo le seguía enseñando mi mirada de rareza y confusión.

—Lo siento, que torpe—mostró una sonrisa. Debo admitir que su sonrisa era hermosa—. Soy Stephan, un gusto,—me ofreció la mano; pensé en rechazarla y di tres pasos atrás, hasta que volvió a hablar—el señor Faddei me mandó a buscarte, soy el...—pensó por un momento—se podría decir que soy el chófer de la mansión Malcolm.

Parpadeé. Ahora todo tenía sentido. Mis manos se empezaron a calentar por la vergüenza que había pasado en ese momento, la sangre se aglomeraba en mis mejillas. No sabía qué hacer, así que avancé y traté de tomar la mano rápidamente al chico que ahora tenía nombre, Stephan; pero al hacer esto, sin querer tropecé cayendo de culo en el suelo.

Siempre pasando vergüenza con personas que ni conoces.

—¡Oye!,—Stephan se alzó en el asiento, apoyando el brazo en el volante—¿Te encuentras bien?

Lo miré con una sonrisa fingida para no mostrar el dolor que ahora sentía en el trasero.

—Todo bien—dije con el culo aún en el suelo, y le enseñé el dedo pulgar.

CASS don't let it outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora