Dulce venganza

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Todo comenzó cuando Julia era muy niña su padre la abandono y dejó con su madre; quien se volvió a comprometer y su maldito padrastro quiso abusar de ella, le dijo a su mamá, pero nunca le creyó prefirió a ese hombre antes que a su hija.

Felizmente Julia conoció a Lena su chica ideal, dulce, amorosa se preocupaba por ella y la cuidaba; la pelirroja le dijo que escaparan y se fueran a otro país; donde ella tenía familiares. Julia fue a vivir con el amor de su vida y todo marchaba bien, pero Lena comenzó a cambiar ya no la trataba como antes, de todo la golpeaba y humillaba; trabajaba hasta tarde y ya no queria estar con ella; Julia sospechaba que andaba con otra pero no tenía la certeza.

Hasta que un día vino la mejor amiga de Julia, le contó que vio a Lena su esposa con una tipa rubia que vestía faldas (cosa que su esposa nunca le permitió) y las vio ingresando a un hotel, su mundo se venía abajo, pero decidio seguir con su esposa a pesar que sabía que la engañaba.

Lena siguió con su aventura; a veces no llegaba a dormir; llegaba oliendo al perfume barato de esa zorra. Se quedaba conversando toda la madrugada en su cara y si Julia protestaba, la golpeaba hasta dejarla inconsciente, su costumbre ya era golpearla y su cuerpo no resistía. Tenía que estar siempre cubierta, no recibía visitas, no podía salir; se sentía secuestrada en un país donde no conocía a nadie más que a su mejor amiga, quien logró contactarse con su familia y pedir dinero para regresarla a su país.

Cuando por fin tuvo el dinero, la pelinegra alisto sus maletas, su pasaporte y salió. Estaba llegando al bus cuando de pronto por atrás alguien la jalo de los cabellos y le dijo: "¿A dónde vas maldita? ¿Pensabas abandonarme? Tú eres mía eres de mi propiedad", Julia lloraba mientras ella la arrastraba hacía la casa y una vez dentro, la golpeo sin piedad, le corto el cabello y le dijo: "Para que no salgas maldita. Ni nadie pueda conocerte seguro que te ibas a ir con alguien. ¡Primero muerta te vas!"
Las heridas que la pelirroja le causo requerían de visitas médicas, ya que la azoto con una correa y las puntas había formado heridas que no cerraban. Fue constantemente al médico y le mentía, le decía mil cosas tratando de cubrir a su esposa por temor a que más le pudiera hacer.

Fue así como el doctor que la atendía, un hombre guapo y joven de aproximadamente 35 años, la trató con dulzura y cuidaba de ella. Julia se enamoró de él o eso creyó, nunca había recibido tanto amor y atenciones, pero en silencio. Sentía que él de ella, pero se mantuvo reservada hasta que ya concluyendo su penúltima cita, él se lo dijo: "Julia perdóname que te diga esto, pero deja de mentirme. He visto cientos de casos y sé que ella te hace todo esto. Déjala Jul, he llegado a conocerte en este tiempo y siento cosas por ti. Perdón que te lo diga, Julia eres una mujer hermosa en todos los sentidos"
No supo qué paso en ese momento que se fue del hospital, pero no quiso asistir más.
La pelinegra no dejaba de pensar en el doctor, pero también en su esposa, nunca le había sido infiel y no lo haría así que reprimió ese sentimiento.
Llegó a casa antes de la hora, escucho mucha bulla, gemidos, quejidos y era su esposa en su cama con su mejor amiga. La muy zorra que le había contado que la vio con otra, la muy perra que le decía que su esposa la engañaba, era con ella o con ella también, no sabía. Confundida y alterada por todo, cogió el arma, el revolver que su esposa misma le dio para protegerse cuando ella trabajaba.
Vivían en un lugar desolado, por eso casi nunca nadie escuchaba cuando la maldita la golpeaba, así que nadie escucharía si mataba a esas malditas ratas.
Primero fue a ella, la que decía ser su mejor amiga, Julia quería que Lena la viera muerta antes de morir y eso hizo. Las dos ratas voltearon a mirarla, la muy desgraciada intento cubrir su desnudez con la sabana. Le dijo: "Así que mi esposa me engaña con otra ¿no zorra? Mala amiga, desgraciada. Fingiste ayudarme y tú fuiste la que le dijo a mi esposa que yo me iba aquella vez".

No quería matarla rápido, así que le disparo en las piernas. Mientras ella se retorcía de dolor, su esposa quiso defenderla, le disparo en los brazos y el estómago, ella se retorcía en su delante pidiéndole que por favor parara, pero no podía si ya había comenzado debía de terminar esto y si iría a la cárcel por esas malditas, debía de ser una muerte memorable. Así que las dejo sufrir un rato, luego trajo gasolina, les echo mientras pedían por su vida, prendió un fósforo y adiós a esas malditas traidoras. Gozó viendo como morían esas cerdas y lo único que hizo en el momento fue llamar al doctor y contarle. Pensó en entregarse, pero él le dijo que no, que él la ayudaría, eso hizo él, era un experto en ver cadáveres, las metieron en bolsas y las llevaron a la morgue.

Hace unos días hubo un incendio por ahí y habían cuerpos sin reconocer en la morgue, en los que si estaban reconocidos él las incluyo, les cambio los nombres y fin. Nunca nadie supo como murieron esas malditas, hasta ahora todos piensan que Lena la abandono, nadie la busco, sabían que la maldita andaba con otra.
El doctor y Julia son buenos amantes, se aman, nunca la ha golpeado. Ella no sabe cuanto dure esta felicidad, pero pudo concretar gracias a él su macabra y dulce venganza...

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One shots - t.A.T.u.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora